Técnicos del INTA determinaron que la aplicación de fungicida en el momento adecuado reduce hasta un 60% la incidencia de esta enfermedad, que provocó mermas de hasta 18 quintales por hectárea. Recomendaciones para el uso eficiente de la herramienta química.
Las dos últimas campañas de cebada se caracterizaron por la alta incidencia de una enfermedad emergente que afectó al sudeste bonaerense. Se trata del salpicado necrótico producido por el hongo Ramularia collo-cygni, una afección que provocó mermas de hasta 18 quintales por hectárea y deterioró la calidad del grano (calibre y peso hectolítrico). Por esto, un equipo de investigadores del
INTA determinó una ventana de protección con fungicida, mezcla de carboxamida y estrobilurina, la cual reduce la enfermedad hasta un 60%.
Ignacio Erreguerena, especialista del INTA Balcarce –Buenos Aires–, señaló que “para contrarrestar las pérdidas sufridas en campañas anteriores debido al salpicado necrótico en cebada, se estableció una ventana de protección con fungicida que reduce la enfermedad hasta un 60%”.
Ante la falta de variedades con resistencia, investigadores del INTA Balcarce y Bordenave estudiaron el efecto de la aplicación con fungicida mezcla de carboxamida y estrobilurina en distintos estadios de desarrollo del cultivo de cebada.
“El tratamiento químico resultó ser una herramienta eficiente frente a esta enfermedad, sin embargo, no es lo mismo aplicar en cualquier momento ya que los mayores niveles de protección se lograron con la aplicación entre principios de elongación del tallo y aristas visibles”, explicó Erreguerena.
Control químico para prevenir
El salpicado necrótico de la cebada reduce la calidad del grano, el peso hectolítrico y calibre, por lo tanto es importante que los productores implementen medidas de prevención para controlarla.
“Las condiciones meteorológicas que predisponen su desarrollo son temperaturas templadas, lluvias concentradas en agosto y septiembre y alta humedad asociada a las horas de mojado de hoja”, expresó Erreguerena.
De acuerdo con el técnico del INTA Balcarce, “si bien el agente causal puede encontrarse en la semilla, las principales fuentes de inóculo en lugares donde la enfermedad está establecida son el rastrojo de campañas anteriores, plantas guachas de cebada y otras gramíneas como el raigras”.
Los principales síntomas que manifiesta esta enfermedad son manchas necróticas marrón oscuras pequeñas con halo clorótico, de 1 a 3 milímetros de largo y 0,5 de ancho sobre el tejido foliar.
“Si bien la enfermedad ya está instalada en los campos, es de suma importancia la aplicación de fungicida para su control y aplicado en el momento determinado, desde elongación de tallo hasta arista visible”, destacó el técnico del INTA, quien además aseguró que “la aplicación durante esta la ventana de protección es lo más conveniente y nos asegura bajo nivel de la enfermedad”.
Fuente INTA Informa