Los Juegos Olímpicos Londres 2012 quedaron formalmente inaugurados con una ceremonia de apertura festiva. La ceremonia repasó los orígenes y el desarrollo del Reino Unido, con variados simbolismos.
Ideada por el cineasta Danny Boyle, la celebración, cuyo costo osciló en los 33,2 millones de euros, tuvo la participación de 10 mil artistas e incluyó a 10.500 atletas de 204 países.
El ciclista Bradley Wiggins, reciente ganador del Tour de France, marcó el comienzo cuando hizo sonar la campana del estadio, que precedió al rugido de la multitud.
Desde entonces, el relato se convirtió en un vertiginoso recorrido de la evolución sociocultural británica, transmitida para cerca de cuatro billones de televidentes en todo el mundo.
La historia comenzó con referencias a la Gran Bretaña rural, con el campo ambientado como una granja, y mutó en forma continua hasta convertirse en una pista de disco con música dance.
Uno de los momentos más salientes ocurrió cuando el actor Daniel Craig, en su papel de James Bond, el agente 007, visitó a la reina Isabel II en el palacio de Buckingham y la escoltó hasta un helicóptero para depositarla en los palcos del estadio.
Allí le esperaba el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el belga Jacques Rogge, como principal anfitrión del olimpismo.
La época victoriana, la Revolución Industrial, el nacimiento del rock and roll, la participación del ex Beatles Paul McCartney y la lectura de JK Rowling, la autora de Harry Potter, entre otros momentos, también formaron parte del variado «zapping» generacional.
Después de una hora y 17 minutos, llegó el turno del desfile de todas las delegaciones, inaugurado por Grecia, nación precursora de la competencia en la que se inspira el olimpismo moderno.
A las 18.24, la voz oficial femenina de la ceremonia anunció el ingreso de Argentina y Luciana Aymar, con una amplia sonrisa, encabezó la delegación compuesta por la mayoría de los 137 atletas que llegaron a la capital inglesa.
Con sus cámaras alzadas para inmortalizar el histórico momento, los argentinos ensayaron su vuelta abrazados, con gritos de júbilo y excitación, detrás de las ocho delegaciones que los precedieron.
La extensa peregrinación de las 204 naciones participantes antecedió a la aparición del músico argentino Daniel Barenboim como uno de los portadores de la bandera olímpica, junto a otras personalidades mundiales.
Al cabo de tres horas y 45 minutos, la ceremonia concluyó con el encendido de la llama olímpica en el pebetero, que se mantedrá viva hasta el domingo 12 de agosto cuando comience la cuenta regresiva para Río de Janeiro 2016.
Fuente Agencia Télam