La ex rehén hizo mención especial a la presidenta Cristina Kirchner al hacer el llamado; además, reclamó a Chávez y a Correa recomponer las relaciones con Colombia; antes se había reencontrado con sus hijos y su hermana.
Tras el espectacular rescate llevado adelante ayer por el Ejército de Colombia que permitió su liberación, Ingrid Betancourt llamó hoy a crear un liga de países para impulsar la liberación de los secuestrados y llamó a Chávez y a Correa a recomponer las relaciones con Uribe, tras el emotivo reencuentro con sus hijos y su hermana, quienes viajaron desde París en un avión oficial junto a su ex marido, Fabrice Delloye, y el ministro de Exteriores galo, Bernard Kouchner.
La ex candidata presidencial liberada ayer dijo que es necesario convocar a otros «actores regionales» en busca de la liberación de los demás rehenes en poder de las FARC, y mencionó como ejemplo a la presidenta Cristina Kirchner.
«Pero como decía ayer, con el entendimiento de que nos ayuden a la liberación de los secuestrados no a fortalecer la guerra en Colombia. Eso quiere decir que nos ayuden a que los cambios que se quieran dar en Colombia los demos por vía democrática empujando a las FARC», expresó Betancourt.
En tanto, Betancourt hizo un llamado a los mandatarios de Venezuela, Hugo Chávez, y al de Ecuador, Rafael Correa, para mejorar sus relaciones con el gobierno colombiano en pos de la cordialidad regional y por lo rehenes aún retenidos por las FARC.
«Les hago un llamado al presidente Chávez y al presidente Correa para que nos ayuden a restablecer vínculos de amistad, de fraternidad de confianza con el presidente Uribe, eso creo que es una etapa esencial para que podamos vislumbrar nuevas liberaciones unilaterales», comentó.
Visiblemente emocionada, Betancourt no se contuvo y una vez abierta la puerta del avión subió apresurada las escalinatas y abrazó a sus hijos. «No sé qué les dije, creo que lloré, creo que los abracé. Sí les dije que estaba bellos, les dije que estaban grandes, les dije que me iban a tener que soportar porque me iba a comportar como un chicle y que me los iba a comer a besos», dijo emocionada.
«Después de 7 años de no verlos, esto me imagino que es el paraíso (?) Le doy gracias a Dios por este momento, son mis niñitos, son mi orgullo, mi razón de vivir, mi luz, mi luna, mis estrellas, por ellos seguí con ganas de salir de la selva, por volverlos a ver», agregó la ex rehén de las FARC.
«Estoy muy orgullosa de ellos porque ellos lucharon y crecieron solitos, y dieron una batalla en la que sacaron los recursos del fondo de su alma», subrayó, y resaltó que agradece tener la posibilidad «de sentirlos, de tocarlos, de mirarlos, tan diferentes y tan parecidos, tan bellos».
Por su parte, su hija Melanie sañeló que «siempre» temieron «un rescate militar por los riesgos». «Ahora que vivimos esta felicidad queremos disfrutarla y vamos a seguir luchando por la libertad de los otros rehenes», destacó, sin embargo.
Melanie y Lorenzo Delloye, sus hijos de quienes fue separada el 23 de febrero de 2002 cuando eran adolescentes, arribaron a un aeropuerto en las afueras de Bogotá poco después de las 8.30 hora local (las 10.30 de la Argentina) junto a la hermana de la ex rehén, Astrid Betancourt, y su ex marido, entre otros diplomáticos. Además, en la delegación viajó un grupo de médicos, encabezados por el jefe médico del Elíseo, para poder examinar a la ex candidata presidencial colombiana, que tiene también la nacionalidad francesa.
El avión, un Airbus A319 que fue puesto a disposición por el presidente Nicolás Sarkozy, había partido a la medianoche del país galo hacia Bogotá desde el aeropuerto militar de Villacoublay, en las afueras de París, hizo una escala en las islas Azores y fuentes de la presidencia francesa indicaron que probablemente será el utilizado para que Betancourt viaje a Francia.
El Elíseo indicó que Nicolas Sarkozy habló anoche por teléfono con Betancourt y que también lo hizo la esposa del presidente francés, Carla Bruni, a quien Ingrid agradeció que participara el 6 de abril en la «Marcha Blanca» organizada en París para reclamar su liberación, y en la que también estuvo la presidenta Cristina Kirchner junto a varios miles de personas.