Hay preocupación por la falta de lluvias. Al 8 de agosto el área implantada con trigo de todo tipo totaliza 4,19 millones de hectáreas, el 92% de las 4.550.000 hectáreas proyectadas.

El avance intersemanal fue de tan solo 2,4 puntos porcentuales equivalentes al agregado de 110.000 hectáreas, cultivadas mayoritariamente en el sudeste de Buenos Aires. Las lluvias registradas durante el fin de semana, ralentizaron las coberturas en esta región impactando sobre el avance nacional. En este contexto restan sembrar algo más de 360.000 hectáreas para completar la proyección tentativamente estimada, de las cuales el 87% se localizan en la mencionada región y porcentuales menores en el centro bonaerense y en el centro sur de La Pampa.

La ausencia casi total de lluvias en el centro norte de la región agrícola triguera causa preocupación en los productores, particularmente en Santa Fe, Córdoba y parcialmente en el norte de Buenos Aires y Entre Ríos, donde este hecho podría alterar fases de mayores exigencias hídricas como la encañazón, afectando la potencialidad de los rendimientos. Es en la siembra temprana correspondiente a las variedades de ciclos largos donde se advierte la necesidad de un buen aporte hídrico.
El «veranito» durante algunas jornadas en los meses de junio y julio aceleró el desarrollo y tienden a encañar en condiciones restrictivas de humedad cuando justamente en esta fase aumentan los requerimientos hídricos. En este escenario los ciclos intermedios y cortos en expansión de hojas, con menores exigencias de humedad resisten mejor.
De todos modos se advierten cultivos seriamente comprometidos en el norte de Córdoba y en algunas regiones del centro y norte santafesino (disminuciones en el número de plantas por unidad de superficie y número de macollos). Mejores lluvias en el centro sur y en el oeste de Buenos Aires, dan un panorama más alentador. Un denominador común en esta campaña es el «ajuste» en el nivel de fertilización y en algunos su abandono buscando la disminución de los gastos. Los mapas comparativos de reservas de agua útil en el suelo muestran claramente la dimensión de las restricciones hídricas de esta campaña a igual fecha del año anterior.
El sudeste de Buenos Aires, donde las siembras pueden extenderse hasta los primeros días de septiembre, la labor sigue demorada por los excesos hídricos, no solo por las precipitaciones sino también por el efecto que producen las heladas, formando escarchas superficiales y que luego al derretirse agregan agua a la cama de siembra complicando la implantación. Se siembran ciclos intermedios y en pocos días se pasara a cubrir las últimas superficies con ciclos cortos, aunque preocupa su escasa oferta. Debe recordarse que en la campaña pasada las heladas ocasionaron disminución en el poder germinativo. El atraso regional alcanza a seis puntos porcentuales respecto a similar fecha del año anterior.
En Balcarce se estima un 90% lo cubierto sobre un área intencionada 10-15% menor a la zafra pasada. Las emergencias son buenas y los cuadros más adelantados en V2-V3. En Lobería la demora es mayor, en tanto en Necochea estaría en sus tramos finales. En Benito Juárez reportan un 70-80% lo ya implantado, complicándose la superficie restante con ciclos intermedios y con ventana de siembra hasta mediados de este mes por excesos hídricos, luego de la cual seguirían con variedades de ciclo corto. Sin tanto retraso, pero sin concluir aún las coberturas, progresa lentamente la siembra en Tandil. Comentan la escasez de semilla de ciclo corto y un menor nivel de fertilización. Si bien su uso es generalizado, reducen la fosforada, esperando que los cultivos la tomen de la inmovilizada en el suelo.