Tras invernar en los rastrojos y con el calor de la primavera aparecen las chinches. Estas son plagas de que afectan a los principales cultivos de la región pampeana: soja, trigo y maíz. La observación y el umbral de daño, las recomendaciones del INTA para evitar pérdidas económicas.
“La chinche de los cuernos afecta al trigo en gran parte de la región pampeana, y con mayor énfasis en el noroeste de Buenos Aires, noreste de La Pampa y Sur de Córdoba”, precisó Nicolás Iannone, entomólogo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Pergamino, provincia de Buenos Aires.
Los daños se traducen sobre las espigas, espiguillas y granos en formación. Además, generan un impacto adicional por deformación y retorcimiento de las mismas. “El productor advierte la presencia cuando aparecen agujeros en hojas y punta seca o quemadas –similar al efecto de las heladas–”, dijo Iannone.
Las poblaciones de insectos que invernan aparecen con la primavera, esta situación desencadena ataques en cereales como trigo: afectan rendimiento y calidad. En cuanto al maíz, el ataque se enfoca en la planta joven y en la etapa de maduración de los granos. De esta manera, el impacto sobre el potencial productivo se traduce en severo.
Maximiliano Spinollo, coordinador del informe Infobicho de la Unidad de Extensión y Experimentación Adaptativa del INTA Venado Tuerto –Santa Fe–, explicó que las chinches absorben la savia de los tejidos vegetales. “Al mismo tiempo, inyectan enzimas y toxinas que matan los tejidos, lo que se convierte en una entrada para los vectores de hongos patógenos”.
En las últimas campañas agrícolas las poblaciones de chinches provocaron intensos ataques en las zonas productoras de soja, sobre todo en el centro y Norte del país. “Si bien el control de la plaga se efectúa en una alta proporción de lotes, en muchos es tardío y de baja eficiencia”, señaló el coordinador.
Alternativas de control
Registrar las espigas de maíz en busca de la plaga es relativamente sencillo, lo que resulta más difícil de evaluar es la presencia en plantas jóvenes debido a que el ataque puede ser en bajas densidades, “lo que requiere una cuidadosa observación de las plantas durante las dos o tres semanas posteriores al nacimiento del cultivo”, explicó el especialista.
Es escurridiza y prefiere estar protegida: se esconde en el pequeño brote, entre la base de la plántula y el suelo. Por esto, antes de la siembra o de la emergencia se recomienda revisar cuidadosamente el lote.
El horario de observación es uno de los factores determinantes debido a que están más visibles –o menos protegidas– en las últimas horas de sol. Momento que también es el más oportuno para realizar el control químico ya que se aumenta la eficiencia cuando las chinches están más expuestas al momento de la aplicación.
En este sentido, Iannone aseguró que para el control de chinche de los cuernos en maíz “las dosis deben ser entre un 30 y 50% mayor a la necesaria para otras chinches” debido a la gran tolerancia a los insecticidas que poseen.
La recomendación es “tomar medidas preventivas” al momento de la siembra y realizar recorridas periódicas por los lotes luego de la emergencia del cultivo. “Lo importante es identificar la plaga y realizar controles en cobertura total, si fueran necesarios”, indicó Spinollo, quien además recordó que el umbral de tratamiento es de una chinche por metro cuadrado.
Asimismo, el especialista del INTA Pergamino resumió que para asegurar una aplicación eficiente se deben tener en cuenta los siguientes factores: lograr gotas chicas, usar picos cono hueco, proteger las gotas con aceite y trabajar a una presión superior a la normal