Todos los veranos la producción merma por la incomodidad que generan las altas temperaturas en el rodeo lechero. Este año se registran caídas de hasta 30%. Sombra, alimento y manejo son las claves para no perder tanto.
Para mitigar los efectos del calor en los rodeos lecheros hay que trabajar en varios puntos. Más allá del tema nutricional, hay cuestiones de manejo que se deben tener en cuenta y son sencillas de implementar. “Primero, ponerse en el lugar de los animales o a los animales en el lugar nuestro”, aconsejó el médico veterinario Gerardo Conti en diálogo con el programa radial Agroeventos, por LT9. “Y lo primero que hay que acomodar es la rutina de manejo, en la cual no estemos generando esfuerzo físico en los momentos de mayor calor”, agregó con mucho criterio.
En este sentido, el especialista fue tajante: “en los meses de verano, desde las 9 de la mañana y hasta las 5 de la tarde no podemos generar movimiento en los animales. Uno ve vacas que quedan en las pasturas al mediodía o yendo y viniendo a la sala de ordeñe a las 2 de la tarde. Eso es como jugar un partido de fútbol al rayo del sol, por eso la restricción de los animales es fundamental”. Y agregó que las vacas deben estar a la sombra, con buena disponibilidad de agua (cantidad y calidad), más comida. Al respecto señaló que la calidad de agua implica bebederos limpios, sin restos de palos o mugre y agua circulante y fresca. “Hay reservorios de agua -advirtió- que no tienen buena calidad o está muy caliente”.
El otro punto está relacionado con la temperatura corporal. “El rumen es un pre estómago donde se fermentan los alimentos y eso desprende calor, es como una estufa prendida, que en verano le juega en contra”. De allí que los alimentos deben ser de buena calidad -implica una rápida fermentación para circular con mayor facilidad en el sistema digestivo- y en cantidad suficiente. “Un buen heno o rollo de alfalfa está fermentando entre 18 y 24 horas, pero un rastrojo de mala calidad tarda de 48 a 72 horas, generando temperatura. Es fundamental en verano trabajar con alimentos de muy buena calidad, sobre todo los fibrosos (henos, rollos, fardo y silajes)”, graficó.
Más calor, menos comida
El otro problema es que a raíz del calor, las vacas consumen menos alimento y producen menos leche. “Al propio estrés de la vaca se le suma la restricción temporal de consumir alimentos (8 horas). Y si le sumamos 5 horas de los dos ordeñes, tenemos 13 horas menos para consumir alimentos, lo que sumado al encierre y al malestar general que ya trae el animal, tiene sus consecuencias. “Nosotros nunca comeríamos un locro en verano”, definió el especialista.
Para Conti, la propuesta pasa por el pastoreo nocturno. “Pastorear por la noche ofrece el alimento que más le cuesta comer. Una pastura de alfalfa que la vaca debe cosechar es difícil hacerlo de día, pero no de noche, aunque esta sea una práctica bastante poco común por el temor al empaste. Pero si tomamos algunas medidas como el precortado o andanado, cortando previamente con la segadora, esto ayuda a la digestión. Una segadora agarra entre 2 y 2,5 metros, por lo que la velocidad de consumo es más rápida”, agrega.
Finalmente, explica que la rutina de manejo del tambo se puede acomodar para maximizar la producción. La principal merma productiva se basa en la menor cantidad de alimento que ingieren los animales. “El empaste se da porque los animales en determinado momento tienen hambre y comen todo lo que pueden”, sentenció.
Calor y humedad, minuto a minuto
Desde el año pasado el INTA Rafaela, a través su área de lechería, puso en marcha el programa “Menos estrés, más plata” para orientar a los productores en la disminución de las pérdidas que generan las altas temperaturas.
En 2013, desde los primeros días de enero, también comenzaron a difundir un monitoreo que mide la principales variables que ocasionan el estrés calórico: el Indice de Temperatura y Humedad (ITH) -con una escala de 55 a 88, en la que a partir de 72 se considera condición de estrés- y el Indice de Ganancia de Calor (IGC), que incluye radiación solar y velocidad del viento, más propicio para ganado a la intemperie (pastoreo, corrales sin sombra) que, en una escala de 50 a 90, ubica en 64 el umbral de estrés. El reporte abarca cuatro provincia lecheras: Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires y se completa con un pronóstico de temperatura y humedad a cuatro días, al efecto de que los tamberos tomen medidas para el confort de sus animales.
