Un informe del INTA Manfredi analizó la evolución de estas maquinarias durante 18 años y comprobó una tendencia preferencial hacia los equipos de mayor porte y alta capacidad de trilla.
Aunque algunos especialistas sostenían que las máquinas agrícolas no agrandarían sus motores, la realidad ya indica lo contrario: los nuevos fierros tienen una potencia cada vez mayor a la estimada, al tiempo que incorporan herramientas de agricultura de precisión para mejorar la eficiencia. Así se desprende del informe “Evolución de la capacidad de trilla y tecnologías de las cosechadoras, elaborado por técnicos del INTA Manfredi –Córdoba–, que analizó datos de los últimos 18 años.
De acuerdo con el informe, la potencia de los motores aumentó 17 hp por año en promedio y, actualmente, los últimos modelos de los principales fabricantes ya superan los 500 CV de potencia, con una capacidad de trilla de más de 110 toneladas de grano por hora en maíz.
“Las cosechadoras son más eficientes a medida que incrementan su tamaño, pero depende de las condiciones de los cultivos y de las capacidades logísticas”, explicó Andrés Méndez, principal autor del trabajo. “Una cosechadora de gran capacidad trabajando en una zona en donde los cultivos están por debajo del rendimiento medio del país, seguramente estará subutilizada, lo que la hará más ineficiente”, ejemplificó. En esa línea, Méndez consideró que “es indispensable incorporar tecnologías de agricultura de precisión que ayuden a sacarle el mayor provecho a la capacidad de trabajo de las cosechadoras y para ello se trabaja y se supera día a día la tecnología aplicada”.
Por otra parte, Méndez puso un ejemplo práctico: si se compara una máquina con motor de 230 HP y capacidad de trilla de 28 toneladas por hora en maíz, con otra de 600 HP y 110 t/h, la cosechadora de mayor tamaño equivale a tener cuatro cosechadoras como la menor.
“Pensando en que para una misma capacidad de trilla se cuadriplica el personal y el equipo de cosecha, decidir la compra de una cosechadora de mayor tamaño siempre sería favorable”, explicó el técnico. “A su vez, la eficiencia de los HP si se comparan ambos motores también sería favorable para los motores más grandes que brindan mayor capacidad de trilla”, agregó.
Para el especialista del INTA, las cosechadoras con alta capacidad de trilla serán mejor aprovechadas con cultivos de altos rendimientos: “Si los rindes son bajos, para lograr una capacidad de trilla de 110 toneladas por hora, la cosechadora debería compensarlo con velocidad, con lo cual es prácticamente imposible aumentar la velocidad a más de 7 km/h en soja o más de 8 km/h en maíz, debido a que las pérdidas de cosecha comienzan a ser mayores a las fijadas como toleradas”, explicó Méndez.
A su vez, algunas variables logísticas deben ponerse a consideración. En ese sentido, el informe destaca que, por caso, que una cosechadora de 110 toneladas por hora carga casi cuatro camiones por hora y, si 10 horas por día, se requieren 40 camiones sólo para una máquina. Asimismo, si se almacenara en silobolsa, debería contarse con al menos dos tolvas de 25 toneladas para que la cosechadora no se encuentre detenida en ningún momento.
“La tolva de una cosechadora de este tipo posee una capacidad cercana a los 14 mil kg de carga. Si tenemos un cultivo de maíz de 10.000 kg/ha y si la máquina se encuentra trabajando en su capacidad plena de trilla, estaría llenando su tolva en 10 minutos de trabajo, por lo que descargaría granos casi constantemente”, explicó Méndez.
En base a estos datos, añadió el técnico, una cosechadora de casi 600 HP debería trabajar en zonas de altos rendimientos para no tener que compensar con velocidad el logro de la capacidad teórica de trilla –dado que el exceso de velocidad genera pérdidas–.
“El contratista de punta, que en la actualidad posee una cosechadora de 420 o 450 HP con una capacidad de trilla de 80 toneladas por hora, analiza pasar a una cosechadora de 550 o 600 HP con 100 o 110 toneladas de capacidad de trilla. Pero por lo general a este cambio lo piensa en que puede hacer unas 500 hectáreas extra, o aún más”, dijo Méndez.
En este contexto, el especialista del INTA indicó que antes de adquirir una cosechadora que ronda los 700 mil dólares, conviene tener un buen análisis sobre los rendimientos promedios donde va a trabajar: “Si estos rendimientos son bajos, será prácticamente imposible lograr las capacidades de trilla teóricas y será muy difícil su amortización”, afirmó.
Fuente INTA Informa