Un paseo por la Antártida con 7 grados bajo cero, sentir las vibraciones de un reactor nuclear desde sus instalaciones subterráneas, jugar con un robot que se comunica con los humanos y recorrer miles de libros en una biblioteca gigante, son algunas experiencias imperdibles que ofrece la megamuestra, instalada en un predio de 50 hectáreas en Villa Martelli.
La exposición permanente inaugurada ayer por la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, en Villa Martelli –norte del Gran Buenos Aires- propone a los visitantes interiorizarse en diversos ámbitos de la ciencia y la tecnología, según los cinco continentes en que fueron divididos: Tierra, Fuego, Aire, Agua e Imaginación.
En el primero de ellos, se destaca una instalación de “plantas electro-orgánicas”, donde en la medida que cada uno pasa sus manos por diversas plantas se genera un cambio en el ambiente, tanto en los colores como en movimientos del ícono del continente Tierra.
La idea, según el anuncio es “una relación sensual real entre el tacto, lo orgánico y la tecnología. El hombre planteado como un dios que genera vida. El cielo y el infierno en un mismo espacio, en una misma realidad”, mediante los impulsos generados por las plantas y el tacto humano.
En el continente Fuego, mediante el recorrido a varios domos se puede conocer todo el proceso de la energía nuclear, e ingresar a un cubículo cuyo movimiento y vibraciones dan la sensación de descender al corazón de un reactor y presenciar el proceso de fisión del átomo.
En otro domo del mismo sector, un video tridimensional muestra los detalles del reactor CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares), un proyecto íntegramente argentino que suministrará energía a pequeñas ciudades y, en la medida que aumente su población, podría extenderse mediante el sistema de módulos.
En el continente Aire, el principal atractivo externo lo constituye la exposición de aviones históricos, como los Pulqui I y II, que están junto al también argentino Pucará.
En el sector interno del edificio icónico de este espacio se puede virtualmente viajar por el espacio y ver Tecnópolis mientras se tripula una nave en el vacío, mediante imágenes tomadas por los dispositivos argentinos que orbitan la Tierra.
El recorrido es entre modelos a escala de satélites, entre ellos el SAC-D/Aquarius, recientemente lanzado en forma conjunta por Argentina y Estados Unidos.
Una caminata por las pasarelas del mirador del glaciar Perito Moreno, con rompimiento de sus gigantescas paredes sobre las agua heladas del Lago Argentino, es la experiencia más espectacular del sector Agua.
En este continente, también se puede hacer un breve paseo por un espacio antártico, rodeado de hielo, junto a guías con sus típicos trajes naranjas, donde la temperatura es de unos 7 grados bajo cero.
En el pabellón de la Imaginación, donde es posible jugar con un robot capaz de identificar rostros y conversar, se destaca una gigantesca biblioteca de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, con sus 10 metros de alto y una superficie cercana a los 100 metros cuadrados.
Un sistema informático ofrece al visitante una intervención artística automatizada, con juego lumínicos, proyecciones y una ambientación sonora, que expresan el constante movimiento del mundo de las aparentemente estáticas bibliotecas.
En otros espacios de la muestra se puede ver un pequeño parque eólico con molinos de viento, una exposición del Tanque Argentino Mediano (TAM) en sus tres versiones u operar una maqueta de los Talleres Navales Dársena Norte, entre otras numerosas opciones, que requieren al menos de una jornada completa para disfrutarlas en sus totalidad.
Fuente Agencia Télam