Murió el 16 de agosto de 1977 a los 42 años. Su voz quedará grabada en la historia de la humanidad. Decenas de miles de aficionados de la música de Elvis Aaron Presley se han dado cita esta semana en Memphis, Tennessee, para rendir tributo a «El Rey», a 30 años de su muerte. El pináculo de homenajes será mañana jueves con una vigilia a la luz de las velas en Graceland, la archifamosa mansión de blancas columnas, donde fue sepultado el rey, quien falleció el 16 de agosto de 1977, a los 42 años, tras años de lucha con la obesidad y una adicción a las drogas.
Bustos con su imagen, guitarritas, «pins», muñecos danzarines, CDs y posters, entre otros objetos, ya han sido puestos a la venta en las calles de Memphis en tributo a la leyenda, cuya imagen póstuma se ha convertido en una de las más redituables de la música.
Elvis definió lo que era ser una estrella pop, y su andar y forma de cantar son copiados por imitadores pero también por líderes de bandas en todo el mundo.
Elvis Aaron Presley fue el muchachito pobre que tuvo éxito, el niño blanco que puso de moda la música negra, el símbolo sexual que era un niño de mamá, el rebelde que siguió siendo patriota, la estrella que murió joven, luego de que la fama y la fortuna lo arrastraran a las drogas y la depresión. «Elvis es la mayor fuerza cultural del siglo XX», dijo en una ocasión el compositor estadounidense Leonard Bernstein, autor de «West Side Story». «Introdujo el ritmo a todo: música, lenguaje, vestimenta, es toda una nueva revolución social».
Unos 600.000 fanáticos llegan cada año a Memphis, donde Elvis grabó sus primeras canciones, donde vivió y donde se encuentra su tumba.
Aunque Elvis no fue el primero en mezclar «blues» y «country» -estilos musicales segregados por las mismas fuerzas sociales que mantenían apartados a los negros del sur de los blancos- fue el primero en popularizar el rock ‘n roll con su exitosísimo «Heartbreak Hotel» en 1956.
El rebelde amenazante
En una época en la que los adolescentes comenzaban a desafiar la autoridad de sus padres, con una belleza y carisma irresistibles Elvis era un rebelde y una amenaza: en su primera aparición en un programa televisivo fue filmado de la cintura para arriba para evitar emitir sus «obscenos» movimientos de pelvis.
Pero Elvis también hizo sin protestar su servicio militar de dos años en Alemania, y era un cristiano devoto.
Poco a poco, sin embargo, el rey del escenario ganó peso, se sucedieron las películas mediocres y el kitsch, y Elvis se entregó a las drogas y la depresión. Pero eso no impidió que produjera todavía clásicos como «In the Ghetto» o «Suspicious minds» antes de morir de una crisis cardíaca en el baño de su casa.
Y 30 años más tarde, Elvis sigue siendo el artista solista más exitoso de la historia, con más de mil millones de discos vendidos en todo el mundo. Con ganancias anuales estimadas en 40 a 50 millones de dólares, actualmente recauda más dinero que cuando estaba en la cúspide de su carrera.
Tributo al rey
Y las estrellas que lo siguieron siguen rindiendo tributo al Rey.
«Antes de Elvis no había nada», dijo en una ocasión John Lennon.
«Elvis cambió todo. Musicalmente, sexualmente, políticamente», estimó por su parte el cantante de U2, Bono.
En 2002 lideró las listas de éxitos, previo al 25 aniversario de su muerte, luego de que una nueva versión de su «A Little Less Conversation» fue utilizada por Nike en su campaña para la Copa del Mundo.
Para el trigésimo aniversario de su muerte, las tiendas ofrecen colecciones de CDs y ediciones especiales de películas en DVD, mientras Graceland se prepara para una completa renovación de su complejo turístico.
Treinta años después de su muerte, las teorías conspirativas no han cesado y regularmente aparecen testigos que afirman haberlo visto vivo. El encantamiento en torno a Elvis y su leyenda vive más que nunca.
El mito sobrevive
«El Rey» sigue despertando el fervor del público mundial y protagonizando lanzamientos editoriales y musicales con los que recordar la figura de un hombre que cambió con su actitud y sus caderas el destino de la música popular.
Fue la misma vida la que decidió que fuera único desde los primeros momentos de su existencia -su hermano gemelo murió poco después de nacer-, como también lo hicieron canciones convertidas con el tiempo en patrimonio universal.
Fue ídolo de ídolos -cuando The Beatles viajaron a Estados Unidos sólo quisieron conocerlo a él- y figura de la compañía discográfica RCA.
Otros ya eran grandes, como Chuck Berry o Frank Sinatra, pero su movimiento de caderas le granjeó el apodo de la Pelvis, con la que «retaba a la América bien pensante de los años 50 y 60».
Este cúmulo de casualidades -él no premeditó nada- lo convirtieron en el primer fenómeno social nacido de la música, cuya fascinación en el público perdura hasta el día de hoy, explica Javier Márquez, autor del libro «Elvis. Corazón solitario».
A pesar de estar en lo más alto, Elvis no encontraba sentido a la vida. Y es que «el mito de Elvis había matado a la persona antes de su propio fallecimiento», apunta Márquez acerca del cantante, hombre de una profunda religiosidad que mantuvo sus necesidades espirituales hasta el final de sus días, cuando la ingesta de pastillas y tranquilizantes era masiva.