El grupo Viejas Locas, que encabeza Cristian “Pity” Alvarez, concretó un buen recital, con un comienzo accidentado, en el estadio de Racing Club, ante varios miles de personas que disfrutaron de las canciones, a pesar de que por la llegada tarde del líder del combo el show empezó casi dos horas después de lo anunciado.
Este es el segundo show grande que Viejas Locas da en Buenos Aires, después de su regreso, y de los primeros tras la salida de su nuevo CD “Contra la pared”, por lo que el público comenzó a llegar temprano porque la producción prometió que el espectáculo comenzaría a las 21.
Para esta ocasión la banda dispuso de dos escenarios, con uno pequeño en el centro del campo de juego, mientras que sobre los dos se montó una pared de ladrillos falsos, similar a la que aparece en la foto que ilustra la tapa del disco.
A las 22, la gente comenzó a ponerse ansiosa, empezaron los silbidos y comenzaron a arrojar zapatillas y botellas plásticas hacia el escenario a la espera de la banda que no aparecía, una situación que la producción conocía desde la tarde cuando Pity ni siquiera asistió a la prueba de sonido y estaba ilocalizable.
A las 22.30, una voz en off utilizó el sistema de audio pidiendo paciencia porque “Pity todavía no llegó”, mientras que en el backstage la producción trabajaba desesperada para localizar al vocalista, previendo lo peor.
A las 22.53 Pity y el bajista Fachi, el otro miembro original de la primera formación de Viejas Locas, aparecieron en el escenario junto a Sergio Mansilla en batería y el guitarrista Sergio Hernández.
“Pity pidió disculpas por la tardanza y solicitó cinco minutos más de luz para probar sonido, luego de lo cual arrancó el concierto con “Arbol de la Vida”, tras saludar con un “Buenas noches Independiente”.
Los primeros minutos despejaron dudas y temores, ya que Pity se mostró de buen humor, locuaz y concentrado en el show, que siguió sin tregua con “Nena me gustas así”, acompañado por un tecladista, coristas y una sección de bronces.
Los siguieron las canciones “Adrenalina”, “Contra la pared” y cuando sonaron los primeros acordes de “Una vez más” del disco “Especial” de 1999, Pity detuvo a la banda para dejar que la gente cantara la melodía y el estribillo.
Para “Dos nenas” del disco “Hermanos de Sangre” de 1997, el vocalista, ya sin la guitarra colgada, recorrió el escenario generando un mayor ida y vuelta con la gente, mientras en las dos gigantes pantallas de video se emitía un clip donde dos chicas rollingas se besaban y sacaban la ropa para la alegría de los hombres en el campo.
En un parate, Pity se colgó la acústica para usarla en “Ella no me quiere creer” y “Balada para otra mujer”, aunque luego tomo el micrófono y se dedicó de nuevo a su rol de frontman para interpretar «Perdóname mi amor”, “No me pienso levantar”, “Bailando en el infierno”.
Luego invitó al veterano guitarrista de jazz y funky Valentino para que toque junto a la banda en “El artesanal”, que antecedió a un enojo de Alvarez con el sonidista, lo que lo lleva a patear las botellas que había sobre el escenario y algún equipo de sonido.
Tras concluir con la canción, se apagaron las luces y a los pocos minutos la banda emerge en el escenario chico ubicado en el medio del estadio, y allí Alvarez hace su autocrítica: ”Cristian no te enojes, ni te quejes, esto pasa porque no viniste a la prueba de sonido”.
Mientras se cambia de ropa y charla con el público, la banda arranca con “Caminando por las piedras”, en la que Pity utiliza la armónica para luego apoderarse de un teclado para cantar “Tirado en la estación” a la que cierra con una frase: ”declaro al estadio Racing Club de Avellaneda, zona liberada”.
Tras retirarse del escenario, Viejas Locas regresa y toca una versión bien funky de “Perra”, en la que el cantante le pide un solo a cada uno de los integrantes de la sección de vientos, para luego tomar la acústica y dedicarle a todos los padres su versión de “Homero” del disco “Especial”.
Luego la banda se retira y Pity va y viene entre los dos escenarios, metiéndose en aburridas disquisiciones verbales, mientras toca la rumbita “Un frasco vacío”, a la que le siguen dos canciones de Intoxicados, su otro grupo, “Fuiste lo mejor “de “Otro día en el Planeta Tierra” (2005) y “El Rey” de “Buen día” (2001).
A la 1.15, en una fría madrugada, Pity se despide con un “chau loco, gracias” y deja que los huestes de la patria rollinga partan y abandonen la ciudad de Avellaneda, con varios grados bajo cero, aunque satisfechos por su dosis de rocanrol.
Fuente Agencia Télam