Se cumplen 166 años de la heroica defensa en la Vuelta de Obligado para detener la penetración territorial de una poderosa flota británica. La Presidenta decretó la conformación del Instituto de Revisión Histórica Manuel Dorrego, cuyo propósito será confrontar la historia real con la oficial.
El 20 de noviembre de 1845, 2.160 argentinos enfrentaban a 11 buques de la armada anglo-francesa, la más poderosa del mundo, en el recodo del estuario del Plata, donde el río tiene 700 metros de ancho. Fue cerca de San Pedro, en la llamada Vuelta de Obligado, que así se convirtió en un símbolo de la soberanía nacional.
Detrás de la flota británica venían 90 navíos mercantes con mercaderías. Frente a esta agresión, el entonces ministro de Relaciones Exteriores de la Confederación, Juan Manuel de Rosas, decidió defender la soberanía e impedir el paso de buques extranjeros, para lo cual nombró al general Lucio Norberto Mansilla a cargo de la resistencia.
Al conmemorarse el viernes un nuevo aniversario de la heroica batalla presentada por la defensa argentina, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner rindió homenaje a ambos y anunció que había firmado el decreto para la conformación del Instituto de Revisión Histórica Manuel Dorrego, al que definió como «un espacio institucional desde el cual poder analizar y debatir acerca de la historia real y no de la historia oficial de los argentinos».
A pedido del historiador José María Rosa, y por medio de la Ley Nº 20.770, se ha instaurado el 20 de noviembre como Día de la Soberanía Nacional, en conmemoración de la batalla de Vuelta de Obligado.
En 1845, el contexto político interno marcado por profundas divisiones fomentó un nuevo intento de colonización de Francia e Inglaterra sobre nuestro país. Juan Manuel de Rosas estaba a cargo de la gobernación de Buenos Aires y de las Relaciones Exteriores de la Confederación, y, con San Martín apoyándolo desde el exilio y el país buscando mantener la libertad y la independencia, la resistencia fue la salida buscada por todos.
En la mañana del 20 de noviembre, los barcos extranjeros intentaron avanzar, pero la heroica resistencia criolla buscó detenerlos. Luego de una larga jornada de lucha, que terminó a las 8 de la noche, los criollos sobrevivientes se replegaron. Si bien ha sido una derrota, su carácter heroico despierta el apoyo de toda la comunidad internacional,
Frente a este hecho, el General San Martín le escribió a su amigo y confidente Tomás Guido: “Ya sabía la acción de Obligado; ¡Qué inequidad! De todos modos los interventores habrán visto por esta muestra que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca. A un tal proceder no nos queda otro partido que el de no mirar el porvenir y cumplir con el deber de hombres libres sea cual fuere la suerte que nos depare el destino, que en intima convicción no sería un momento dudosa en nuestro favor si todos los argentinos se persuadiesen del deshonor que recaerá en nuestra patria si las naciones europeas triunfan en esta contienda que en mi opinión es de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de la España”.
La firmeza con que la Confederación argentina defendió la soberanía disuadió a los invasores de nuevos intentos y los obligó a la negociación.
El notable espíritu de resistencia manifestado en Vuelta de Obligado terminó de ratificar nuestra condición de nación libre e independiente, por cuanto aun quienes no simpatizaban con Rosas cayeron en la cuenta de que dejarse conquistar por fuerzas extranjeras no era una salida, y que el pueblo no iba a dejar que ello ocurriera.
El propósito de establecer el Día de la Soberanía Nacional es contribuir a fortalecer el espíritu nacional de los argentinos, y recordar que la Patria se hizo con coraje y heroísmo.
La jefa de Estado luce «orgullosa» una insignia federal con la figura de Juan Manuel de Rosas y su esposa Encarnación Ezcurra, «esa gran mujer ocultada por la historia oficial, verdadera inspiradora de la revolución de los Restauradores», como afirmó en la conmemoración de la Vuelta de Obligado.
Malvinas
Veteranos de la Guerra de Malvinas que residen en Santa Cruz regresaron este sábado, tras visitar por primera vez las islas, donde recorrieron las posiciones que ocuparon durante el conflicto armado de 1982, y tuvieron al llegar un emotivo recibimiento.
Los ex soldados ingresaron con visible emoción al aeropuerto internacional de Río Gallegos, donde se abrazaron con sus esposas e hijos que los aguardaban mientras la banda «Combatientes del Atlántico Sur», del Regimiento de Infantería 24 del Ejército, ejecutaba la Marcha de las Malvinas.
