«Estamos medios asustado porque ya es el segundo caso que sucedió acá, en mi casa» confesó Marta Ferreyra en un campo de Santo Domingo del departamento Las Colonias a El Colono del Oeste , .
La reaparición del «mítico» ser llamado en la imaginería popular como «Chupacabras» desarrolla una suerte de convención popular en cada uno de los 37 pueblos y ciudades del Departamento.
Es que el impiadoso ataque contra dos terneros, en las noches del lunes y del martes, en el establecimiento de producción lechera, ha movllizado nuevamente a la región.
«No sabemos que se debe hacer con esto. Ni tampoco conocemos que ser le puede hacer esto a nuestros animalitos.
Lo que es cierto es que desde la noche del miércoles comenzamos a montar guardia con mi esposo durante la noche, para tratar de conocer qué es lo que está aconteciendo con nuestros animales» cuenta la atribulada mujer de campo. «Es que viendo a los terneritos muertos en este estado, es imposible que podamos dormir» confiesa.
Cabe recordar que años atrás, en campos de Santo Domingo, Grutly, Empalme San Carlos y Franck sucedió lo mismo. Luego de meses de investigaciones, profesionales de la ciencia veterinaria y agronómica, acusaron a ciertos «ratones de campo» por los misteriosos ataques.
La explicación dejó más dudas que antes.
¿Cómo hace un ratón grande para matar a un animal vivo de este tamaño sin que ofresca resistencia?
«Según el veterinario del pueblo Jorge Teves, perros, taos monteses, pumas u otros animales de este tipo que pueden habitar la sona, no son, porque estaría la carne arrancada, desgarrada y los cortes en estos animales son círculos y perfectos, como realizados con una navaja muy filosa» comenta la mujer de campo.
Mientras tanto, el periodista esperancino especializado en temas del campo, Rubén Estrubia aseguro que el animal o ser desconocido «se ensaña con los animalitos más pequeños, especialmente los indefensos que están atados a las estacas».
En materia de cosas extrañas, se puede citar que el ataque muy feroz se ubican prácticamente en el mismo lugar, en la zona del lomo muy cerca del cuello y no se encuentran prácticamente ningún resto de sangre y los bordes de la tremenda y profunda herida, tienen cortes perfectos. Las dos muertes se produjeron de noche.
«La verdad es que no sentimos ruidos , los perros no atropellan , no ladran» cuenta Marta Ferreyra y agrega: «es algo tan raro realmente que no podemos comprenderlo, por esta razón es que montamos guardia cada noche, hasta que podamos tener una respuesta racional» asegura la mujer de la familia tambera de Santo Domingo, ubicada a unos 40 Kms al noroeste de Esperanza por ruta provincial Nº 4.
Fuente El Colono del Oeste