Se ha previsto que sea encendida, con gas, en sólo cuestión de meses. No generará aún energía para el exterior. La primera prueba de combustión servirá para calibrar sus complejos sistemas.
Todas las demás plantas del Parque Industrial de Sauce Viejo quedaron chiquitas al lado del nuevo vecino, un gigante de 24 hectáreas que ha crecido a un ritmo frenético una vez que se superó el problema de estabilizar el suelo del lugar elegido, al lado del río Coronda.
La usina es un monstruo que para su construcción ha requerido -en el momento de mayor actividad- de alrededor de mil trabajadores. Hoy hay unos 600 que completan la obra, que sin dudas está en su etapa final.
Técnicos e ingenieros consultados por El Litoral coinciden en que a fin de año se producirá lo que llaman “el primer fuego”. Será encendida la usina y con ese proceso (que aún no generará energía al Sistema Interconectado Nacional) se calibrarán todos los complejos sistemas con que cuenta todo parque de generación térmica.
Aún quienes no son expertos ni trabajan en la megaconstrucción pueden comprender que ya están en su sitio la mayoría de las instalaciones. Los equipos Siemens del parque de generación: desde la usina hasta los tableros y las celdas de los instrumentos de control de la Estación Transformadora, pasando por la línea de alta tensión que unirá a la nueva central con el resto del sistema eléctrico exterior, los dos los sistemas de alimentación de combustibles (con gas natural y fueloil) y, por último, las redes y los procesos de tratamientos de aguas para mover las aspas del equipo más importante, fácil de identificar por su enorme chimenea rojiblanca desde los cuatro puntos cardinales del parque industrial. Sólo la turbina mide de 6,5 metros de altura y pesa 320 toneladas.
Colores y sistemas
Los terrenos lindantes al predio sirven como playa de estacionamiento a cientos de vehículos. Los gorros de lana bajo los cascos de seguridad, los posters de las oficinas administrativas y algún excepcional grafitti sobre la cañería de gas demuestra que -sólo fuera de Santa Fe- hay otros equipos de fútbol además de Unión y Colón. De la obra participan personas de diferentes provincias, aunque todos recuerdan que durante el momento de más actividad la enorme mayoría era de los barrios de la capital provincial, sobre todo de Alto Verde.
Un código cromático -que los extraños a la obra no tardan en aprender- guía el trabajo, que se observa en todos los sectores.
La complejidad tecnológica de una usina involucra la construcción de sistemas de conducción de gas natural, de combustible líquido (fueloil) y de aguas y vapores, además de aguas de desechos industriales y cloacales.
El clásico amarillo de los gasoductos no deja lugar a dudas, pero hay aguas que se identifican con el color rojo, siempre y cuando sirvan para los sistemas automatizados y manuales para el combate de incendios.
El agua que ingresa o egresa de la planta se señala con distintos tonos de verde: unos enormes tanques de depósito, cercanos al Coronda, contendrán agua cruda (apenas filtrada desde río). Están señalados con una franja marrón, casi negra. Los que ya muestran una banda amarilla, van a servir para depositar agua clarificada mediante procesos mecánicos y, en cambio, la desmineralizada de un amarillo fuerte, lo que se logra tras su paso -a gran presión- por tamices de arenas especiales, y de procesos químicos.
De azul, las instalaciones para alojar servicios básicos para el funcionamiento y el mantenimiento de la usina: un galpón de almacenamiento y un pañol de guarda de elementos de servicios de rutina para la planta. En cambio, de un color entre azulado y verdoso, convenientemente abajo de la chimenea, el filtro de aire del enorme motor que quemará combustibles fósiles para producir de 280 megavatios (MW).
Del suelo a la chimenea
La preparación del suelo para construir la usina fue todo un desafío. Por una parte, el parque de generación térmica necesita de una fuente segura de agua cruda para abastecer sus sistemas; pero, por otra, la proximidad del río ha significado dar con unos sustratos que debieron ser utilizados para que sean capaces de soportar todo el peso del gigante, que hoy ya luce erguido.
El borde costero -además de arenoso y barroso- estaba degradado con todo tipo de residuos, que fueron retirados. Se agregó tierra y se hizo una compactación por capas.
Las obras civiles fueron las que más personal convocaron. Las edificaciones para alojar equipos de comandos del parque de transformación de la energía (en la ET que operará la EPE) y en las instalaciones que asisten a la turbina.
En la planta y en Sauce Viejo aún se recuerda una jornada en especial: la del 30 de junio, cuando llegó el corazón del titán industrial: la usina. Hubo que corregir el ángulo de giro de una de las calles del predio pensado para alojar fábricas, porque los camiones que trajeron el equipo no podían doblar.
El equipo energético fue trasladado por vía terrestre desde Buenos Aires a Zárate y desde allí hasta Sauce Viejo mediante una vía autoportante de 100 metros de longitud.
En su trayecto se hizo necesario el corte e inmediata reconexión de líneas de media y alta tensión.
Un pórtico autopropulsado de 540 toneladas de izaje se usó para poner la turbina en su base.
Todas las obras han previsto la segunda etapa, posterior al encendido y la puesta a punto y posterior generación de la usina. La transformación de la generadora de ciclo abierto en una de ciclo combinado.
