Más de 8.000 personas asistieron al concierto gratuito que el director ofreció esta mañana al aire libre en Puente Alsina, donde se presentó con la orquesta West-Eastern Divan, integrada por jóvenes músicos de Israel, Palestina y otros países del Medio Oriente.
«Me fui a los 9 años del país pero algo de lo que me dio me quedó para siempre», dijo el músico argentino-israelí durante el concierto en el que fue ovacionado de pie por una afectuosa audiencia que desde temprano se acercó al lugar.
Luego de abordar durante casi una hora las piezas más importantes de Maurice Ravel, el director sorprendió en el cierre con «El firulete», el tango de Mariano Mores que estaba fuera del programa y que se llevó el aplauso sostenido del público.
En la última de sus presentaciones porteñas destacó las «identidades múltiples que pueden convivir en Argentina al afirmar que «se puede ser polaco, judío, sirio, alemán, libanés, turco y no por eso menos argentino», y subrayó que si bien lo «halaga» el reconocimiento popular lo que más lo emociona es el cariño que le da la gente.
«Rapsodie espagnole», «Alborada del gracioso», «Pavane pour une infante défunte» y el famoso Bolero del compositor francés, fueron algunas de las obras que interpretó Barenboim esta mañana, luego de haber brillado anoche en el Teatro Colón junto a la pianista Martha Argerich y Les Luthiers.
La West-Eastern Divan fue concebida en 1999 por Barenboim y el intelectual palestino Edward Said, quienes decidieron crear un taller para jóvenes músicos de Israel, Palestina y otros países de Oriente Medio con el fin de combinar el estudio y el desarrollo musical con compartir el conocimiento y la comprensión entre culturas que fueron tradicionalmente rivales.
En este taller, los participantes mejoran su nivel musical mientras conviven con jóvenes de países que pueden estar en situaciones de conflicto con el suyo propio. La base de la orquesta la componen músicos árabes e israelíes acompañados de músicos españoles.
Fuente Agencia Télam