Con un concierto crudo y visceral, Charly García volvió a presentarse anoche ante su incondicional público, frente al cual mostró su perfil más humano de los últimos cuatro años, desde el largo tratamiento médico que virtualmente lo rescató de la muerte.
La primera de las tres citas que el talentoso compositor tiene previstas en el estadio Luna Park (las otras serán el martes 4 y el jueves 6 de Septiembre), será recordada seguramente no por su resultado artístico -que alternó muy buenas con otras no tanto- sino porque se pudo apreciar a un Charly nostálgico y vital, emocionado y emocionante, capaz de reconocer, casi en tono de confesión, que hasta se había olvidado de interpretar algunas canciones previstas en el repertorio.
«Díganle a sus amigos que no estoy loco. Si estuviera loco no podría hacer todo esto. Hacer esto no es fácil…», dijo en un momento del show dirigiéndose a sus simpatizantes, a quienes al comienzo calificó como «aliados» y al final despidió con un «que Dios los bendiga, si es que existe».
Todo comenzó a las 21.30 en punto, cuando un García de gafas oscuras y pelo enrulado que sobresalía debajo de un sombrero -una imagen que recordaba al carismático John Belushi, de The Blues Brothers- marcó cuatro ante su banda, The Prostitution, y arrancó con «Rock and roll yo».
«La receta de hoy va a ser rock and roll, tango y una pátina de música clásica», avisó enseguida, y dio paso al “suigeneriano” «Tango en segunda», que derivó en «El amor espera».
El concierto, destinado a recrear sus recientes álbumes «60 x 60» -una recorrida por 40 años de producción musical- tuvo un sonido crudo, estridente, siempre al borde de la saturación.
Así, el cantautor vivo más grande del rock argentino fue repasando «Plateado sobre plateado», «Canción de 2 por 3» («un tanguito moderno», la calificó), «Anhedonia» y «Rezo por vos», el único tema que compuso junto a Luis Alberto Spinetta y que anoche dedicó «a Gustavo Cerati, que está dormido, pobrecito».
En ese tono entre coloquial y confesional le dedicó un emocionado saludo a Nito Mestre («la mitad de Sui Generis, ¡y en el Luna Park!», exclamó, en referencia al histórico concierto de despedida del dúo en ese escenario, hace 37 años), con quien interpretó «Instituciones».
Otro momento en el que Charly desnudó su emoción fue en el que estuvo destinado a la participación de David Lebón, otro histórico compañero de ruta a quien presentó como «cofundador de Seru Girán».
«Suéltate rock and roll», un viejo hit de Polifemo (Lebón-Rafanelli) y «Seminare» fueron los dos aportes que el guitarrista hizo al concierto luego de su singular entrada en escena, demorada porque «estaba en el baño», según él mismo comentó.
En medio de la confusión que creaba en músicos y asistentes por los permanentes cambios en el set-list, a las 22.50, luego de «Piano Bar», García dio por finalizado el concierto.
Sin embargo, iba a haber mucho más: de vuelta en escena, fueron desfilando ante el delirio de la tribu charlyana «Venus de Milo» («una canción nueva, mitad mía y mitad de Marilyn Manson», dijo), «Eiti Leda», «Demoliendo hoteles», «Pasajera en trance», «Los dinosaurios», «No toquen» y «Me siento mucho mejor».
The Prostitution, la banda que acompaña a García en los últimos años, ha demostrado largamente su profesionalismo y talento, a partir de las tonalidades que dan las cuerdas (cello, viola y violín), el entramado armónico de los teclados y el vibráfono o el bandoneón y la fuerza rockera de las guitarras, el bajo y la batería.
Rosario Ortega, correcta en voces y coros, estuvo atenta a socorrer a Charly ante eventuales olvidos de letra, cosa que sucedió en un par de canciones.
Fuente Agencgia Télam