De la turbina a los cables
La generación de energía eléctrica de una usina térmica -salvando las colosales diferencias de tamaño- sigue el mismo principio que la luz de un primitivo farol alimentado con la electricidad obtenida a partir de un dínamo movido por una rueda de bicicleta.
En Sauce Viejo, desde dentro del Parque Industrial es posible ver un paisaje conocido: el de las columnas, los arcos, las porcelanas de protección y los transformadores del parque que requiere toda estación transformadora (ET). De allí sale la línea de alta tensión que finalmente sumará su aporte (de 280 primero y de 400 megavatios cuando se complete la segunda etapa) a cubrir la demanda de energía.
El que esa instalación se encuentre en Santa Fe da ciertas garantías al servicio eléctrico. Sobre todo para las actividades fabriles del parque que requieren de un servicio confiable en cuanto a cortes y potencia.
No es por supuesto la única ET de Santa Fe. Pero tendrá una enorme diferencia: la energía que transformará no será generada a cientos de kilómetros sino a cientos de metros. De ese objetivo Santa Fe habla hace más de 20 años.
Uno de los primeros proyectos de Enarsa
La empresa Enarsa (acrónimo de Energía Argentina SA) nació el 29 de diciembre de 2004, cuando el presidente era Néstor Kirchner. Menos de un mes después, la provincia de Santa Fe donó a esa empresa estatal el terreno en el Parque Industrial de Sauce Viejo para la construcción de una usina. El anuncio se hizo el 23 de enero de 2005.
El proyecto todavía no tenía nombre y fue bastante después que se pensó en recordar al Brigadier Estanislao López. Lo fundamental de aquel verano de 2005 (marcado por una crisis de energía que mostraba tanto la desinversión de los ‘90 como la recuperación económica a la salida de la explosión de 2001-2002) era que la empresa de generación térmica sería alimentada con gas boliviano.
La usina nació bajo la idea de que en poco tiempo estaría terminado el proyectado Gasoducto del Noreste Argentino (Gnea), que iba a traer gas natural desde Bolivia, pero aún no fue ejecutado.
Dos años después, el entonces presidente volvió a Santa Fe para el cierre de la campaña electoral del peronismo provincial. Y compartió un palco en Sauce Viejo con el gobernador Jorge Obeid, su candidato a la Casa Gris, Rafael Bielsa y el senador nacional Carlos Reutemann.
El miércoles 29 de agosto de 2007, Néstor Kirchner dijo que con fondos nacionales “vamos a construir el puente Santa Fe-Santo Tomé en compensación por la inversión que la Provincia hará en la Ruta 19 nacional que une Santa Fe con Córdoba”. Y también aquella vez confirmó la instalación de una usina eléctrica, que ya se llevaba el nombre del caudillo santafesino. El domingo 2 de septiembre en Santa Fe ganaba la fórmula Binner-Tessio del Frente Progresista, Cívico y Social.
$ 3.000 M es costo (en millones) de la obra en esta primera etapa, que se espera terminar a fin de año.
$ 1.529 M es la inversión (en millones) que requiere convertir a la central de ciclo abierto e una de ciclo combinado.
280 MW es la potencia (en megavatios) que va a aportar al sistema interconectado nacional la usina en construcción.
400 MW es la potencia (en megavatios) que alcanzará la central cuando se le agregue el ciclo combinado.
Cómo funciona el ciclo combinado
Una central de ciclo combinado consiste en una turbina que funciona con gas natural y que se asocia con un generador de turbina de vapor. Ambas producen electricidad. La primera de modo tradicional, a partir de la combustión. La segunda, porque recupera los gases residuales calientes (mayores a 500ºC) que de otra manera no eran utilizados y que elimina toda turbinas de gas.
Estos gases se capturan y circulan a través de un generador por recuperación de calor HRSG (*) con el objeto de crear vapor. Luego, ese vapor circula por una turbina de vapor para producir más electricidad.
En su primera etapa, la planta generadora Brigadier López sólo funcionará bajo la modalidad de ciclo abierto, es decir, de modo tradicional. Su potencia neta será de 280 megavatios (MW).
La máquina podrá ser alimentada tanto con gas como con fueloil.
La segunda etapa añadirá el ciclo combinado. Ya fue licitada y adjudicada e incluye la instalación de una turbina de vapor nueva y de todo el equipo relacionado con ella. El proyecto no incluirá ninguna modernización ni modificación de la turbina de gas existente que impacte sobre su vida útil operativa y técnica. El nuevo ciclo combinado estará formado por la turbina de gas existente, la caldera de recuperación HRSG, la turbina de vapor con su condensador y el generador eléctrico correspondiente.
La próxima etapa va a requerir -como mínimo- 30 meses para su construcción y puesta en marcha. Cuando se complete se llegará a los 400 MW.
Enarsa indica en su página web que la transformación de la planta de ciclo abierto a ciclo combinado “se llevará a cabo durante la operación” de la nueva central. La generación de energía no será detenida para los próximos trabajos.
Convertir una planta de ciclo abierto en un sistema de ciclo combinado aumenta enormemente su eficiencia y capacidad instalada. Se obtienen rendimientos superiores al rendimiento de una central de ciclo abierto y mucho mayores que los de una de turbina de vapor aislada. Las centrales de ciclo combinado introducen una mejora al ciclo abierto. Por este motivo, son las centrales térmicas que menos contaminan de todas las industrias de producción de electricidad por quema de combustible fósil.
Fuente El Litoral