«Volver a las islas significó muchísimos sentimientos, recorrer los lugares donde combatimos, donde murieron compañeros; visitar el cementerio de Darwin y llevar la bandera que pude enarbolar medio a escondidas sobre los cerros, nuevamente», dijo a Télam Jesús Benítez, un suboficial entrerriano que integró el Regimiento de Infantería 4 de Monte Caseros, Corrientes.
«Tuvimos la suerte de que cada uno pudo llegar al lugar donde combatió con su unidad. Ubicar la posición después de 29 años fue muy emocionante, lloramos un montón», relató, con la bandera argentina aún sobre los hombros.
Según Benítez, el regreso a Malvinas le permitió «dar vuelta una página de la historia», pero aún resta «saldar una deuda muy importante», lo que prevé hacer este verano.
«Tengo que ir al Chaco a saludar a la familia de Juan Ayala, que no pudo hablar todavía con nadie que haya conocido a su hijo, quiero contarles con quién estuvo, cómo murió», dijo conteniendo apenas el llanto.
Benítez ya había estado en Santa Cruz en 1978, durante el conflicto con Chile, y desde hace 27 años reside en la provincia, donde nacieron cinco de sus seis hijos.
Nicolás Urbieta, un misionero que también combatió en el regimiento de Monte Caseros, dijo que «no hay palabras para describir la emoción que se siente al pisar nuevamente Malvinas», y explicó que eligió vivir en Santa Cruz «para estar cerca» de sus camaradas caídos.
Aún conmovido por la experiencia, el piloto de helicópteros Roberto Maggio, también manifestó a esta agencia «la importancia de haber vuelto» por primera vez al archipiélago austral.
El primer contingente de ex combatientes que residen en la provincia viajó a las islas el sábado pasado, con el apoyo del gobierno de Santa Cruz, y lo integraron además Américo Jara, Raúl Vásquez, Osvaldo Radicci, Oscar Recalde y su amigo Javier Hueso.
El viaje fue organizado por el Centro de Veteranos de Guerra «José Honorio Ortega», bautizado así en honor al único soldado santacruceño que murió en Malvinas el 28 de mayo de 1982, defendiendo la posición en Darwin.
El soldado no llegó a conocer a sus hijas mellizas, Carolina y Melisa, que nacieron dos meses después de su muerte.
Los padres del soldado riogalleguense caído en combate, José Bernardino Ortega y Sonia Lourdes Cárcamo, estuvieron hoy en el aeropuerto junto al vicegobernador, Hernán Martínez Crespo, y un centenar de familiares y amigos de ex combatientes.
«Son todos héroes, uno ve la emoción en sus rostros y en sus gestos, lucharon por nuestro territorio», dijo a Télam el vicegobernador, y resaltó que «tras décadas de desmalvinización, a partir de 2003 reciben el tratamiento que merecen».
Martínez Crespo afirmó que «hay que trabajar muy fuerte con los chicos en las escuelas» sobre este tema, para que los veteranos de Malvinas «no sean sólo héroes en el papel, sino en nuestra actitud diaria hacia ellos».
Como el cuerpo de Ortega no fue identificado, su madre eligió en el cementerio de Darwin una de las tumbas con la denominación «sólo conocidos por Dios», con el fin de recordarlo y dejarle una ofrenda cuando va a Malvinas, que ya visitó en varias oportunidades.
«Se fueron muy jóvenes, los que volvieron trajeron una gran experiencia. Cada vez que regresa un contingente de combatientes siento que debo estar aquí», explicó con serenidad a esta agencia la madre del soldado Ortega, en cuyo honor hay un monumento en su ciudad natal.
El centro de veteranos prevé aguardar el inicio del Día de la Soberanía esta noche, con una peña en el Centro Cultural Santa Cruz, donde hay además una exposición de pinturas de la artista y escritora marplatense Irma Grezzi, quien en 1982 escribió una carta para que la reciba un soldado argentino en Malvinas.
«Lo busqué durante 28 años, se llama Felipe Luna y vive en Santa Cruz», dijo Grezzi, feliz por haberlo hallado, para lo que viajó a la provincia y hoy participó en el aeropuerto de la recepción de los ex combatientes.
«No hay palabras para contar lo que se siente allá, es un territorio tan argentino como la Capital Federal», dijo Fernando Alturria, un bonaerense que preside el centro de veteranos, vive en Santa Cruz y regresó por primera vez a las islas el mes pasado para organizar este viaje, en un avión de LAN.
El segundo sábado de cada mes la empresa chilena LAN vuela desde Punta Arenas a Malvinas con escala en Río Gallegos, y al siguiente regresa a esa ciudad del sur trasandino con escala en la capital de Santa Cruz donde hoy, al tocar tierra el avión con los ex combatientes, la banda del Ejército tocó la Marcha de San Lorenzo.