El equipo santafesino jugó un muy pobre partido en ofensiva, en un partido lleno de imprecisiones y jugado con mucho nerviosismo. Juan Arraya, en el complemento, convirtió el único gol para el Lobo, que sigue en Primera División. Los minutos previos al encuentro tuvieron como protagonistas excluyentes a los hinchas de Unión, que colmaron las zonas que para ellos dispusieron las autoridades locales.
Una gran cantidad de santafesinos se encontraba fuera del estadio, sin entrada, esperando algún gesto solidario que les permitiese entrar. Se calculaba en 2.500 personas, aproximadamente, al impresionante marco que le puso el tatengue a su sueño de ascenso, en el lejano Jujuy.
En lo que se refiere estrictamente al partido, el mismo comenzó unos minutos más tarde porque particulares y algunos allegados a los respectivos cuerpos técnicos que no estaban habilitados para estar dentro del campo, se encontraban en la zona de los bancos de suplentes.
El comienzo fue muy irregular, con ambos equipos tratando de afirmarse en el campo y organizar su juego. Los esquemas en el terreno no mostraron ninguna sorpresa: Unión se paró con el habitual 4-3-1-2, mientras que Gimnasia pobló el mediocampo (al igual que en Santa Fe) con el dibujo 3-4-1-2.
Unión fue el que mejor manejó la pelota en los primeros minutos, principalmente por el sector derecho, donde intentaron combinar Fontana y Zapata, juntándose a ellos Flores. Sin embargo, las imprecisiones dominaron las acciones, con la pelota que parecía quemar en los pies, en la tensión propia de una final.
Los primeros diez minutos mostraron esta realidad, con la pelota viajando más por el aire que recibiendo el buen trato contra el piso. En este aspecto, además de los nervios que involucra un partido de estas características, también tuvo incidencia el mal estado del campo de juego.
Apenas una tibia iniciativa
La primera aproximación del rojiblanco fue a los 14 minutos cuando, tras un tiro libre de Marcos Torres, cabeceó hacia el arco Marcos Flores, pero la pelota se fue por un costado, controlada por el arquero Nereo Fernández.
El partido continuaba siendo muy trabado, con los jugadores apretando en cada rincón, sin dejar espacios para su rival, pero en contrapartida, tampoco lograba ninguno generar una situación asociada que marque el desequilibrio.
A los 17 minutos llegó la más clara, con una pared de contragolpe entre Zapata y Pereyra, que el delantero quiso definir pisando el área, pero lo hizo tan mal que el balón terminó en un lateral de la cancha.
Lo mejor de Unión sigue mostrándose por el sector derecho, cuando logran avanzar con pelota dominada los volantes. En tanto, Gimnasia sólo se acerca a través de remates de larga distancia, que no fueron peligrosos.
Sobre los 20 minutos, el técnico de Unión Claudio Gugnali fue expulsado por el árbitro Diego Abal, tras protestarle una supuesta falta a Zapata. Esto generó un parate en el partido, ya que el entrenador, antes de irse, se metió en el terreno para seguir recriminándole a Abal, hasta irse acompañado por Renzo Vera. Dos minutos después, fue amonestado en forma innecesaria Zapata, por tirar la pelota lejos en un lateral.
A los 29 minutos, un remate de Yacob, que pasó sorpresivamente al ataque, rebotó en un defensor de Gimnasia y le quedó a Marcos Flores quien, solo y dentro del área, quiso pegarle de primera, cuando pudo haber parado la pelota, y su disparo se fue muy lejos. Fue la situación más clara del partido hasta ese momento.
El encuentro siguió desarrollándose en la intrascendencia, con exceso de imprecisiones. A los 39 hubo una muy buena conexión entre Pereyra y Flores, sobre la zona izquierda, que terminó con el centro de éste último que no alcanzó a conectar bien Zárate de cabeza.
Sobre el final, Miramontes llegó al borde del área con pelota dominada y remató al arco, pero sin la fuerza necesaria como para complicar a un Aseff que controló sin problemas.
Así se fue el primer tiempo, con escasas situaciones en ambos arcos, aunque las críticas son mayores para el local, que ni siquiera se acercó una vez con real peligro al área rival. Unión se mostró muy sólido atrás, con una tarea del capitán Mosset que no mostró fisuras. En ofensiva, lo poco que pudo generar el rojiblanco se vio por la derecha, cuando se pudieron juntar Zapata y Pereyra, más algún desborde de Fontana. Poco de Marcos Flores, que no logró ser el conductor del equipo, en un partido donde predominaron los nervios y ninguno quiso arriesgar lo mínimo, lo que devino en la pobreza que marca el justo resultado: 0 a 0.
