Como todos los años, la devoción por la Virgen María convocó a miles de fieles en la Basílica de Guadalupe. Aunque la misa central estaba prevista para las 15.30, ya desde las primeras horas de la luminosa mañana dominguera, gran cantidad de gente se acercaba al templo con sus oraciones y pedidos. Mientras que en las inmediaciones el intenso y persistente movimiento de los puestos de venta, según marca la tradición, sumaba colorido a la celebración.
El padre Olidio Panigo, delegado episcopal en la Basílica de Guadalupe, expresó que la 114º Peregrinación Arquidiocesana se dio este año de manera muy especial. Desde que llegó la peregrinación de niños a eso de las 10 del sábado, fue constante el fluir de peregrinos. A la madrugada se cortó un poco, pero comenzó de nuevo a partir de la llegada de la peregrinación que salió a las 6 de bulevar y Marcial Candioti”, explicó.
En la edición de este año, a la enorme veneración que ya los fieles sienten por la Virgen, se sumó el “efecto Francisco”, la mayor adhesión a las festividades religiosas tras la reciente elección del Pontífice argentino. Para Panigo, esto es evidente en la cantidad de fieles y en la devoción. “Ayer, cuando Monseñor José María Arancedo, habló sobre el Papa, fueron instantáneos los aplausos y la emoción”, relató. Y no omitió agradecer el trabajo del Cobem, el 107 y la Cruz Roja.
“Hay más fe”
Alrededor de las 9.30 de la mañana, eran varios cientos los que aguardaban su turno para entrar al camarín donde está la imagen de María. Al punto que la cola llegaba hasta más allá de calle Piedras, donde se seguía anexando gente con el correr de los minutos. Entre ellos estaba Gerardo Herling, de Esmeralda, localidad ubicada casi en el límite con Córdoba. “Venimos todos los años, desde hace 20, para agradecerle, pedirle y rezarle a la Virgen”, contó, y expresó que este año vio a la gente más entusiasmada con la Iglesia a partir de la irrupción de la figura de Francisco.
A pocos metros, Olga Cocco, de Rafaela, también formaba parte del largo rosario de fieles que esperaba pacientemente el momento de ingresar. “Soy muy devota a la Virgen de Guadalupe, vengo a agradecerle todo lo que me da y a pedirle por toda la familia. Este año es muy especial, el Papa Francisco nos da más fuerzas”, aseguró entusiasmada. Ubicado apenas más atrás, Miguel Rodríguez, quien llegó desde Seguí, Entre Ríos, para cumplir una promesa, coincidió con Olga: “Hay más fe, el Papa es nuestro y tenemos que tener más fe”.
Otro de los peregrinos que se sumaron a la festividad fue Cintia Sánchez, cuyo hijo de apenas 8 meses lleva el nombre de Juan Diego en honor a la Virgen de Guadalupe, de la que es devota desde hace años, cuando empezó catequesis para acompañar a sus hijos. “La sigo desde ahí”, afirmó y no olvidó mencionar la bendición de que el Papa sea argentino.
De rodillas por María
Muchos de los fieles que, provenientes de distintos lugares, confluyeron desde el sábado a la Basílica, subieron de rodillas los escalones que llevan al camarín donde se encuentra ubicada la imagen de la Virgen. La devoción es palpable no sólo en la cantidad de público, sino también en el entusiasmo de la gente.
El rostro de Francisco
La sonrisa del Papa Francisco se coló entre la profusión de imágenes de la Virgen que pueblan este fin de semana los puestos ubicados en torno a la Basílica y sobre la Costanera. No sólo se ve la serena figura del Pontífice argentino en estampitas y posters, sino también en prendedores, vasos y hasta bolsos materos.
Los niños, protagonistas
Ayer a la mañana, miles de chicos se concentraron en las cercanías de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y desde allí se trasladaron sobre la avenida Almirante Brown y hasta llegar a la Basílica, para llevar sus oraciones y pedidos a la Virgen María. Algunos sumaron carteles con la foto del Papa.
Fuente El Litoral