La presidenta Cristina Fernández de Kirchner recibió esta noche la visita de la nueva cúpula del Episcopado, encabezada por monseñor José María Arancedo, durante una audiencia en su despacho de la Casa Rosada.
Estuvieron presentes, además del nuevo titular de la Conferencia Episcopal Argentina, el vicepresidente primero, monseñor Virgilio Domingo Bressanelli, obispo de Neuquen; el vicepresidente segundo, monseñor Mario Antonio Cargnello, arzobispo de Salta, y el secretario general, monseñor Enrique Eguía Seguí, obispo auxiliar de la provincia de Buenos Aires.
Acompañaron a la Presidenta el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; el canciller, Héctor Timerman, y el secretario de Culto, Guillermo Olivieri.
Durante el encuentro, Arancedo obsequió a la jefa del Estado un cuadro que representa a Cristo protegiendo a su rebaño de ovejas.
Al término de la reunión, el vocero episcopal, presbítero Jorge Oesterheld, informó que el presidente del Episcopado «se retiró muy satisfecho de la reunión, a la que calificó de ‘muy grata, muy amable, un encuentro muy bueno'» que se prolongó por unos 45 minutos.
Señaló que se trató de un «saludo, un encuentro protocolar» y destacó el hecho de que la audiencia fuera pedida por las nuevas autoridades de la Conferencia Episcopal el martes pasado, cuando asumieron, «y ya hoy la Presidenta nos concedió la audiencia». Afirmó que eso fue «muy valorado por los obispos».
Apuntó que no se habló de ningún tema en particular, aunque se destacó «la coincidencia del Estado y la Iglesia en el sentido de que el ser humano es la preocupación central».
Dijo que además se ratificó «la autonomía que existe para que la Iglesia desarrolle su función» y que se manifestó la «intención de mantener el diálogo».