Benito Cerati publicó su interesante primer disco bajo el ropaje de Zero Kill, hijo del líder de Soda Stereo, que con perfil bajo, sin llamar la atención, reunió en este CD canciones de los últimos cuatro años de trabajo, donde se mezcla el pop, el rock, el electropop, el funky y hasta el tecno ambient, ayudado por amigos de todos los estilos.
Benito evitó cualquier lanzamiento con gran derroche marketinero y mainstream y casi en silencio lanzó este CD, al que comenzó a presentar a la prensa, varios meses después, fiel a su idea de alejarse de los flashes farandulescos y cualquier presión disfrazada de expectativa desmedida.
Con la ayuda de Tweety González que produjo el disco y aportó instrumentación en varias canciones, Benito Cerati decidió incluir en este álbum su lado más lúdico, su espíritu juguetón, pero también la experimentación y el riesgo artístico que son características de los Cerati.
También colaboraron amigos como Martin Carrizo en batería, Fernando Nalé en bajo, Andrea Álvarez en percusión, Leandro Fresco en sintetizadores, Alejandro Terán en cuerdas y Sol Fernández y Anita Álvarez de Toledo en coros.
Además dividió el disco en cuatro capítulos “Modo Luz”, “Modo Tierra”, “Modo Oscuro” y “El fin de todo”, regidos por similares características musicales, inclusive instrumentales, climáticas, con canciones cantadas en inglés y otras en castellano.
El disco abre con la acuática “Una vez”, que carga con una densidad electrónica muy fuerte que se acentúa con la letra de la canción, mientras que “Dizzy” arranca con jugueteos electrónicos hasta ganar un clima más cadencioso y bailable, con teclados saturados.
“Elefante” comienza ambient, mientras Benito recita como un locutor un cuento, otros de sus placeres porque el joven Cerati es fanático de la literatura y escribe cuentos e historias desde niño.
En el camino que recorre el disco se suceden los instrumentales climáticos, ambientales, que van formando un soundtrack digno de un viaje, de un día soledado en invierno, y ese clima se rompe con “Hidrofobia” que parece un calmo viaje oceánico, hasta que aparecen batería y la distorsión a través de sintetizadores.
“Sunlight” es una balada sintética cantada en inglés, con hermosos climas, que le da paso al lado más pop del disco con “Automática Lunática”, una hermosa medio tempo, que da una referencia del camino que Benito Cerati recorre por estos días, donde está acompañado por una banda.
“Cute Little pink killer bunny” recuerda a “Colores Santos” o a canciones de “Siempre es hoy”, por ese formato electro-pop, mientras que “This son gis missing (your voice)” tiene ese funky bailable, bien logrado que invita a mover la patita y que trae algunas pasajes del mejor Duran Duran.
El disco cierra con tracción humana, con toda una banda acompañando a Benito en “(Me gustaría) verte desaparecer” para un camino electrónico más épico, y las cuerdas de Terán le dan un aire más sombrío a “Corazón Centrífugo”.
Recién después del Mundial, Benito Cerati se decidió a comenzar a tocar este disco, aunque ya prepara su sucesor en un camino más pop y en un trabajo más con banda, una decisión que permite alumbrar un camino más que interesante por recorrer.
Fuente Agencia Télam