Organismos de DDHH y partidos políticos colmaron la plaza, donde se realizó un acto por los 38 años del golpe. Antes, las Madres conmemoraron el día en el barrio La Carbonilla.
Miles de manifestantes colmaron la Plaza de Mayo bajo con la consigna «Democracia o Corporaciones», al cumplirse el 38 aniversario del golpe de Estado de 1976, «cívico, militar y eclesiástico», según definió Taty Almeyda (Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora) quien llamó a redoblar el compromiso y la solidaridad en el continente.
La dirigente, quien cerró el acto en la Plaza de Mayo previo a marchar hacia la exEsma, aseguró que hoy «el proyecto es claro, democracia o corporaciones», al leer parte del documento que firmaron las organizaciones participantes.
«Hay unos pocos que pretenden destruir, usan el papel del que se apropiaron con violencia para sostener que la Presidenta no puede sostener su mandato y que la patria tiene que ser colonia», señaló.
«A todos estos personajes no les vamos a permitir que pongan odio en nuestra patria», afirmó en medio de aplausos y vítores de los asistentes, en su mayoría jóvenes y encolumnados en decenas de organizaciones kirchneristas y agrupaciones de izquierda aliadas como la del Partido Comunista Congreso Extraordinario.
En una jornada soleada la plaza fue ocupada desde temprano por agrupaciones como La Cámpora, que se acomodó masivamente sobre la calle Rivadavia y parte de la plaza; y el Movimiento Evita que estuvo pegado a la Catedral con sus referentes Jorge Taiana, María Rachid y el diputado nacional Leonardo Grosso, entre otros.
En tanto los militantes de la agrupación Kolina, la Martín Fierro, la Corriente Política 2021, Unidos y Organizados, los Oktubres, Radio Gráfica, el Centro Cultural Teresa Israel o la Artigas, estaban distribuídos sobre la calle Hipólito Yrigoyen mientras un gran cartel Montoneros LOMJE (Libres o Muertos Jamás Esclavos) estaba frente al Cabildo.
En el discurso Almeida pidió a la Iglesia Argentina que «expulse» al sacerdote Christian Von Wernich -capellán de la Policí¬a Bonaerense durante el período más sangriento de la dictadura-, porque «ha sido condenado por la justicia por torturador».
«Exigimos que sea expulsado», dijo y criticó a la cúpula de la Iglesia que durante la dictadura «estuvo asociada al poder mientras los curas tercermundistas también eran secuestrados».
También mencionó al obispo Enrique Angelelli, asesinado por grupos de la represión el 4 de agosto de 1976 en La Rioja, cuyo caso «recién el año pasado» tomó estado judicial.
«Tenemos que juntos y organizados transformar la realidad» dijo Almeida al repudiar la «trata aberrante para explotación sexual y laboral».
Por otra parte pidió «el cese de la violencia empresarial e institucional contra los pueblos originarios que son desalojados de sus territorios».
Al criticar a la «derecha que con sus corporaciones siguen con la pretensión de terminar con los derechos de todos», puso como ejemplo la administración de la ciudad de Buenos Aires, en manos del PRO con Mauricio Macri como Jefe de Gobierno, y recordó que «el Fino Palacios, represor del 2001 y de implementar espionaje a víctimas» es autor de políticas represivas en el distrito.
«La opción es clara o se está con la democracia o con las corporaciones, a favor de los monopolios o en contra», remarcó la dirigente con su voz clara al hablar en la Plaza de Mayo.
En la despedida, llamó a sumarse al acto en la exEsma «con los sueños de los 30.000 desaparecidos, con un país que incluya a todos, con justicia social, libertad y alegría».
Como siempre y como cada año eran visibles los reencuentros y saludos de compañeros como también la diversidad y creatividad en la ropa y «cotillón» de las agrupaciones porteñas y del conurbano.
Asimismo las murgas, las banderas, y la absoluta mayoría de jóvenes dueños todos del presente de democracia que vive la Argentina.
Por eso, fue un niño de 10 años el que tuvo la última palabra en el acto en la Plaza de Mayo. Martín, que gritó «viva que no haya dictadura militar en la Argentina».
Fuente Sala de Prensa – Presidencia de la Nación