Se trata de un modelo estadístico que desarrolló y validó el INTA para estudiar la calidad de las vacunas bovinas. Es utilizado como control oficial por el SENASA y recomendado para el resto de América. Este trabajo fue publicado en la última edición de la Revista RIA.
Un equipo de investigadores desarrolló un modelo animal para evaluar la calidad de las vacunas bovinas. Lo inédito de esta técnica es que utiliza cobayos (roedores originarios de América del Sur también llamados “conejillo de Indias”) en lugar de la especie de destino, o sea, las vacas. Este trabajo fue publicado en la última edición de la Revista RIA. Así, “Cobayo INTA” se constituye como un modelo matemático de dosis-respuesta que se encuentra relacionado con la concentración de antígeno viral presente en la vacuna y el nivel de anticuerpos inducido en los animales vacunados. Según explicó Laura Marangunich, estadística que condujo el diseño de validación del modelo y el análisis cuantitativo de los resultados, “la dificultad de contar con animales seronegativos para la mayoría de estos agentes virales y el elevado costo de las pruebas de inmunogenicidad en el hospedador natural plantearon la necesidad de contar con modelos alternativos”. De acuerdo con Viviana Parreño, responsable del Laboratorio de Virus Diarreicos del INTA en Castelar, destacó que “por ahora se aplica obligatoriamente a dos virus, el que genera la Rinotraqueítis Infecciosa Bovina (IBR) y Rotavirus Bovino grupo A (RVA), y durante este año se empleará sin penalización para el virus de Parainfluenza bovina tipo 3 (PI-3). De acá en adelante agregaremos más antígenos hasta llegar a controlar los seis agentes incluidos en las vacunas (Coronavirus, virus de la Diarrea viral bovina y Respiratorio sincicial)”. Así, los investigadores utilizaron cobayos debido a que presentan un alto grado de homogeneidad y, en la mitad del tiempo que los bovinos, “producen resultados confiables y reproducibles que permiten desarrollar pruebas estandarizadas para evaluar comparativamente la potencia de cada lote de vacuna”, resaltó Marangunich. A partir de una serie de investigaciones realizadas por el INTA, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) evalúa de forma obligatoria la calidad y eficiencia de los lotes de vacunas para bovinos que se liberan al mercado. En este sentido, el jefe del Servicio de Virología del Senasa, Eduardo Maradei, comentó que desde su área recomendaron la utilización de la prueba de potencia puesto que observaron que se trataba de un “modelo validado con respecto al bovino” y que permitía “realizar los controles de eficacia de manera sencilla y a bajo costo”. De hecho, el modelo “Cobayo INTA” fue adoptado oficialmente como control de potencia de vacunas bovinas no vesiculares a partir de la resolución 598/2012 del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación publicado en el Boletín Oficial el 4 de diciembre de 2012 que establece que las vacunas que no cumplan con los niveles mínimos de respuesta inmunitaria no podrán liberarse al mercado, lo que permite a las empresas mejorar sus procesos de elaboración y al país optimizar sus campañas de control y la calidad de sus herramientas sanitarias. En este sentido, Parreño informó que el INTA ofrece “cursos de capacitación destinado a las empresas para que pongan a punto sus técnicas de control”.
Un modelo ejemplar
Hoy, esta metodología para el IBR fue aceptada por unanimidad como guía de recomendaciones del Comité de las Américas de Medicamentos Veterinarios (Camevet) que depende de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y está compuesto por alrededor de 30 países de América para facilitar la armonización de normas, registros y controles de medicamentos veterinarios entre los países miembros. Esta guía y otras dos que están en estudio (contra PI3 y Rotavirus) fueron elevadas a ese Comité por la Fundación Prosaia, una ONG que busca garantizar la permanencia de los productos argentinos en los mercados mediante acciones que generen una mayor competitividad del sector. “El modelo ‘Cobayo INTA’ ha traspasado las fronteras del país hacia América y llegó más lejos que lo que habíamos soñado al desarrollarlo”, destacó Parreño quien concluyó que lograr que las vacunas argentinas tuvieran un dato de potencia “fue un quiebre en la sanidad animal del país. Ahora damos un paso más hacia un territorio libre de enfermedades”.
Fuente INTA Informa