Un cambio fundamental
Disconforme sin dudas con el muy pobre rendimiento de su equipo en el primer tiempo, el técnico Omar Labruna decidió realizar un cambio en el entretiempo, precisamente en el puesto clave de armador. Así, ingresó Fabio Pieters por Matías Miramontes, lo cual sería determinante para el posterior devenir del partido.
El arranque del complemento mostró a un conjunto local que por primera vez quiso apropiarse del trámite, mostrando algunos desbordes por la izquierda, los cuales igualmente no llevaron ningún peligro al área tatengue, muy bien custodiada por una defensa de un perfecto desempeño.
A los 12 minutos llegó la jugada más clara para el local, cuando un tiro libre fue conectado de cabeza por un solitario Loeschbor, pero el balón salió por arriba del horizontal. Gimnasia dominaba el traslado de la pelota, parado en forma más decidida en el terreno tatengue, apoyado en una mayor movilidad de Pieters, que ingresó con más convicción para asociarse con sus compañeros. De esta forma, el Lobo consiguió varias faltas en las inmediaciones del área rival, que terminaron con centros que fueron bien defendidos por la zaga rojiblanca.
La intrascendencia en la cual se estaba desarrollando el partido, aunque se había mostrado alguna mejoría en el funcionamiento jujeño, hizo que el técnico Labruna recurriera al segundo cambio, por lo que ingresó, a los 18 minutos, Juan Arraya por Luis Escalada.
A los 22, un tiro libre de Serrizuela no pudo ser conectado ni por Pereyra ni por Zárate, en lo que parece constituir la única posibilidad abierta para alguno de los equipos: llegar al arco en una jugada con pelota detenida. En el mismo minuto, llegó la primera modificación del tatengue, con la salida del inexpresivo Marcos Flores y el ingreso de un delantero de área como Fernando Márquez.
El desnivel jueño
Y a los 24 llegó una jugada de otro partido, en la que brillaron los cambios que introdujo Labruna: excelente movimiento de Pieters, que llegó con esfuerzo al fondo y mandó el centro al medio, donde apareció solo Juan José Arraya para empujarla, de cabeza, al fondo de la red.
Inmediatamente, el técnico local sumó otro jugador más de marca al mediocampo, al entrar Diego Mateo por César Carranza.
Otra vez Fabio Pieters fue el principal protagonista en ofensiva para el Lobo, cuando a los 32 se escapó por la izquierda y sacó un remate ingresando al área, que logró sacar al córner Renzo Vera.
Un minuto después, se generaron disturbios entre algunos jugadores de ambos equipos, lo que determinó que el árbitro Abal le sacara la tarjeta roja al capitán tatengue Marcelo Mosset y al volante local Marcelo Quinteros. También fue amonestado en esa jugada Martín Zapata. Esta expulsión de Mosset determinó que el cuerpo técnico frenara el cambio que estaba a punto de realizarse, puesto que se preparaba para ingresar Germán Weiner.
Un final sin sobresaltos
El partido entró luego en la realidad que más le convenía a Gimnasia: se aplastó aún más el trámite y Unión se repitió en un único recurso: el pelotazo al área, que siempre fue bien resuelto por un sobrio Nereo Fernández.
Así se fue el resto del encuentro, en la total intrascendencia por parte de un rojiblanco que estaba obligado a convertir dos goles para cambiar la historia, pero que nunca consiguió generar siquiera una situación de peligro en todo el transcurso del segundo tiempo.
Sobre el final, otra vez apareció Fabio Pieters, quien colocó un preciso pase para Pérez Castro, que ingresando al área remató muy desviado. También lo tuvo Ricardo Gómez, que tiró un centro pasado que superó el horizontal defendido por Aseff.
Sin tener que superar ningún tipo de preocupaciones defensivas llegó el final del partido para el equipo jujeño, que con esta victoria se aseguró una temporada más en la máxima división. Unión jugó el partido que le convino a su rival, con un trámite muy trabado, muchas imprecisiones y un nerviosismo general que superó quizás la reacción de algunos jugadores. En defensa tuvo un rendimiento aceptable, más allá de que el ingreso de Pieters fue clave para torcer la historia a favor del local, pero en ofensiva fue nula la creatividad rojiblanca, que no logró ni siquiera en una ocasión poner a un jugador cerca del arquero Nereo Fernández.
Pasó así la posibilidad para Unión de lograr el ascenso, aunque su gente despidió al equipo con aplausos, en una jornada que dejará como recuerdo precisamente a ese destacable éxodo de hinchas, que coparon con más de 2.500 personas a la lejana ciudad del norte del país.
Unión dejó pasar su gran oportunidad
Fuente ElLitoral.com