Con el adelantamiento de una hora en los relojes que se pone en marcha desde la medianoche del sábado, en el país habrá dos husos horarios, al menos hasta el tercer domingo de marzo del año próximo debido a la decisión de las provincias del oeste del país de mantener el huso actual. No está mal, si se advierte que son dos y no uno los husos horarios que atraviesan la Argentina: su parte continental se extiende a lo ancho entre los meridianos de 53 grados 38 minutos y de 73 grados 34 minutos Oeste, lo que da una diferencia de 20 grados, que equivalen a más de una hora.
En otras palabras: puesto que la Tierra gira de Oeste a Este a razón de 15 grados por hora, a la parte Este le correspondería, en consecuencia, tener una hora de adelanto respecto del Oeste.
Sin embargo, cuando Argentina adhirió en 1920 -por decreto de Hipólito Irigoyen- al Sistema Internacional de Husos Horarios, adoptó una sola hora oficial, la correspondiente al meridiano de 60 grados, o huso 4 al Oeste de Greenwich, atendiendo a que es el que atraviesa la parte más densamente poblada del país (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba).
Pero este meridiano, que pasa exactamente por la localidad de Chivilcoy y corre por el centro de Formosa, el Este de Santa Fe y el centro de Buenos Aires, está a considerable distancia de provincias cordilleranas y australes comprendidas en el huso -5.
Sin embargo, éstas debieron en 1920 ajustarse a la hora del Este, lo que significó que, cuando en Londres eran las 12, en el país serían las 8, a pesar de que en el Oeste debían ser las 7.
La adopción de una sola hora oficial fue durante años en la Argentina pura teoría: la historia cuenta que la aparición del ferrocarril y la necesidad de tener un horario uniforme para los trenes, fue el motivo para impulsarla.
Hasta ahí cada pueblo tenía su hora: la de Córdoba, por ejemplo, atrasaba 23 minutos y 18 segundos de la de Buenos Aires. Para uniformarla, se obligó en 1894 a los porteños a atrasar sus relojes en 23 minutos y 18 segundos, porque para la ocasión se eligió la hora astronómica de Córdoba.
El problema fue que, respecto del meridiano de Roma, por ejemplo, había 5 horas y 7 minutos de diferencia, situación que se repetía con los restantes países y creaba confusiones.
El 1 de mayo de 1920 se resolvió entonces que los relojes difirieran horas enteras respecto a Greenwich: ese día, Argentina adelantó su hora oficial en 16 minutos y 48 segundos, y se puso así a exactas 4 horas de Londres y a 5 de Italia.
El huso -4 (4 horas menos que en Greenwich) fue ratificado en 1999 por ley 25.155, que dispuso que entre los primeros domingos de octubre y de marzo, se adoptara el huso -3 u hora de verano.
Pero ocurrió que pasada la época estival, nunca más se retornó al horario de invierno y la Argentina quedó, así, indefinidamente en el huso -3 de verano, tal como sigue en estos días.
Consecuentemente, mañana, cuando se adelante la hora hasta el 15 de marzo, sobrevendrá una especie de horario de «súper verano», puesto que se pasará al huso -2.
Curiosamente, ninguno de estos husos atraviesa la Argentina: el -3 pasa por el Océano Atlántico sin tocar nuestro continente; y el -2 se extiende desde las Islas Azores hasta el extremo más oriental del territorio brasileño.
Adelantar la hora implica retrasar el recorrido diurno del Sol para los puntos de la Tierra donde se produce este adelanto. Al adelantar, amanece y anochece más tarde. ¿Para qué se hace esto? El horario de verano fue estrenado durante la Primera Guerra Mundial por Australia, Inglaterra, Estados Unidos y Alemania para reducir el gasto de iluminación eléctrica; y llegada la Segunda Guerra Mundial, estos países volvieron a implantarla.
Actualmente, en 75 países se estableció con ese mismo fin el Doble Horario de Verano que consiste en adelantar el reloj una hora en invierno y 2 horas en verano; tal el caso de Argentina.
Desde hoy el país tiene dos husos horarios
Fuente Agencia Telam