La crecida del Paraná ya está impactando en la producción ganadera de la zona de islas. Ante la inminente inundación de los campos, los productores están evacuando la hacienda hacia tierra firme. Pero la operatoria se complica por varios motivos: la escasez de pasturas (algo común en el invierno); las pocas barcazas aptas para el traslado de hacienda, que se destinan primero a los animales propios y luego a prestar servicios a terceros; y una complicación sanitaria, ya que los terneros deben estar vacunados contra la aftosa para poder moverlos.
Por ello, la Sociedad Rural de Santa Fe solicitó al Senasa que contemple la modalidad excepcional de vacunar en tránsito o en destino, junto con el baño contra la garrapata al que deben ser sometidos los animales. El frío suma un problema más, porque impide que se puedan cruzar los animales por sus propios medios (sobre todo los terneros), o que éstos permanezcan en campos inundados.
Una vez más, el fenómeno hídrico pone en jaque a los productores de islas, sobre todo a los más pequeños que carecen de campos alternativos para llevar su hacienda, y que deben hacerla pastar a la vera de la ruta, con los riesgos que ello implica.
La conclusión es que el escenario para los productores es complicado. Con los precios de la hacienda “planchados”, el costo del alquiler de pasturas hace inviable la actividad hasta que el agua baje. Sin embargo, advierten que de concretarse esta crecida hasta octubre no volverían las pasturas naturales a la isla.
Fuente El Litoral