Pese a las inclemencias climáticas, las poblaciones costeras se mantienen expectantes frente a la futura evolución de la riada y a lo que pueda ocurrir con las posibles precipitaciones.
En la víspera, el río frente a San Javier registró un incremento en su nivel de tan sólo 1 cm, mientras que en las últimas 24 horas creció 6 cm, alcanzando una marca de 7,02 m.
Si bien hasta el momento la actual crecida puede ser considerada como ordinaria, mientras no se produzca una definición en los puertos de referencia como lo son Iguazú y Corrientes, es muy difícil pronosticar lo que nos puede deparar el río en esta oportunidad en la zona de la costa.
Es sabido que estos fenómenos hídricos dejan secuelas de cuantiosas pérdidas materiales y si bien hasta ahora el gran perdedor ha sido el ganadero que cría sus animales vacunos en las islas, una espada de Damocles está pendiente sobre los productores agrícolas ya que sus plantaciones pueden verse afectadas directa o indirectamente por la crecida.
En forma directa porque si el nivel del río continúa incrementándose, se verían afectados los cultivos de soja, arroz y de otras especies, como así también viviendas rurales, complejos turísticos y establecimientos educativos ubicados al este de la ruta provincial Nº 1, desde Cayastá hasta San Javier.