Colón llevaba cinco partidos sin ganar y cuatro meses sin festejar de local. La mano venía difícil ante Gimnasia de Jujuy, hasta que Oyola clavó un tiro libre precioso y desató el festejo en el Brigadier.
El festejo por el triunfo ante Gimnasia de Jujuy puede haber parecido exagerado, teniendo en cuenta que Colón era local y que enfrente estaba uno de los peores equipos de la temporada. Sin embargo, analizarlo de esa manera sería un error grosero, por el contexto en el que se dio la victoria de anoche.
El equipo del barrio Centenario llegó notablemente diezmado al encuentro ante el Lobo por la lesión de Mansilla y las suspensiones de Aguilar, Capurro, Rivarola y Fuertes, todos jugadores que fueron titulares en el debut ante River. El dueño de casa no la estaba pasando bien, y los fantasmas que sobrevolaron el barrio Centenario en cada presentación como local en el Apertura parecían volver a aparecer.
Sin embargo, otra vez un golazo, cambió la historia de un partido para Colón. Hace una semana, fueron los bombazos de Capurro y Prediger, en el Monumental. Anoche, en Santa Fe, un tiro libre espectacular de Oyola, que sirvió para que el elenco Rojinegro, a partir de ahí, justificara los tres puntos que consiguió, pusiera fin a una racha de cinco partidos sin festejos y casi cuatro meses sin celebrar ante su gente.
Poco de fútbol
Colón arrancó el partido con un 4-3-1-2 que duró poco. Tal como se preveía, por características físicas, el duelo entre Alfredo Ramírez, que se paró como volante por la derecha, y Ricky Gómez, carrilero zurdo del Lobo, era desigual: el ex Juventud Antoniana complicó más de la cuenta en el comienzo. Mohamed decidió adelantar en la cancha a Chitzoff, por lo que Ramírez se cerró para quedar parado como doble cinco junto a Prediger.
En esa primera etapa, el visitante tuvo más la pelota y generó algo más de preocupación que su rival, aunque en un partido muy pobre. Desvaux pudo abrir el marcador luego de un gran centro de Montenegro, pero cabeceó muy mal cuando Pozo se resignaba al fusilamiento. La otra clara que tuvo Gimnasia fue luego de un error que cometió Oyola: perdió una pelota con Ferradas en el borde del área, el delantero se acomodó y decidió definir él, cuando Calandria esperaba solo para empujarla: lo hizo mal y desperdició una chance inmejorable.
Lo único que generó el conjunto de Mohamed fue un remate de Castillo que se fue apenas arriba del travesaño. En las otras aproximaciones, siempre le faltaron cinco para el peso: los centros siempre le quedaron cortos o largos a Valdemarín.
El complemento empezó igual: con los jujeños manejando más el balón, aunque no mejor. A los dos les faltaba precisión en los últimos metros. Ricky Gómez, cansado de tirar centros en los que Ferrero y Goux siempre se impusieron sobre sus compañeros, decidió probar de afuera: dejó en el piso a un rival y de derecha (su pierna menos hábil) metió un bombazo que Pozo sacó al córner de manera espectacular.
El Turco mandó a la cancha a Daley Mena en reemplazo de un inexpresivo Valdemarín, y se dio una situación al menos particular: la gente ovacionó al colombiano como si se tratara de un consagrado, y enloqueció cada vez que entró en contacto con el balón. Cuando el reloj marcaba 15 minutos del segundo tiempo, Oyola clavó un tiro libre brillante al palo izquierdo de Pezzutti y ahí comenzó a hilvanarse la victoria.
Con el resultado a su favor, el Sabalero administró mejor la pelota. Acosta, que había estado desaparecido hasta ese momento, se mostró más y fue importante para manejar los tiempos del partido. También creció el trabajo de Chitzoff, de muy mal primer tiempo, que se impuso sobre Gómez y pasó en un par de ocasiones bien al ataque.
Labruna, sin demasiadas respuestas desde el banco, dispuso el ingreso de Fileppi, que intentó empatar con un remate de media distancia que Pozo controló con dificultad. Sin ideas, y sin físico, Gimnasia apostó todo a algún centro salvador, que casi siempre fue rechazado por Ferrero, el mejor del fondo.
Colón no la pasaba bien, pero otra vez un remate desde lejos le permitió sumar. El equipo aún no convence, pero siempre es más fácil crecer cuando los resultados acompañan.