El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) desarrolló distintos tipos de harinas de legumbres para ser transferidos a la industria alimenticia, a fin de generar valor agregado en la cadena de producción y comercialización de legumbres.
El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), a través de su Centro de Cereales y Oleaginosas, desarrolló distintos tipos de harinas de legumbres para ser transferidos a la industria alimenticia.
El objetivo del trabajo del INTI fue generar valor agregado en la cadena de producción y comercialización de legumbres mediante el procesamiento y desarrollo de distintos tipos de harinas y productos alimenticios.
Estas harinas, solas o mezcladas con otros ingredientes, pueden utilizarse como insumos de diferentes industrias alimenticias, para la elaboración de productos de panadería, pastas, batters, rebozadores, embutidos frescos y cocidos, snacks, sopas y salsas instantáneas, barras nutricionales, entre otros.
En Argentina, las legumbres se consumen fundamentalmente como grano seco y, pese a su alto valor nutricional, no se incluyen en la dieta en las cantidades recomendadas.
Mediante este proyecto de agregado de valor, se pretende lograr un aumento del consumo de las mismas.
En una primera instancia, el Centro INTI-Cereales y Oleaginosas desarrolló una harina de arveja proteica, mediante un tratamiento térmico, con el objeto de optimizar sus propiedades nutricionales y funcionales, de acuerdo a sus aplicaciones en diversos alimentos.
En una de las plantas piloto del Instituto se elaboraron harinas de otras legumbres, como garbanzo y lenteja.
Según el organismo, «se logró la inclusión de harina de arveja, garbanzo y lenteja en productos de panadería, pastas y productos cárnicos, llegando a obtener resultados positivos» y el próximo paso del proyecto es la incorporación en el mercado.