Mediante una herramienta de modelización hidrológica denominada GeoQ se puede conocer la distribución de la escorrentía superficial en las cuencas. Un método de predicción y planificación para controlar sus efectos sobre el suelo y el ambiente.
Las láminas de agua que circulan sobre la superficie de una cuenca pueden provocar efectos no deseados para las poblaciones cercanas, la producción y los recursos naturales, por lo que es necesario implementar distintas medidas de control para disminuir sus efectos. Con ese objetivo, investigadores de la Universidad Nacional de la Plata y del Conicet (con acompañamiento del INTA) evaluaron los efectos y el comportamiento del agua superficial de una cuenca, en función de las medidas de control, mediante el uso de un software de modelización hidrológica conocido como GeoQ.
“Saber cuánto va a ser el nivel de escurrimiento que va a circular por las diferentes zonas de la cuenca permitirá regular el agua para evitar inundaciones, aprovechar ese caudal para diferentes producciones o bien para tener disponibilidad hídrica en épocas de sequía”, explicó la directora del equipo de investigación, Fernanda Gaspari.
De acuerdo con la investigadora, conocer el mapa de distribución geoespacial de la lámina de agua en un escenario especifico sirve para realizar una restauración agro-hidrológica que es “un plan de acción para el manejo de los suelos, el agua y la vegetación en función de mantener la capacidad productiva de los sistemas agropecuarios y la calidad de vida de las poblaciones aledañas”.
Así, agregó que “si se identifican las áreas con mayor escorrentía se pueden implementar medidas correctoras o de regulación y aprovechar los cursos de agua como fuente hídrica para favorecer la producción agrícola, hortícola y forestal, introducir nuevos sistemas de cultivos como los silvícolas, el manejo de ganado o el uso de terrazas para mayor disponibilidad hídrica”.
Para conocer la distribución geoespacial de las escorrentías se utiliza el software GeoQ que funciona de manera automática y realiza la modelización mediante la incorporación de tres cartografías básicas: el límite de cuenca hidrológica, la vegetación y uso del suelo (que permite conocer la cobertura de las plantas y señala que es agua de lluvia que no llega al suelo)y el mapa de suelo (que determina la condición hidrológica del suelo por su textura y estructura).
En la misma línea, Gaspari explicó que el objetivo es evaluar cómo la aplicación de una medida de conservación como las terrazas, fajas, líneas de nivel forestación y otras prácticas conservacionistas repercuten en la disminución o aumento de escorrentía superficial. A su vez, agregó que “se busca aplicar el GeoQ para esquematizar las ganancias, en relación a la disponibilidad hídrica, que va a tener el propietario o usuario de esa cuenca”.
La metodología se aplicó para conocer los efectos de la aplicación de medidas de restauración agro-hidrológicas en la cuenca alta del Arroyo Pillahuincó Grande, en la zona serrana de la provincia de Buenos Aires y, según afirmó la investigadora, puede ser utilizada para otras cuencas si se cuenta con la cartografía necesaria y el programa de información geográfica.
Si bien la herramienta fue presentada recientemente y su aplicación es óptima, todavía se encuentra en etapa de validación, ya que los técnicos buscarán combinar los escenarios reales con los proporcionados por el programa para otras cuencas hidrográficas. A su vez, los investigadores miembros del Grupo de Manejo de Cuencas buscarán extrapolar esa herramienta para que sea libre y de acceso abierto.
Fuente INTA Informa