Reiteran a la población en general una serie de recomendaciones ante la proximidad de las Fiestas de Fin de Año. Entre otras del mismo tenor, las mismas son concordantes con las difundidas por la Dirección de Accidentología y Emergencias Sanitarias (Dipaes) organismo dependiente del Ministerio de Salud de la provincia de Santa Fe.
El uso de pirotecnia, en especial en proximidades de las fiestas de Navidad y Año nuevo, es una arraigada costumbre en nuestro país, y a lo largo de los años el consumo irresponsable de pirotecnia ha dejado saldos dolorosos, accidentes graves, quemaduras de distintos niveles e importantes pérdidas materiales.
La pirotecnia puede producir problemas auditivos, lesiones oculares, quemaduras graves y lesiones en diversas partes del cuerpo que, en ocasiones, acompañan el curso de toda la vida de la persona con cicatrices deformantes y desfigurantes e incapacidades parciales y permanentes por amputación de falanges, dedos, pérdida de globo ocular, entre otros daños posibles. En ese marco, se recomienda la adopción de recaudos que contemplan, entre otras medidas, no almacenar, ni hacer detonar los elementos de uso pirotécnico cerca de materiales inflamables, fósforos, encendedores, fuentes de calor, calefones, parrilla, por ejemplo.
Un factor que ha agravado en los últimos años esas consecuencias negativas es la fabricación e importación de pirotecnia ilegal, y su compra. Por ello, todos los artículos utilizados deben estar autorizados por el Registro Nacional de Armas (RENAR). Los productos deberán mantener su envoltorio original y en él es donde se debe constatar su legalidad. Si el producto carece de la correspondiente licencia, su fabricación es clandestina y, por lo tanto, está totalmente prohibida su utilización por el alto riesgo de provocar explosiones imprevistas.
Asimismo, los menores de 16 años no pueden adquirir artículos de pirotecnia, y no se debe permitir que los niños manipulen pirotecnia; incluso, la utilización de estrellitas y bengalas debe quedar bajo la supervisión permanente de un mayor, ya que por inocuas que éstas parezcan, pueden provocar daños oculares e, incluso, quemaduras de consideración por ignición de la propia vestimenta.
Deben protegerse los oídos de los niños; y cuando el artículo encendido no detona, no debe ser tocado bajo ninguna razón, solamente se le debe echar abundante agua. Utilizar los artículos que producen luces en vez de los que producen ruido; no encender los petardos en las manos, para después arrojarlos, como tampoco encenderlos en latas, botellas u otro recipiente. No guardar elementos de pirotecnia en los bolsillos; encender uno por vez y alejarse a distancia prudente para evitar complicaciones, así como no utilizar pirotecnia dentro de los ambientes cerrados del hogar.
Finalmente, la ciudadanía debe comprender que, en realidad, la única prevención posible para hacer descender los índices y las consecuencias negativas en la siniestralidad por fuegos artificiales, es evitar la utilización de los mismos, por lo cual el Estado municipal apela a la responsabilidad individual y colectiva.
Fuente Prensa ME