Desde ayer, el módulo Philae está posado en un cometa y enviando información. Aunque el aterrizaje tuvo algunas dificultades, los expertos están satisfechos.
Ser el primero en una cosa marca, pero ser el primero en varias marca más. La misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA) hizo ayer historia al posarse el módulo Philae en un cometa.
¿Por qué? Aún es pronto para saberlo, sólo hay interpretaciones. Los investigadores de la misión aún están analizando cómo y dónde se ha posado exactamente Philae. Sí saben que ha sido en el punto programado, llamado Agilkia, y que este “viaje” ha sido un éxito, también Rosetta.
“Vamos a tardar muchos años en ver algo igual”, declaró a EFE Javier Ventura, portavoz de la ESA en España, en cuya sede se han reunido para seguir el aterrizaje de Philae en el cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko científicos, ingenieros y representantes de empresas e instituciones españolas que han participado en la misión, en la que la intervención española supone entre el 7 y 8 %.
Y es que, hasta llegar aquí, Rosetta, que fue lanzada el 2 de marzo de 2004, ha recorrido unos 6.500 millones de kilómetros, ha dado cinco vueltas alrededor del Sol y ha realizado tres maniobras de asistencia gravitatoria con la Tierra y una con Marte para ganar velocidad, a modo de impulso, y terminar en su objetivo, el cometa.
Dificultades
El aterrizaje se produjo después de un viaje de siete horas y la señal a tierra llegó 28 minutos y 20 segundos después y fue recibida con grandes aplausos.
La previsión era que Philae, más que posarse, se agarrara al cometa, cosa que en estos momentos aún no se sabe si ha sido así.
Los investigadores tienen la certeza de que Philae ha llegado a su destino pero señalan que los arpones, que debían clavarse a través de la superficie hasta un máximo de dos metros, no se han activado. Así que creen, según fuentes de la misión, que el módulo de Rosetta está enganchado al cometa pero sólo con las patas.
Pérez-Ayúcar, quien dijo que Philae es la guinda de un pastel, que es Rosetta, explicó que la misión no termina hoy. La previsión, comentó, es que Philae permanezca en el cometa unos tres meses y que Rosetta lo persiga en su viaje al Sol. Se estima que en agosto próximo la sonda estará en su momento más cercano a esta estrella.
El objetivo, descubrir si los cometas intervinieron en la formación de vida en la Tierra.
Las empresas españolas y centros como la Universidad Politécnica de Madrid o el Instituto de Astrofísica de Andalucía han participado, por ejemplo, en el instrumento Osiris, que incluye dos cámaras de alta resolución, y en Giada, encargado del estudio de las características del polvo y que dispone de tres tipos de sensores para medir masa, velocidad y flujo de las partículas de polvo.
Fuente El Litoral