En las conversaciones grabadas por la Justicia Federal, se desprende que los dos convictos que tramaban asesinar al juez Vienna y al fiscal Camporini también pretendían “eliminar” a un tal “Judas”. Así llaman al subjefe de la División Judicial, Luis Quevertoque.
En las conversaciones entre dos presos, un policía y un hombre acusado de homicidio, se desprende un plan no sólo para matar al juez Juan Carlos Vienna y al fiscal de Cámara, Guillermo Camporini, sino también al subjefe de la División Judicial, Luis Quevertoque, al que llaman “traidor” y “Judas”. Es que este comisario fue quien detuvo Germán Almirón, uno de los convictos, luego de que se lo acusara de facilitar la fuga de Juan Domingo Ramírez, un sicario de la banda de los Monos, a mediados de enero de la Jefatura de la Unidad Regional II.
En los oficios Nº 1106 y Nº 1140 que envió el juez federal Nº 3 Carlos Vera Barros se desgranan detalles sobre cómo estos dos presos traman matar a estos funcionarios y al subjefe de la División Judicial. Almirón pertenecía hasta enero a esa brigada cuando estuvo involucrado en la fuga de Domínguez. La jueza de Instrucción Nº 11 Alejandra Rodenas va a procesar a Almirón por ese caso. Las conversaciones fueron grabadas entre el domingo y el lunes pasado y los planes para matar a estos funcionarios los iban a poner en marcha durante los próximos días.
La intervención de la Justicia Federal fue determinante para que se pudiera desbaratar esta estrategia criminal. Almirón, quien tenía un teléfono en el penal de la Jefatura, estaba siendo escuchado por la División Operaciones Especiales de la Policía Federal. Sospechan de tener vínculos con una banda de narcotraficantes que tiene como principales imputados a Reina Isabel Quevedo y a Julio César Feldkircher. Ambos fueron procesados a mediados de semana por tráfico de drogas, junto con otras cuatro personas, que quedaron detenidas el 9 de febrero pasado en un operativo que realizó la Policía Federal en Metán, Salta, y en Rosario.
Transcripción
En la transcripción de las escuchas, al juez Vienna lo llaman “salchicha” o “Pancho”; cuando se refieren al fiscal de Cámara Guillermo Camporini, le dicen “Bocón”, y “Judas”, al subjefe de la Brigada de la División Judicial, y se oye que Almirón y César Arón Treves, quien está preso desde fines de 2012, el domingo, afinan los detalles del plan, a partir de haber conseguido la “mano de obra” para llevar adelante el objetivo que se trazan que es matar a estos funcionarios judiciales y al policía. “Me tenés que conseguir urgente las cosas de Pancho (Vienna) porque ya hay uno que lo va a hacer”, le dice César Arón Treves a Almirón, quien le advierte que tiene datos precisos de uno de los domicilios del magistrado. “Bueno, mañana va a venir un pibe que sabe, pero el tema es que son dos lugares. ¿Me entendés? Donde vive siempre no sé dónde es. Yo conozco la casa en las afueras de Rosario. Pero aguantame hasta mañana que yo la consigo”.
Tras haber acordado con un supuesto sicario, Almirón le dice el domingo pasado a Treves: “Pensalo tranquilo, meditá y mañana a la noche me decís si nos comemos el arroz con salchicha o nos comemos al bocón. Vos pensalo. Porque si yo me como al Bocón, Salchicha se va a pegar un susto bárbaro”. Y detallan el plan donde eventualmente lo van a matar.
Treves: —Vos conseguime lo que te voy a pedir, que van a ser un número de esas cosas, digamos los datos. Yo lo hago, quiero hacer uno sí o sí. El arroz con salchicha o comerme un traidor, o algo de eso. Algo de eso quiero hacer. Es Judas ese hijo de puta. Vos tirame los datos necesarios y yo hablo con los pibes míos.
Almirón: —Dale. Mirá, esto es simple, si vos… por acá por Ovidio Lagos (una calle). Por ahí lo vas a ver entrar y lo vas a ver salir. Te sentás arriba de un auto y tuc. Una pavada. Yo consigo la lata y listo. Hacemos lo que tenemos que hacer y después tiramos un anónimo. Y mando a alguno que encuentre el juguete y listo. Se terminó cortita la rondita.
Treves: —Sí, pero no lo dejemos enfriar que voy a quedar como un charlatán.
“Regalado”
En otro tramo de la conversación, el policía preso en la Jefatura de la Policía habla de dónde van a encontrar al juez. Dan lugares precisos y posibles escenarios sobre dónde cometer el atentado, para el que ya tienen contratado al sicario. Fuentes de la investigación señalaron que Almirón salía frecuentemente de su lugar de detención gracias a favores que le hacía un alto jefe del penal, que es nombrado en las escuchas como “Malevo”. El policía preso en la Jefatura señala en la charla con Treves que “va a saber cómo llegar a lo del Viejo (Vienna) que tiene una casa en las afueras de Rosario”.
—Aguantame un par de días que voy a hablar con mi abogado para que me averigüe el de acá, el del edificio cerca de tribunales.
—¿Y el de Judas, averiguaste algo? -Treves insiste.
—Ya sé dónde es. Te doy la dirección exacta. Y el artefacto (auto) en el que se está moviendo. El color y todo y los horarios de la oficina -Almirón le responde.
—Hagamos así: este se levanta tipo 12. Ahí nomás, le digo si quiere poner una monedita. Le pido un par de lucas y se la damos -contesta Treves.
—Si olvidate. Más rápido. Es más lo podemos enganchar cuando sale del tribunal en el auto. ¿Me entendés? -su interlocutor responde.
Treves: —Y… pero capaz que tiene el auto blindado.
Almirón: —No, boludo. No hay nada de eso. Es todo verso. Olvidate, es todo mentira. Está regalado. Te digo más: tiene un Caniche toy, que se lo llevan a tribunales. Sale caminando y de paso va paseando con el perro.
Aclaración
Fuentes de la Procuración de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe señalaron que “no tienen pensada ninguna investigación sobre el punto”. Con esta frase, negaron que el organismo judicial inicie algún tipo de procedimiento vinculado con las conversaciones telefónicas entre los dos presos, como publicó ayer El Litoral.
Fuente El Litoral