Heroico, increíble, valiente…Ningún vocablo alcanza para describir lo realizado por Matías Zoratti, un suboficial de policía que rescató a un joven que había caído en aguas del arroyo Ubajay.
Todo sucedió cerca de las 2, en momentos en que se celebraba la Fiesta de la Arena en la localidad de Arroyo Leyes.
El joven Lucas Montenegro, de 18 años, trastabilló cuando descendía de una tarima y en dicha circunstancia cayó al peligroso curso de agua.
El suboficial Matías Zoratti observó lo que ocurría y de inmediato se arrojó al agua para intentar un rescate que resultó exitoso.
Al cabo de dramáticos minutos, el policía acercó al joven a la orilla y al observar que no reaccionaba inició las maniobras de reanimación cardiopulmonar. El rápido accionar del servidor salvó la vida del joven que no requirió asistencia médica posterior.
Relato directo
“A nosotros nos llamaron pidiendo colaboración para que bajemos a unos jóvenes del escenario porque se habían puesto ‘pesados’ y estaban molestando al disc jockey”, comenzó diciendo hoy el policía héroe, en diálogo con este diario.
Uno de los muchachos bajó bien. Pero el otro, en momentos que también estaba bajando, se tropezó en la escalera y por el envión de su propio peso terminó cayendo al agua.
Apenas observé eso lo primero que pensé fue “lo único que falta es que no salga”. De igual modo yo intuí que algo malo podía pasar, entonces me empecé a desvestir.
A todo esto veía que el muchacho se iba para el medio del arroyo. Esa noche había una correntada impresionante. Ese curso de agua es así. Es muy profundo y corre en cantidad”, explicó.
Cuando me tiro al agua lo veo que ya iba a la deriva. Me había sacado como 100 metros de ventaja. Yo veía que el joven intentaba hacer algunas maniobras para flotar .
El último manotazo
En eso escucho que me grita…, me pide auxilio. “¡Me ahogo…!”, decía.
Cuando ya me había puesto a dos metros veo que se sumerge y no sale más. Entonces me sumerjo atrás de el y con mi mano derecha lo alcanzo a agarrar de la remera. Lo tomé por la espalda. Lo agarré con el dedo chiquito y el anular. Fue increíble”, indicó.
Lo empiezo a llevar hacia la costa cuando me doy cuenta que balbuceaba, decía cosas pero yo no alcanzaba a entender. Me costó como diez minutos llegar hasta tierra firme. Una vez allí le practiqué las maniobras de RCP en el pecho hasta que empezó a vomitar. Entre vómito y vómito comenzó a llorar. Entonces reaccionó y me conoció. Me daba las gracias. Me decía: “Gracias a vos estoy vivo”.
En eso, apareció una mujer que se identificó como personal de primeros auxilios. Para esta parte, ya había entre 15 a 20 personas en la costa observando todo.
Yo empecé a tartamudear del frío. Creo que comencé a sentir síntomas de hipotermia.
También llegaron otros policías que estaban en colaboración con nosotros. Pedimos una ambulancia pero como no llegaba mis compañeros cargaron al muchacho en el patrullero y salieron en dirección al Samco de Rincón. Al llegar al lugar, el pibe tenía una actitud psicofísica normal, así que se lo trasladó hasta su domicilio.
Estoy orgulloso
Matías tiene 33 años. Es padre de dos niños y desde hace 5 años que se desempeña como personal policial.
Consultado sobre si tenía conocimientos de natación el policía reveló que “no soy un gran nadador. Lo que ocurre es que desde joven, cuando tenía 18 años, me gustaba nadar. Siempre lo hice de manera amateur. Nunca profesional”.
Semejante experiencia seguro lo obligó a una reflexión. “La verdad es que uno en ese momento no piensa. Trata de resolver el problema. Pero después cuando me senté a pensar en todo lo sucedido, sentí satisfacción. Me sentí muy conforme porque todo había terminado bien. Esto es un orgullo para mí y para mis hijos”, culminó.
Fuente El Litoral