Los argentinos concurrirán a las urnas el domingo por séptima vez desde el regreso de la democracia en 1983 para elegir presidente de la Nación, y será la segunda oportunidad en que un primer mandatario busque la reelección por un nuevo período de gobierno.
Luego de siete años de dictadura militar, 1983 representa un punto de inflexión para la política argentina: el 30 de octubre se realizó la elección que consagró presidente al radical Raúl Alfonsín, acompañado en la fórmula por Víctor Martínez, que obtuvo el 52 por ciento de los votos, contra la fórmula justicialista Italo Lúder-Deolindo Bittel, que logró el 40 por ciento.
De esta manera, los dos partidos mayoritarios reunieron casi el 92 por ciento de los sufragios en la elección a presidente, y los demás, en conjunto, el 8 por ciento, según reseña la «Historia electoral argentina» que elaboró el ministerio del Interior.
Hacia finales de 1988, ante un cuadro de crisis económica y la conflictividad social, Alfonsín adelantó la convocatoria a elecciones generales para mayo de 1989, comicios en los que la fórmula Carlos Menem-Eduardo Duhalde logró más de la mitad de los electores que se necesitaban para proclamar como ganadora al binomio.
El justicialismo obtuvo 312 electores para el Colegio electoral, obteniendo un porcentaje de votos del 47,49 por ciento de los votos, mientras que los radicales Eduardo Angeloz-Juan Manuel Casella consiguieron 213 electores, correspondientes al 32,45 por ciento de los votos.
Si bien los dos partidos mayoritarios seguían repartiéndose la mayoría de las preferencias del electorado, el porcentaje obtenido por los partidos restantes aumentó del 8 por ciento logrado en 1983 al 20,6 por ciento en esta oportunidad.
Menem y Duhalde debían asumir el 10 de diciembre de ese año pero, ante la crítica situación, Alfonsín decide acortar su mandato y finalmente renunció en junio de 1989, acordándose el traspaso del poder para el mes siguiente.
Tras la reforma constitucional de 1994, que habilitó la elección directa del presidente, la reducción de su mandato de seis a cuatro años e introdujo la posibilidad de reelección presidencial por un período consecutivo, Menem se presentó para un nuevo mandato en las elecciones de mayo de 1995, esta vez acompañado por Carlos Ruckauf.
La fórmula justicialista logró el 44,9 por ciento de los votos, seguidos por una alianza electoral que conformaba un nuevo partido político, el Frepaso, con la fórmula José Antonio Bordón ´Carlos `Chacho´ Alvarez, que obtuvo el 28,4 por ciento.
En 1999, la Alianza UCR-Frepaso se constituyó como la alternativa electoral que prefirió la mayoría de los argentinos, ante los signos de agotamiento de la década menemista.
La fórmula que integraron Fernando de la Rúa y `Chacho´ Alvarez logró el 48,37 por ciento de los votos, mientras que el binomio justicialista, integrado por Eduardo Duhalde y Ramón Ortega, alcanzó el 38,27 por ciento.
A finales del 2001, ante la gravedad de la crisis económica y social y un cuadro de debilidad institucional, la administración de De la Rúa toma la decisión de confiscar los depósitos bancarios, lo que provoca un estallido social que, bajo el lema de «Que se vayan todos», deja un saldo de 30 muertos en todo el país.
El 20 de diciembre, De la Rúa renunció a la presidencia y un día después la Asamblea Nacional designó en ese cargo al presidente provisional del Senado, Ramón Puerta, ya que el cargo de vicepresidente había quedado descubierto tras la renuncia de `Chacho´ Alvarez un año antes.
Dos días después, Puerta es reemplazado por Adolfo Rodríguez Saá, quien asume el 23 de diciembre de 2001, siendo electo presidente por la Asamblea Legislativa.
Rodríguez Saá presenta su renuncia el 31 de diciembre y, ante esta deserción, Eduardo Camaño asume la presidencia interinamente en su carácter de presidente de la Cámara de Diputados.
Finalmente, designado por la Asamblea Constituyente, Eduardo Duhalde asume la presidencia el 1 de enero de 2002 hasta el 25 de mayo de 2003.
En 2003, la fragmentación partidaria era la característica principal de los comicios que se desarrollaron el 27 de abril, en los que el resultado electoral fue muy desparejo.
Los resultados de las elecciones presidenciales de ese año reflejaron la convivencia de cinco fuerzas significativas y más de una decena de pequeñas agrupaciones, según resalta el informe de la cartera de Interior.
Según la nueva ley electoral, en esos comicios correspondía el procedimiento del ballotage o segunda vuelta, ya que ninguno de los dos candidatos más votados logró obtener más del 45 por ciento de los votos: Néstor Kirchner obtuvo el 22,24 por ciento de los votos y Carlos Menem el 19,48.
Ante una imagen desprestigiada y encuestas negativas, el ex presidente decide renunciar a la segunda vuelta y, de esta manera, Kirchner queda consagrado presidente de la Nación, asumiendo el 25 de mayo.
En 2007, la candidata oficialista fue Cristina Fernández de Kirchner, quien -con el 44,92 por ciento de los votos- se convirtió en la primer presidenta de la historia argentina elegida por voluntad popular.
Con una diferencia porcentual de 22 puntos, en segundo término, quedó la Coalición Cívica, con la postulación de Elisa Carrió, que alcanzó el 22,95 por ciento de los votos.
En 2011, con la reforma política sancionada por el Congreso, se instituyó el sistema de primarias abiertas simultáneas y obligatorias, por medio del cual se estableció un método de selección de candidaturas para cargos públicos electivos nacionales y de habilitación de partidos y alianzas.
Tras las primarias del pasado 14 de agosto, unos 28 millones de argentinos volverán a las urnas este domingo para elegir presidente y vicepresidente de la Nación, 130 diputados nacionales en todas las provincias y en la ciudad de Buenos Aires y 24 senadores nacionales en Buenos Aires, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, San Juan, San Luis y Santa Cruz.
Fuente Agencia Télam