Dijo Gustavo Vionnet -Presidente de la Sociedad Rural de Las Colonias-. No pocos pobres, decenas de miles en la Argentina tienen que decidir entre comer o estudiar. Una decisión perversa, que guarda relación directa con la extensión y multiplicación de la miseria en el territorio argentino y por generaciones.
La Villa 31 enclavada a metros de Puerto Madero, el guiso de fideos sin carne convecino al sushi y el champagne, tiene que ver con eso. Capital Federal sembrada de fabelas y rodeada por ellas, la ciudad más rica de la Argentina, es la metáfora más cruel y del realismo mágico- -casi escrita por Alejo Carpentier- de la realidad nacional.
Es la Argentina que supimos construir entre todos.
«Si el país no genera riqueza, no es una realidad quieta, desarrolla pobreza. Si los tamberos se caen, aún cuando la cantidad de leche que se produzca sea más, lo único que se multiplica es la pobreza» dice el presidente de la Sociedad Rural de Las Colonias, el ingeniero agrónomo Gustavo Vionnet con una lógica de hierro.
«Para que 450 productores levanten la mano para aprobar tirar la leche, que es el resultado de su duro trabajo, y a pesar de los golpes que van a recibir de la opinión pública cuando los medios masivos de comunicación los muestren por televisión, es que están padeciendo un nivel extremo de ahorcamiento» subraya ante El Colono del Oeste.
Y un dato lo demuestra, aunque no se haya comentado en la reunión de Nuevo Torino del martes a la noche. En una entidad rematadora de ganado, ya no inscriben tambos para remate de animales, porque hay 20 tambos de Las Colonias y de la zona que esperan turno. Es la realidad del exterminio: porque tambo que se cierra no vuelve a abrir y la gente que ocupa va a engrosar el empobrecimiento de las ciudades para que el Estado se haga cargo de ellos.
Ningún tambero que gana dinero para alimentar casas suntuosas, hijos estudiando en el exterior en universidades privadas y camionetas 4×4, oligarca y gorila, como algunos pueden calificar o suponer desde la ignorancia, remataría su tambo de puro gusto y placer.
Desde hace cuarenta años por lo menos, la lechería argentina tiene los mismos problemas. El padecimiento de los lobby y las inoperancias. No hay producto en el mundo que genere más subproductos derivados ni valor agregado que el «oro blanco», la leche. Y, sin embargo, el que la produce es el peor maltratado. Y pasa lo mismo con el ganado para carne o el productor de yerba mate.
«Cuando les mostramos a los tamberos que la industria, con participación en un 85% en el mercado nacional y el 15% en el mercado externo, puede pagar 1,71 pesos por litro de leche, y paga 1,55 con voluntad para llegar a un 20% menos, y que la cadena de comercialización gana desde un 70 a un 100 % en el producto por sólo ponerlo en la góndola, lógico que la bronca se hace aún mayor, porque ésa es la realidad» cuenta el ingeniero Vionnet, acerca de la cauterización del mercado.
«Acá sobran 2 millones de litros de leche en invierno, y eso lo decide la política nacional y las industrias, y quieren que lo paguen los productores. Si ésto sucede en invierno, que es de baja productividad, qué va a pasar cuando llegue la primavera, que aumenta considerablemente el ordeñe» y cuando generalmente las industrias bajan los precios por exceso de materia prima, se pregunta el entrevistado y se responde: «Los tambos van a caer como moscas» asegura otra vez con un razonamiento inviolable.
«Y habrá otros tambos mayores para comprar la mitad de esas vacas de tamberos que no tienen espaldas, diversificación de producción, ni bancos que los sostengan, y crecer concentrando la oferta y la riqueza.
Cuando queden 3 o 4 mil tambos, de los 10 mil, harán un pool de oferta, para negociar con el pool de las 20 industrias lácteas que tienen cautivo el 80% de la producción industrial de productos lácteos, con el pool de las cuatro o cinco cadenas de comercialización que dominan el mercado, mientras en el camino se multiplicarán las villas miserias y la pobreza.
Ese es el camino hacia el cual vamos. Si a la sociedad y a los políticos que los representan no les interesa, entonces los tamberos y el país no tienen salvación» arriesga y vaticina el ingeniero Vionnet.
Lo grave además, es que «ésto no es sólo en la lechería, también sucede en la mayoría o todos los productores de materia prima. Si se empobrece a los que generan riqueza, lo único que se producirá es más pobreza. Nosotros tenemos la necesidad y la responsabilidad social de decirlo» argumenta el entrevistado.
Un hecho para la prolongación del conflicto es que nunca, en gobierno alguno, ha sentado al sector de la comercialización con sus grandes cadenas. La explicación que tienen los tamberos en todos los tiempos, son acuerdos no conocidos entre los dos.
Y lo mismo pasará el jueves 2 de agosto, cuando se reúnan en Buenos Aires, en el Ministerio de Agricultura de la Nación, gobierno, industriales lácteos y productores.
«La verdad es que tenemos pocas esperanzas. Si Miguel Paulón, que fue Ministro de la Producción de Santa Fe y hoy representa a la cadena industrial láctea nacional reconoce que trabajamos por debajo del costo, a pérdida pero que no hay otro camino porque la industria no pagará más, hay poco para agregar.
De cualquier manera la asamblea de Nuevo Torino fijó un plazo, hasta el 2 de agosto.
Y luego nos reuniremos nuevamente en Nuevo Torino para decidir qué hacer» manifestó Vionnet.
En el punto final de la entrevista, el Presidente de la Sociedad Rural de Las Colonias no dejó de alertar sobre un hecho que los afecta y es que «el 25% de inflación anual nos destroza.
Porque aumenta los costos y para peor, nos bajan el precio de la leche» y si el panorama es malo, el aumento importante del maíz -principal materia prima para consumo del ganado, vital para el rinde en la vaca lechera- es como el mazazo final para una economía tambera que sólo ve termitas que se comen no sólo su trabajo y su plata, sino hasta la billetera.
Fuente El Colono del Oeste