No es un dato menor. En Brasil y Nueva York hay pies con calzado esperancino. Como hasta ayer fue desde La Quiaca (Jujuy) hasta Tierra del Fuego.
Todo comenzó el día que la enfermera profesional Viviana Oggioni, esperancina,  y el porteño de Caballito, Angel García, se conocieron.
Ella era partedel cuerpo de una conocida clínica médica  local y él tenía un centro de zapatería en Lanús Oeste- junto con Lomas de Zamora y Flores, tierra de fábricas de calzado hoy con una potencia extraordinaria que recuperó el mercado argentino de las manos brasileras-, aunque contaba residencia en la Ciudad de Buenos Aires.
Primero fue un taller de compostura de calzado, con mucho trabajo. «El día que me muera queda descalza media Esperanza» dice el porteño.
Un día, hace unos  8 años,  comenzaron a fabricar pantuflas, pero el tema no caminó, valga la metáfora.
Entonces, lejos de rendirse, probaron con la venta de las alpargatas de lona y después con las ojotas, y la barca tomó viento de cola con velas desplegadas.
Tanto se hizo camino al andar que pensaron en ampliar. Pero los créditos para  los emprendedores no existían por entonces. La Argentina etaba saliendo de un lío mayúsculo social y económico.
«Sabe  lo que pasa, yo pensaba, si a mí me pasa algo grave, si mi vida se termina, ¿qué será de ella? Por éso quería más que nada una fábrica» confiesa Angel
«Cómo yo soy de Buenos Aires veía en las vidrieras que el precio era de 170 pesos. Y pensaba, nosotros podemos fabricar un modelo así, con un costo de 50 pesos máximo, tiene que andar el negocio» dice.
Tomaron créditos personales, en pesos y en dólares. Cuarenta mil y debieron devolver 80 mil, para comprar maquinaria y poner los dos locales en calle Belgrano 2922 y 2926.
«Menos mal que el dólar estuvo a tres pesos por tres años. Cada mes era un riesgo terrible. Sufrimos bastante,  pero lo logramos» dicen.
Como el hombre se encarga del taller de compostura, la mujer pone su ingenio, creatividad y trabajo en la fábrica. Muestran con felicidad los boletos de venta que son con destino a Santiago del Estero, Córdoba, Buenos Aires, Capital Federal, Misiones, Jujuy, Corrientes, Mendoza, Tierra del Fuego y la provincia de Santa Fe.
«Los pedidos se hacen porque tenemos una página en  internet.
Incluso la esposa de un diplomático argentino nos compró 350 pares de alpargatas para llevar a Nueva York.
También nos compran para llevar a Brasil -en San Pablo y Río de Janeiro venden ojotas, algo así como vender hielo en la Antártida- y México. Por supuesto que no manejamos cantidades por miles en un mes, porque somos dos personas para el taller de calzado y la fábrica, pero cuando llegan pedidos grandes trabajamos de lunes a domingo y no hay feriados» nos cuentan.
«La verdad es que en el país nos conocen mucho, quizás más que en Esperanza. Fijate que tenemos alpargatas desde 40 a 60 pesos, desde el número 15 de bebé hasta el 46, lo mismo con las sandalias. Y cuando vamos a la feria de San Isidro  -zona norte de Buenos Aires, la más rica- o en la feria de Mataderos, vemos nuestros productos que se venden muy bien» indican.
«Tenemos alpargatas con tela Aguaya, que traemos desde Salta, de lona y hemos inventado la primera alpargata para el invierno, que se hace con un simil de tela que  traemos desde China y que se fabrica con botellas plásticas de Coca Cola y también con un producto que es simil del cuero de carpincho».
Hay productos en cuero de ganado pero también de pescado. Sí, leyó bien.
Un problema que se plantea es la exportación. «Nos han pedido productos desde España, pero no tenemos estructura para exportar.
Por lo pronto vendemos a pedido por internet, con depósito anterior. Incluso hay gente de provincias como Santiago del Estero que hacen pedidos mensuales porque ellos revenden en sus pueblos y provincias. Realmente nos pone felices poder ayudar a que otras familias humildes se ganen el pan todos los días con nuestros productos.
«San Crispín» -el santo de los zapateros- en Esperanza se ubica en el teléfono 03496 420067 o 15502420.  Email: fabricasancrispin @yahoo.com.ar

Fuente El Colono del Oeste