Una vez que la columna de manifestantes batiendo palmas y bajo las consignas “que nos cuiden”, “den la cara”, “hagan algo” llegaron desde la Plaza «Libertad» donde se concentraron, estuvieron unas dos horas al frente de la Comisaría VI. Para que en 24 horas las redes sociales convoquen a los vecinos, más de 150 personas, en Pilar, no es tarea fácil.
Y más, entre las caras de un pueblo donde todos se conocen y son conocidos, no había gente propensa al «lío fácil» sino trabajadora, de clase media y media alta.
Un certificado que el hartazgo está en el límite.
Fue en la tarde del lunes, luego que la semana pasada, en un hecho más que extraño para esta localidad de unos 5 mil habitantes, sufrieran dos viviendas el ingreso y robo de dinero y alhajas. Se trata de los hogares de personal calificado de la Cooperativa Guillermo Lehmann. Y los robaron cuando ellos estaban en un remate de importancia.
Y a la gente el hecho le subió a la bronca porque se suman en 3 años -36 meses- nada menos que 36 robos en casas de familia, de dinero y alhajas cuando la familia no está en la casa.
Y los robos son de información fina. Por ejemplo, uno de ellos es en la casa de un matrimonio que se iba de viaje a Europa. El viernes cerca del mediodía saca el dinero del Banco. El sábado a la noche, cuando asisten de manera habitual a un comedor, le ingresaron y les robaron todo el dinero y las alhajas. Es fácil advertir la rabia e impotencia que generan este tipo de hechos, una vez por mes desde hace 3 años.
Fue así que en la tardecita del lunes, se juntaron decenas de vecinos en la plaza central «Libertad» y marcharon las dos cuadras que los separaban de la Comisaría VI con palmas y cantando: «¡queremos que nos protejan!» o «¡basta de inseguridad!» y también «basta de impunidad».
Por espacio de una media hora los vecinos permanecieron en el frente de la Comisaría. Las autoridades policiales negociaron un ingreso de representantes, pero los vecinos no accedieron. Finalmente los manifestantes vieron salir al comisario Ariel Cecotti, titular de la repartición y al Subjefe de la Unidad Regional XI, comisario inspector, Carlos Garcilazo.
Por lo bajo, los vecinos hablan muy bien del comisario Cecotti, pero no de todo el personal -unos 5 efectivos- e incluso desconfían de una interna policial que afecta a la Unidad Regional XI y tendría secuelas en Pilar. Los mismos vecinos cuentan que roban dinero, oro y alhajas, de rápida venta o no reconocible, pero no tocan tecnología, bienes o electrodomésticos.
La sensación de toda la gente es que «estamos marcados y ya no salimos ni a cenar con nuestro marido o con la familia». Tal es el miedo profundo que habita en las cabezas de la sociedad de Pilar, localidad del departamento Las Colonias.
Cecotti y Garcilazo salieron de la sede policial al hall del Centro Cívico Pilarense, donde escucharon a los manifestantes.
La gente escuchó al comisario Garcilazo quien hizo referencia a que en los últimos casos tuvo intervención “gente de Rosario, según se puede deducir por impacto de antenas”, pero la forma en que ocurren los hechos, los «datos finos» que poseen los delincuentes hace que la gente esté convencida que “todo hace suponer que hay entregadores instalados en el pueblo” y que además no son informaciones que manejen los habituales «rateritos» del pueblo, sino que son personas que tienen muy buena información y canales de comunicación con los delincuentes.
El Subjefe de la Unidad Regional XI Carlos Garcilazo declaró posteriormente a este medio “escuché muy atentamente las inquietudes de los manifestantes. Vi que estaban muy conformes con el desempeño de Cecotti y que por otro lado hay reticencias para con el personal que lo secunda.
Con respecto a las quejas, las recojo para elaborar un plan de trabajo más profundo y dar la solución que esta gente reclama. Por supuesto habrá que efectuar cambios de políticas en el plan de trabajo» señaló el Subjefe de la Unidad Regional XI, que evidentemente no estaba de casualidad en el lugar.
«Es tiempo de que hagan algo distinto, porque lo que hicieron hasta ahora no les dio resultado» dijo un vecino muy enojado.
Fuente El Colono del Oeste