El mal clima y los caminos rotos obstaculizaban el trabajo de los socorristas para rescatar a las víctimas del sismo; asciende a casi 12 mil la cifra de muertos. Los socorristas trabajaron durante toda la noche.
Fuertes lluvias y caminos destrozados obstaculizaban hoy los esfuerzos de los socorristas para acceder a las áreas más afectadas por el sismo que sacudió ayer a China, el peor en tres décadas, y que ya se cobró la vida de 11921 personas, según los últimos balances del gobierno.
En tanto, los reportes de medios estatales indicaban que el número de muertos posiblemente se eleve, dado que miles de personas, se estima que permanecen bajo los escombros en el área de Mianzhu, en la provincia de Sicuani. Además, las tropas de rescate pudieron llegar recién hoy al condado de Wenchuan, epicentro del sismo.
El jefe del operativo de socorro del Ministerio de Asuntos Civiles, Wang Zhenyao, dijo en una conferencia de prensa que la cifra de muertos es hasta el momento de 11.921. Las cifras de muertes en diferentes áreas son estimaciones oficiales, dada la falta de acceso a las zonas más castigadas y la imposibilidad de hacer un recuento certero de los cadáveres sepultados por los edificios que colapsaron, destacó.
Por su parte, el primer ministro Wen Jiabao, de visita en Sichuan, ordenó a las tropas que limpiaran los caminos a Wenchuan, un área de colinas ubicada a una distancia de 100 kilómetros de la capital provincial Chengdu. Pero las lluvias y la nubosidad sobre una provincia famosa por sus reservas de pandas gigantes significaban que los helicópteros enviados aún no podrían aterrizar.
En Dujiangyan -a mitad de camino entre Chengdu y el epicentro del sismo- el escenario era de devastación, con edificios reducidos a escombros y cadáveres esparcidos por las calles, algunos sólo parcialmente cubiertos. Los soldados y las ambulancias recorrían las calles, y los camiones militares diseñados para transportar cargas pesadas ya estaban en el lugar.
Los rescatistas trabajaron sin descanso durante la noche, retirando cadáveres de casas, escuelas, fábricas y hospitales derruidos por el sismo, que desde Sichuan se propagó por gran parte del sudoeste de China.
En Chengdu, muchos residentes durmieron en sus autos, temiendo más temblores en una ciudad donde al menos 45 personas murieron y 600 resultaron heridas. Las autoridades estaban evacuando hoteles y grandes edificios. «No puede desperdiciarse ningún minuto», declaró Wen, un geólogo local que coopera en las tareas de rescate.
El sismo inicial, que el Centro Geólogico de Estados Unidos informó que era de 7,8 grados en la escala de Richter fue seguido por una serie de réplicas de diversa intensidad que sacudieron el área durante la noche. Su fuerza se sintió a través de gran parte de China y remeció edificios en Pekín y Shanghai e incluso en la capital de Tailandia, Bangkok.
El terremoto que sacudió ayer a China es el más devastador que afecta a ese país en los últimos 32 años, desde que en 1976 un sismo en el noreste del país causara la muerte de hasta 300.000 personas. Entonces, como ahora, el Partido Comunista mantuvo un estricto control de la información y la extensión del desastre.