El ídolo de millones de adolescentes en el mundo, el canadiense Justin Bieber hizo gritar, llorar y emocionar a 45 mil adolescentes argentinas que se dieron cita en el estadio de River Plate y se olvidaron por completo de la lluvia, el mal tiempo y las nubes amenazantes.
Dos años de espera tuvieron las fans de Argentina, es decir el tiempo de inicio de la meteórica carrera de este chico nacido en Ontario, producto de las tecnologías del siglo XXI y de las redes sociales, en especial el canal Youtube.
El fanatismo femenino, a cualquier edad, se caracteriza por su lealtad, y las púberes fans de Bieber no quisieron ser menos tozudas que otras y soportaron estoicas la lluvia tenaz y el persistente frío que caracteriza al estadio Monumental, en cualquier época del año, juegue o cante quien cante.
El césped en este caso estuvo convertido en un gigantesco VIP, para una serie de dos conciertos cuyos precios oscilaron entre los 150 pesos que costaban las populares a los 1.250 que valían los vips preferenciales, aunque en este caso el joven artista no utilizó el formato «meet and greet».
En el famoso meet and greet, los fans recorren el escenario, van al basckstage, conocen a la banda, reciben merchandising de su artista, programas autografiados y una hora antes del show conocen a su artista que se presta a saludos y a fotos.
Un esquema así va a utilizar la princesa del Pop, Britney Spears cuando en noviembre se presente en el estadio Ciudad de La Plata, con precios similares.
Luego de que finalizara el concierto de la banda telonera los Cobra Starship y que el DJ Tay James pasara unos temas, el joven artista subió al escenario vestido con pantalón rojo, botitas, anteojos y chaleco negro para arrancar con su canción «Love me».
Mientras que abajo las jóvenes sacudían globos, banderas, bandanas y remeras de color violeta, el preferido del canadiense, que agradeció rápidamente a las chicas por haberlo esperado pacientemente bajo la lluvia.
Luego cantó las canciones «Bigger» y «U Smile» en esa mescolanza de R&B hip hopero edulcorado con aires electrónicos, mientras las fans aullaban y dejaban sus sillas para tratar de imitar los pasos que realiza Bieber y que se repiten hasta el hartazgo por Youtube.
El gigantesco colapso nervioso de 45 mil púberes se produjo cuando Bieber, antes de cantar «One Less Lonely Girl», eligió a una fan de entre el público, le regaló un ramo de coloridas flores y le dedicó toda la interpretación de la canción.
El primer break se produjo después de eso, Bieber dejó el escenario y las fans pudieron disfrutar en las pantallas gigantes un video de cuando el cantante era apenas un niño y aprendía a tocar la guitarra, el piano y la batería.
Luego, Bieber volvió cambiado, ya que lucía pantalón y chaleco negro, con remera y gorro rojos y cantó «Somebody to love», para edulcorar aún más los oídos de sus fans, que armaban corazones con los dedos de sus dos manos.
Las fans siguieron llorando con la balada «That should be me», hasta que Justin se apiadó de los padres presentes en River y decidió darles descanso, mientras presentaba a sus músicos, tocaba un rato la batería y otro el piano, y volvió al centro del escenario para cantar «Favorite Girl», «One Time» y «Eenie Meenie».
Tras más de una hora y cuarto de música e histeria adolescente, se apagaron las luces del estadio y en las pantallas pudo leerse en inglés la leyenda «buenas noches, muchas gracias. Con amor Justin» y el chico desapareció de escena.
Durante algunos minutos las fans se quedaron coreando estrofas de las canciones «Baby» y el single «Latin girl», hasta que Bieber recuperó el escenario vestido con una campera negra con motivos blancos y mientras tiraba unos pasitos de hip hop, mostró, orgulloso, una bandera argentina.
La noche tuvo otro gran momento, cuando Bieber famoso por haber realizado covers de todo tipo de artistas, cantó una canción de Michael Jackson, «Wanna Be Startin` Somethin`» y el rapeado «Walk This Way», de los rockeros de Aerosmith.
El estadio explotó cuando sonaron los acordes de su hitazo «Baby», que lo estiró durante varios minutos y a cuyo final sonaron algunos fuegos de artificio, soltaron papelitos y el cantante se retiró de escena, mientras sus fans lloraban y gritaban.
Luego de su primer concierto en Argentina, este jueves brindará el segundo con todos los tickets vendidos. Bieber ofreció un concierto con la parafernalia que habitualmente utiliza en EEUU: grandes equipos de sonido, de luces, rayos laser, una banda ajustada y bailarines que lo ayudaron con la coreografía.
Para muchas de las niñas presentes, el sueño estaba cumplido, el ídolo del momento para las de su generación había actuado en su país, estuvo a metros de ellas y cantó todas las canciones que las chicas querían que cantara.
Estas púberes y adolescentes empujan a sus padres desde hace dos días, primero a las puertas del Hotel faena en Puerto Madero y desde la mañana del miércoles en Núñez a hacer cola para ingresar al estadio cuanto antes.
Fans de la Capital Federal, del Gran Buenos Aires, de muchas ciudades del Interior y de países vecinos se reunieron en River y decidieron no temerle a la lluvia para poder ver a Bieber, un producto brillante de la poderosa maquinaria de las empresas discográficas, que ven en artistas como él, su tabla de salvación ante tanta crisis.
Seguramente, estas escenas se repetirán este jueves en el Monumental, cuando Bieber brinde su segundo concierto, para el que agotó las 45 mil entradas en apenas 48 horas, poniendo en ridículo a muchos rockeros y artistas consagrados que no logran batir esas marcas, con excepción de Roger Waters.
Fuente Agencia Télam