Se trata de Jorge Rocca, Profesor distinguido de la Universidad Estatal de Colorado (Estados Unidos). Sus maestras de la Escuela Rivadavia advirtieron que se trataba de un alumno sobresaliente. Al terminar la Escuela Nacional se fue a Rosario donde se graduó como licenciado en Física. En 1979 se instaló en Estados Unidos para profundizar sus estudios. La semana pasada recibió uno de los más altos honores para un físico al ser premiado por sus innovaciones en la investigación con láser.
Jorge Rocca, profesor distinguido e investigador de la Universidad Estatal de Colorado, Estados Unidos, recibió la semana pasada uno de los premios más importantes a los que puede aspirar un hombre de ciencia: el «Arthur L. Schawlow 2011» que entrega la prestigiosa Sociedad Americana de Física (American Physical Society). Consagrado como una eminencia en uno de los países líderes en investigación, Rocca es un genuino producto de Rafaela… y de su esfuerzo y capacidad, claro. Nació en 1953 y vivió en calle Chacabuco 39, desde donde todos los días salía para asistir a clases a la Escuela Rivadavia y, posteriormente, al Colegio Nacional.
El rafaelino fue galardonado por sus «desarrollos pioneros en la producción compacta de rayos X blandos láseres y aplicaciones de estos láseres en imágenes de alta resolución, el diagnóstico de plasma, la interferometría y los estudios de material». El premio lo recibió el lunes de la semana pasada durante la reunión anual de la Optical Society of America en San José, California.
Para dimensionar la trascendencia de esta distinción basta con dos testimonios. «Este premio es un tributo excepcional y muy merecido al Dr. Rocca y su investigación pionera con láser. Esto también es un gran honor para la Universidad de Colorado, todos nosotros estamos muy orgullosos de Jorge y el equipo de investigación excepcional que ha conformado y que continúa transformando nuestra comprensión de cómo los láseres pueden avanzar a la ciencia, la medicina y de nuestro mundo en beneficio de la humanidad». Estos conceptos publicados por el Today Colorado State pertenecen al presidente de la Universidad Estatal de Colorado, Tony Frank.
«Para los investigadores y los hombres de ciencia de Estados Unidos este premio es semejante a un Nobel», dijo desde Buenos Aires una orgullosa Delia Francisetti de Rocca, la madre de este rafaelino reconocido internacionalmente. Con sus 91 años explicó ayer a LA OPINION, desde su casa en Pilar, que su hijo «ya se destacaba en la Escuela Rivadavia donde las maestras le hacían tests de inteligencia en los que obtenía los mejores resultados».
A los 16 años, cuando cursaba el cuarto año del Colegio Nacional, Rocca fue becado por la sede Santa Fe de la American Field Service -una entidad promotora de la cultura estadounidense que propiciaba intercambios estudiantiles- por un año.
«Estuvo un año en Wisconsin, donde en invierno hacía mucho frío. Cuando regresó rindió prácticamente libre las materias y se fue a estudiar Licenciatura en Física a la Universidad Nacional de Rosario, donde se graduó», señaló Delia, muy entusiasmada con la exitosa carrera de su hijo.
«Era fanático de los libros, le encantaba estudiar y era muy compañero de todos. No le gustaban los deportes, su pasión era aprender y aprender», aseguró la madre, quien reside en la casa de su otro hijo, Ricardo, un contador que trabaja en un banco de la ciudad de Buenos Aires.
Con el título de grado bajo el brazo, se inscribió en la Universidad Nacional de La Plata para continuar sus estudios pero rápidamente apareció, en 1979, una oportunidad en Estados Unidos que no desaprovechó. En la Colorado State University comenzó un doctorado en ingeniería eléctrica e informática, lo que le permitió integrarse, en 1983, al plantel de docentes. Con el tiempo, fue sumando pergaminos, ya que ascendió a la categoría de Profesor Distinguido, un título que ostentan sólo una docena de miembros de esa universidad.
Su destacada trayectoria le permitió presidir el Centro de Investigación en Ingeniería para Ultravioleta Extremo de la National Science Foundation, considerado el más importante organismo público de ciencia y tecnología de Estados Unidos.
«Jorge viaja continuamente para brindar conferencias en las principales universidades del mundo. Pero se hace tiempo para comunicarse con nosotros todas las semanas, principalmente los domingo que podemos charlar a través de la computadora. Tiene los mejores recuerdos de Rafaela y de sus amigos de la escuela», manifestó Delia, quien aún recuerda que «visitaba continuamente Diario LA OPINION por diversas actividades de la familia». Aseguró que «aprendí a manejar la computadora para combatir la soledad, ya que hace 25 años falleció mi marido (Adolfo Rocca), y por eso tengo dirección de correo electrónico, manejo mi Facebook y envío correos para mantenerme comunicada con mis amigas».
Como buena madre, después contó que «Jorge se casó con Carmen Menoni, a quien conoció en la Facultad y que después también se doctoró en Física, ahora tiene dos hijos, Ana de 27 años y Lucas de 25».
El ilustre profesional rafaelino, quien reside en Fort Collins, una pequeña ciudad cercana a Denver, en el Estado de Colorado, viaja una vez al año a la Argentina pero su excursión llega hasta Rosario, la ciudad natal de su esposa. «Ya no tiene más tiempo para ir hasta Rafaela, cuando viene se queda con nosotros en Pilar», apuntó
Delia, quien parece ser toda una experta en la descollante carrera que su hijo construyó en el campo de la ciencia.
Fuente: La Opinión de Rafaela