Racing, con un planteo ultradefensivo, se llevó un punto de Santa Fe. Colón nunca supo cómo vulnerar el esquema de Caruso Lombardi y hasta pudo perderlo en alguna contra.
A Fuertes no lo dejaron patear al arco. No había que ser demasiado inteligente para entender cómo iba a salir a jugar el partido Racing en el Brigadier López. Su técnico, Ricardo Caruso Lombardi, ya lo había anticipado en la semana: «No vamos a ir a buscar el empate, pero de visitante y ante Colón empatar tampoco es malo. Nosotros buscamos ganar, pero hoy jugamos para sumar puntos, y si no podemos sacar tres, uno también sirve«.
Si al técnico de La Academia lo seducía el empate el viernes, directamente se enamoró de esa posibilidad el sábado por la noche, cuando Rosario Central, rival directo en la pelea por zafar de la Promoción, cayó como local frente a Huracán.
Antonio Mohamed sabía que el conjunto de Avellaneda iba a salir con una muralla defensiva delante de su área. Dos líneas de cuatro bien apretadas, con jugadores mucho más preparados para la lucha que la creación, y dos puntas allá arriba, en soledad. El Turco intentó contrarrestar esa fórmula con una apuesta bien ofensiva: ubicó como carrileros a un delantero y un enganche, como Mena y Bertoglio, para acompañar a Guerrero y Fuertes. Pero además soltó cada vez que pudo a Rivarola desde el lateral izquierdo y le dio total libertad a Ramírez para sumarse al circuito ofensivo. Pese a sus buenas intenciones para ir a buscar el triunfo, Colón careció durante los 90 minutos de ideas. Nunca, durante toda la noche, pudo armar una jugada colectiva. Así, el punto terminó siendo un premio para Racing, que supo cómo defenderse, y un castigo para el Sabalero, que nunca encontró los caminos para perforar la telaraña defensiva made in Caruso.
Sin juego
El partido fue, desde el comienzo, tal como se preveía. Racing le cedió el terreno y la pelota a Colón, que en el primer cuarto de hora dio la sensación de tener la llave para abrir la muralla albiceleste por los costados. Por la izquierda, Bertoglio hizo amonestar a Sosa enseguida, mientras que por la derecha Mena imponía su velocidad en el mano a mano con Shaffer.
Pero, de a poco, esa actitud arrolladora que suelen tener los locales en el primer cuarto de hora se fue apagando. Guerrero se mostraba como alternativa para descargar de espaldas al arco, mientras Fuertes perdía siempre con los dos centrales visitantes, Cáceres y Aveldaño, que le ganaron de abajo y también en las alturas.
En el mediocampo Sabalero, el único que intentaba jugar, más allá de sus intermitencias, era Ramírez. Bertoglio se corrió a la derecha y Mena pasó a la izquierda, tratando de provocar la expulsión de Sosa, que ya estaba amonestado. Pero, más allá de alguna corajeada personal, Colón nunca inquietó, porque careció de juego colectivo y nunca pudo enhebrar una acción con tres o cuatro toques consecutivos. En la única que lo consiguió, Lunati ignoró un claro penal por mano de Shaffer.
Si quedaba alguna duda de que Caruso Lombardi se abrazaba al empate con desesperación, se despejó a los diez minutos del complemento, cuando decidió meter un defensor (Mercado) en reemplazo de un delantero (Lugüercio). El Turco intentó ganarlo desde el banco con los ingresos de Sciorilli y Acosta, para buscar el fútbol que no encontraba y pasar a defender prácticamente con dos (Ferrero y Goux). Pero esa intención no se reflejó en el campo de juego, donde La Academia, dejando la vida en cada pelota, fue cerrando cada vez más el arco de Migliore.
La única situación de gol que tuvo el Rojinegro fue un remate de Ramírez que pegó en el travesaño. Racing, parado claramente para apostar a algún contraataque salvador, tuvo tres clarísimas: un cabezazo de Tito que se fue apenas desviado, otro que Pozo desvió de manera espectacular y un remate de Zuculini que se estrelló en el palo y Lluy, en el rebote, con todo el arco a su disposición, tiró afuera.
En el final, Colón apostó por largos pelotazos que facilitaron la tarea de los defensores rivales y de Migliore, que se mostró siempre seguro. El empate alejó a los de Mohamed de la punta y casi definitivamente de la Copa Sudamericana, dos objetivos con los que todos se habían ilusionado por la campaña. Sin embargo, lo más importante ya se cumplió: no hay riesgo de descenso y los 50 puntos están cada vez más cerca.
El número
7 partidos consecutivos marcando goles como local llevaba Colón. La última vez que se había ido sin convertir del Brigadier López fue en la 18ª fecha del Apertura 2008, cuando cayó 1 a 0 frente a Estudiantes.