“Estos primeros días de enero fueron bastante estresantes, no tan marcados como el año pasado pero sí hubo días muy críticos y se vio afectada la recepción en las principales usinas”, sintetizó el ingeniero agrónomo Jorge Ghiano, uno de los responsables de la publicación.
El técnico precisó que en la zona central de la provincia (Castellanos, Las Colonias y San Cristóbal) lo normal son 75 días al año, entre noviembre y marzo, con condiciones estresantes. Y que también es importante tener en cuenta las “olas de calor”, que constan de al menos 3 días consecutivos con un ITH superior a 72. “El año pasado -comentó- fueron en Rafaela hubo 7 olas de calor de 11 días promedio cada una con ITH promedio de 77, 5 puntos arriba del crítico”. Sólo en diciembre hubo 4 olas de entre 3 y 8 días con valores promedio de 75 a 78 y máximos de 84.19. Al 22 de enero sólo se había registrado una ola, pero de 16 días, con un promedio de 76.19. “Se calcula una pérdida de producción de casi medio litro por punto de ITH por arriba de 72”, explicó Ghiano. Por ejemplo, con un índice de 76 se producen aproximadamente 2 litros menos por vaca. También indicó que “les lleva dos o tres días recuperar el nivel productivo”.
Para contrarrestar estos efectos, la recomendación del INTA es aportar media sombra, ventilación y mojado en corral de espera y el área de suministro de alimento. “Se puede incrementar 15% la producción contra un testigo que no tiene sombra, mojado y ventiladores”, aseguró el técnico, y agregó: “se midió que pasando por la ducha con ventilación media hora antes de entrar al tambo se incrementó 5/6% la producción en volumen y los sólidos 9%”.
Para el pastoreo, la recomendación es que se realice entre la tarde y la madrugada, ya que en enero las condiciones son estresantes al menos 13 o 14 horas al día, entre las 8.30 y las 22
A tener en cuenta
Los ejes indispensables para evitar el estrés: Disponibilidad de agua, en cantidad y calidad. Buena disponibilidad de sombra, natural o artificial. Organizar la rutina. Armar un buen balance nutricional, con alimentos de buena calidad y con un poco más de aceites en la dieta (como la semilla de algodón o alguna grasa protegida) que mejora la densidad energética de la dieta y no se fermenta en el rumen. Se llama dieta “fría”.
Mermas en los tambos
El ingeniero agrónomo Fernando Delbino, del área de producción primaria Milkaut SA, afirmó que “hay un nivel importante de merma en la producción que se viene dando desde diciembre, con una caída acumulada de 20/30%”. El profesional, que recorre periódicamente 150 tambos de entre 300 y 5.000/6.000 litros diarios, observó que el deterioro de los alfalfares por las lluvias de diciembre también incide en el resultado productivo. “Hay poco paso y mucho calor, en la mayoría de los casos las pérdidas de pastura están entre 20 y 100%”. También señaló que muchos establecimientos tiene vacas frescas recién paridas y compensan, “pero igual se pierde potencial”.
Más al norte, el ingeniero José María Trombert, asesor de Tregar, comentó que los tambos de la zona de Gobernador Crespo (San Justo), están “más castigados que el año pasado”, y calculó que a “tambo constante” hay una producción 11 o 12% menor que 2012, como consecuencia de las lluvias que castigaron las alfalfas más el calor y la humedad.
En tanto, el ingeniero Edgardo Bosser, asesor en comercialización de leche de varios grupos de tamberos en Santa Fe y Córdoba, afirmó que “en el bimestre diciembre enero, contra noviembre, hay una baja de producción de 15 a 20%”. Y tras mencionar que 2012 cerró con una retracción de 3 o 4% en la cantidad de litros producidos contra 2011, auguró que “el primer semestre de este año va a ser terriblemente menor”.
¡A la sombra!
Ya sea natural o artificial, la protección directa del sol es uno de los ejes centrales para disminuir el efecto del calor.
Horario crítico
Aunque el mediodía y la siesta suelen ser los momentos de mayor calor, el umbral de estrés en verano puede darse durante 13 o 14 horas, entre las 8.30 y las 22. Hay que limitar todo lo posible el movimiento de los animales.
Fuente Campo Litoral