La selección venció 2-1 a Uruguay, con tantos de Messi y Agüero. Fue importante la labor colectiva del equipo, que quebró una racha de cinco partidos sin victorias y consiguió aire. La Argentina volvió a ser la Argentina.

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Tras deslucidas actuaciones que llevaron al seleccionado a una racha de cinco partidos sin victorias en las Eliminatorias, el conjunto de Alfio Basile logró hoy cambiar su imagen con una actuación convincente colectivamente.

Por la novena fecha, el seleccionado nacional venció 2-1 a Uruguay, en el Monumental, y consiguió algo de aire y confianza, atributos que estaba necesitando para afianzarse en el torneo continental rumbo a Sudáfrica 2010.
Con un rendimiento colectivo superior al de las últimas presentaciones, donde las individualidades jugaban mayoritariamente aisladas, el equipo del Coco tuvo en el ataque -Riquelme, Messi, Agüero- a un u tridente ofensivo bien ensamblado, bancado por la habitual solvencia de Mascherano en el mediocampo.
Con un juego vertical y, de a ratos, vertiginoso, la Argentina impuso su ley y obligó a Uruguay a adaptarse a su ritmo. Nunca le cedió la iniciativa y siempre propuso. Tuvo un rendimiento claramente superior en la primera mitad, con un complemento menos lujoso y más sacrificado.

El partido

El vértigo inicial que puso la Argentina fue demasiado para Uruguay. El equipo de Coco Basile propuso un pressing en campo rival y dinámica en la ofensiva.
Así fue que, con sólo cinco minutos jugados, Carlitos Tevez inició un ataque que desorganizó a la defensa uruguaya. Juan Román Riquelme, con algo de suerte, capturó el balón afuera del área grande y envió un centro sorpresivo a Lionel Messi, que entró solo por el segundo palo para abrir la cuenta de cabeza.
La Argentina no le dio tiempo a Uruguay para recuperarse del golpe inicial y, a los 13, le asestó otro gol. Esta vez fue Cambiasso el que apareció para cabecear al poste -centro de Tevez- y dejarle al Kun Agüero un rebote de frente al arco y aumentar la cuenta a dos.
El equipo de Oscar Tabarez frenó la sangría intentando tocar por lo bajo y cortándole el circuito de ataque a la Argentina, que tuvo un tridente ofensivo muy aceitado en el comienzo, y siguió en comando del match, pero sin la misma contundencia del inicio.
Cuando el resultado parecía sellado en el primer tiempo, una desatención defensiva de la Argentina permitió a la Celeste descontar inesperadamente. A los 39 minutos, una desconcentración permitió que Diego Lugano descontara, tras un centro desde la derecha, y dejar a la visita no tan preocupada de cara a la segunda mitad.
Si el complemento no tuvo goles ni demasiada acción fue porque el desarrollo se volvió áspero, disputado y con mucha fricción. Hubo ocho amonestados en la segunda parte, con un arbitraje muy malo del paraguayo Carlos Torres.
La lucidez que tuvo la Argentina en el inicio se suplió con mucho sacrificio en la marca durante el complemento,y serenidad para aguantar el resultado. La labor de Mascherano y de Tevez fueron las más destacadas en un partido que no tuvo una figura definida.
El triunfo, además de los tres puntos, le dio al seleccionado la posibilidad de cortar una racha negativa que no hacía más que sembrar dudas en el equipo.