El talentoso músico mostrará su reciente disco Pymandí esta noche desde las 21 en el Centro Cultural Provincial. Habló sobre su última placa grabada con el productor Bob Telson y lo que significa el chamamé en su vida.
El talentoso acordeonista nacido en la pequeña localidad de Apóstoles (Misiones), presentará su reciente trabajo denominado Pymandí (Los Descalzos), material ya editado en EE.UU. y Europa donde obtuvo prestigiosos comentarios, y que fue a apoyar recientemente, realizando seis presentaciones en el país americano y 12 en el viejo continente.
El Chango visitó Diario UNO y entre mate y mate, comentó que es lo que se podrá escuchar hoy desde las 21 en el Centro Cultural Provincial, su presente artístico y cómo se identifica dentro del folklore.
Pymandí muestra una calidad artística digna de destacar que tranquilamente podría ser la continuación de un excelente trabajo como lo fue Tarefero… ¿Cómo ves vos tu propio disco?
- Mi presentación seria ahora estoy parado aquí. Básicamente esa sería una corta definición de mi última placa. Es como un intento de mostrar como veo la música. Siempre la vi, pero obviamente esa mirada va cambiando a medida que pasan los años. No es lo mismo lo que siento hoy que cuando arranqué o lo que me inspiraba en la mitad de mi carrera. El anterior, Tarefero, es un gran disco pero creo que es diferente a este último. Creo que este es mejor. Lo de la continuación puede ser válido ya que algunas ideas que encontré en Tarefero en Pymandí fueron llevadas al máximo, más profundizadas. Me refiero al sonido acústico y camarístico, las ideas de composición. Un ejemplo claro sería, hay si bien hay una suite de seis partes en el disco anterior que es Búsqueda, en esta última placa también figuran suites pero más elaboradas. Mi lectura de compositores tradicionales también cambió como las versiones de La Ratonera de Montiel o Viejo Caballo Alazán con la voz de Héctor Chávez. No solamente mi manera de interpretar a cambiado sino también la forma de leer a estos compositores. Pero como dice una frase dentro del libro de mi último CD De lo que uno no puedo hablar es mejor guardar silencio. Creo que torpemente estoy intentando explicar mi música (risas). «No por hacer chamamé tengo que ser superficial y dejar de nutrirme de otras músicas».
Pero por lo que dijiste anteriormente podríamos decir que sos una persona que queda conforme con lo que podés plasmar en tus trabajos.
- Sí… siempre. Igual no pierdo energías martirizándome por lo que ya pasó. Creo en la realidad. Fue así y es lo que hay, con aciertos y con limitaciones. Se que en ese momento hice lo que pude. Me siento feliz a medida que va pasando el tiempo y algunos condicionamientos se van transformando en dones o solamente dejan de ser limitaciones, y eso ya es un logro. El saber que puedo realizar algo que cuando arranqué me era imposible me llena de felicidad y no me permite caer en la crítica dura a lo que ya fue realizado. Cuando uno arranca a lo mejor tiene muchas ideas o composiciones en la cabeza que por condicionamientos en el toque del instrumento no puede hacerlas realidad. Eso cada vez pasa menos y es altamente gratificante.
En varias ocasiones afirmás que sos un músico de chamamé, atípico, pero lo sos, ¿cómo sería la cosa?
- Al decir que soy atípico quiero mostrar que todo el tiempo estoy haciendo comparaciones con contenidos de un montón de músicas muy lejanas al género. Igual pareciera que uno tiene que tener un léxico limitado para ser legítimo. Y no es así. Si tengo la posibilidad de nutrirme de otras músicas y buscar nuevos caminos que no fusionen géneros ya que no me gusta el termino, sino que los encuentre y que nazcan nuevas propuestas. Siempre estoy trabajando. Vivo en una búsqueda constante.
¿Y cómo llegás a grabar este disco con Bob Telson el productor de la música de Bagdad Café?
- Bueno esta respuesta puede ir como una continuación de la anterior. Cuando le propuse trabajar con él me dijo: Bueno chango, acepto tu propuesta pero yo no se nada de chamamé, a lo que le respondí que el no tenía que saber de chamamé sino escuchar mi música y a partir de eso construir algo. Fue maravilloso trabajar con él. Muchas de las ideas de la pureza del sonido que Bob conocía las fue utilizando en lo que mis composiciones pretendían ser. Muchos no conocen el trabajo de un productor musical, y es esencial. Mucho menos en el folclore y menos aun en el chamamé. Ellos te explican como podés grabar en estudio para que esos sonidos suenen lo más natural posible. Sin tantos procesos de efectos ni de compresión. Su trabajo en la grabación fue perfecta y llegamos a una naturalidad que fue la que estábamos buscando.
Y ahora que encontraste esta pureza en el sonido acústico, ¿vas a seguir por este camino?
- No puedo afirmarlo. Tomo la música como un espacio libre de creación. No sé cuál será el camino que tomará mañana. Seguramente voy a seguir mis emociones y mi universo de lo que escucho o veo. Tengo ganas de probar con sonidos de cuarteto de cuerdas o con percusiones tradicionales. No descarto la posibilidad de hacer algo super eléctrico y correr a un costado este estereotipo de músico super serio que siempre tiene cosas serias para decir. Creo que en el fondo lo más importante es sentirme libre y cerca de lo que me hace reir y poder expresarme y compartirlo con los demás. Sin que eso me haga una persona superficial o que está haciendo algo Fast Food de digestión rápida.
En resumen el camino sigue y no se que me puedo encontrar en él. Veremos que pasa más adelante.