Los investigadores pretenden bloquear las sensaciones de placer que produce la nicotina. También están desarrollando medicamentos contra la cocaína y la heroína.
De ser favorables las pruebas, la droga estará en el mercado en al menos dos años.
La idea de una vacuna para dejar el tabaco no es tan descabellada. Investigadores de la Universidad de California en San Francisco y de otras ocho instituciones iniciaron un amplio estudio sobre una vacuna que pretende bloquear las sensaciones de placer que produce la nicotina en los adictos. La vacuna podría estimular la producción de anticuerpos que capten las moléculas de nicotina y les impidan llegar al cerebro.
El programa para encontrar una vacuna contra la nicotina forma parte de una nueva oleada de investigación de vacunas contra sustancias adictivas. Investigadores y empresas farmacéuticas están investigando vacunas que generen anticuerpos contra la cocaína, la heroína y la metanfetamina. Según los científicos, aunque el ensayo de la vacuna contra la nicotina, llamada NicVax, concluya con éxito, el producto tardaría al menos dos años en llegar al mercado, según lo publicó el diario EL PAÃS.
Frank Vocci, director de la sección de farmacoterapias del instituto gubernamental que estudia el consumo de drogas, señala que se están estudiando otras dos vacunas posibles. Pero la NicVax, fabricada por Nabi Biopharmaceuticals, es la más avanzada. Vocci afirma que la FDA, el organismo estadounidense que autoriza los medicamentos y los alimentos, colocó el ensayo sobre la vacuna en la vía de aprobación rápida. «Eso significa que se darán prisa para efectuar la revisión y contestarán al patrocinador en un número determinado de meses», dice. «Se han centrado en ella y realmente pretenden sacarla adelante, porque sería un producto único».
Los beneficios económicos que obtendría la primera empresa que comercializara con éxito una vacuna contra la nicotina serían enormes. Una vacuna eficaz podría tener un papel importante a la hora de reducir el tabaquismo en todo el mundo, comenta Vocci, que calcula que las tasas de tabaquismo actuales provocarán más de 1.000 millones de muertes en el siglo XXI.
Las investigaciones demuestran que a 7 de cada 10 fumadores les gustaría dejarlo, pero la enorme mayoría de los que lo intentan acaban recayendo. Aunque se calcula que el mercado de terapias para dejar de fumar supera los 800 millones de euros al año, muchos siguen fracasando en sus intentos de dejarlo incluso usando los productos a su alcance, y las tasas de éxito a largo plazo alcanzan un máximo de aproximadamente el 20%. «El periodo crítico es el que va de cuatro semanas a un año de abstinencia», comenta Víctor I. Reus, catedrático de psiquiatría de la Universidad de California, en San Francisco, y principal investigador del estudio NicVax. En caso de que la vacuna ayude a los fumadores a dejarlo, dice Reus, una cuestión fundamental será si las dosis de recuerdo podrían ayudar a evitar la recaída.
El efecto clásico de la nicotina se produce cuando la molécula de esta sustancia, transportada por el torrente sanguíneo, cruza la «barrera hematoencefálica» y llega a receptores cerebrales específicos. La nicotina en sí no provoca en el organismo una respuesta inmunológica, como ocurre en el caso de los virus y las bacterias causantes de enfermedades. Los anticuerpos contra la nicotina generados por NicVax son proteínas que se adhieren a la molécula de nicotina. Como el compuesto resultante es demasiado grande para cruzar la barrera hematoencefálica, se espera que la vacuna disminuya o elimine el placer asociado con aspirar un cigarrillo. Se cree que la falta de refuerzo fisiológico positivo para fumar reducirá el ansia de nicotina que hace a los fumadores fracasar en sus intentos de abandonar el vicio.
Las terapias más extendidas en la actualidad son los productos sustitutivos del tabaco, como los parches y los chicles de nicotina, diseñados para calmar al fumador administrándole al cuerpo dosis mínimas de nicotina permanentes que sustituyen a las subidas bruscas proporcionadas por el tabaco.
El actual estudio comprobará las dosis de vacuna y las secuencias de cuatro o cinco pinchazos; algunos de los participantes recibirán un placebo. Está previsto que en total participen en el ensayo 300 personas. Otros centros implicados son la Universidad de Minnesota, la Universidad de California en Los Ángeles, y el Massachusetts General Hospital.
Los anticuerpos producidos por una inyección de NicVax duran aproximadamente un mes, comenta Reus. Las secuencias de pinchazos múltiples están pensadas para ampliar en muchos meses la respuesta de los anticuerpos, aunque al final el cuerpo dejará de producirlos, dice. El objetivo de los ensayos anteriores de la NicVax no era tanto demostrar su eficacia como evaluar la seguridad y los niveles de dosis de las vacunas; pero los investigadores encontraron una alta tasa de abandono del hábito a corto plazo.
Thomas E. Rathjen, portavoz de Nabi Biopharmaceuticals, piensa que los resultados del estudio estarán disponibles el año que viene. Pero aunque resulten prometedores, la empresa deberá efectuar el ensayo definitivo antes de poder solicitar la aprobación de la FDA.