El líder del Apertura, Atlético de Rafaela, prepara el trabajo para el trascendental partido del domingo, contra Unión en el 15 de Abril. Si no surgen novedades, el equipo sería el mismo que venció a Olimpo.
¿Es sólo casualidad que Atlético esté en la punta del Apertura?
Es cierto que la Primera División es una competencia distinta y con un nivel de exigencia superior a la del principal torneo del ascenso en el país como también está claro que sólo transcurrieron cuatro fechas del torneo y seguramente se sucederán alternativas cambiantes a las actuales, pero igualmente son harto contundentes las estadísticas que ostenta el equipo rafaelino para respaldar su posicionamiento en la tabla y el desempeño alcanzado hasta el momento.
Pero no sólo desde lo matemático debe encararse el análisis sobre la actualidad de la entidad del barrio Alberdi sino también desde el sólido proyecto institucional sustentado por esta dirigencia que hoy muestra a la Crema rafaelina como un “club modelo” que ha ganado ese status en base a su identificación con una línea económica y un sólido trabajo en la fase formativa de sus jugadores, los que hoy forman la base del plantel y enorgullecen a la entidad por los éxitos deportivos logrados.
El primer dato a destacar para demostrar que no debe interpretarse como un mero hecho accidental que sea puntero del torneo encuentra su argumentación en que este equipo que arrasó en la B Nacional y ahora cuenta con 9 de los 12 puntos disputados en la A, jugó en lo que va del presente año 24 partidos entre ambas categorías, de los cuales ganó 18, empató en 3 ocasiones y solo cayó en 3 oportunidades.
Números reales
Una campaña que tuvo como uno de sus pilares a la fortaleza lograda por Atlético en condición de local, en la que se impuso en 10 partidos de los 13 jugados, empató dos veces y solo sufrió una derrota (Arsenal).
La buena performance del Celeste también encuentra otro sustento de importancia en su rendimiento fuera del Monumental, al jugar 11 partidos, ganar 8 de ellos, empatar 1 y perder los dos restantes.
Por sí solos, los números resultan abrumadores, pero se agrandan más aún cuando se tiene en cuenta que los puntos conseguidos fueron, casi en su totalidad, ganados legítimamente con la sola excepción de dos o tres partidos de los dieciocho ganados que se dieron por el envión, la mentalidad ganadora o la suerte del campeón, con lo que se pone de manifiesto un funcionamiento más que regular de los dirigidos por Carlos Trullet.
Entonces, ¿por qué hay que atribuir estos nueve puntos que tiene hoy la Crema en el campeonato a una situación fortuita y no relacionarla como una cuestión de absoluta correspondencia con los números del año cuando hay muestras de haber recuperado la victoria en casa (frente a Olimpo) y que mantiene intacta esa comodidad cuando juega de visitante?
Siguiendo con la misma línea de razonamiento: ¿por qué no se puede afirmar que Atlético hizo pie firme en la categoría y que los últimos resultados son la consecuencia lógica de la continuidad de un proceso en el que sobresale el trabajo de equipo?
Partiendo de las mismas premisas y aceptando que todos los equipos se van a ir acomodando con el correr de las fechas, y a la Crema le caben las generales de la ley y quizás esté en mejores condiciones de crecer al contar con una base que lleva años de trabajo encima, ¿por qué no pensar que Atlético se seguirá ajustando para arriba en función de lo que viene manifestando el equipo como resultado en estos meses de 2011?
De ninguna manera se pretende llevar este planteo a un lugar alocado, donde sí puede ir la imaginación del hincha, pero, por lo visto hasta ahora, esta competencia le sienta bien por lo que tampoco habría que descartar que el futuro lo encuentre no tan lejos del lugar que hoy ocupa en el torneo y que muestra, como todo el año, que se siente muy cómodo en la cima.
El tiempo seguramente determinará para qué está el equipo del “Cabezón” Trullet y le dará la razón a los que opinan que se trata de un fenómeno pasajero o se la dará al pueblo “albiceleste” que piensa y se ilusiona en que las cosas están en su debido lugar y con el mérito suficiente como consecuencia de la comunidad de coincidencias entre el plantel, el entrenador y un proceso institucional coherente.
Fuente El Litoral