El próximo domingo San Lorenzo y Asociación Deportiva Juventud definirán al equipo de Esperanza que estará disputando la gran final de la temporada 2014 enfrentando al ganador de Sarmiento – Juventud Unida de Humboldt. Esperanza no tiene un equipo en la Final desde 1997, fue Unión quién la jugó cayendo ante Argentino de Franck. Horacio Hümöller y Juan Calza, entrenadores de San Lorenzo y Juventud, analizan el cruce y subrayan la importancia de la instancia para toda la ciudad.
La galería de campeones perteneciente a la rica historia de Liga Esperancina de Fútbol indica que la última estrella que bordó en su casaca la Asociación Deportiva Juventud fue en 1989, mientras que San Lorenzo lo hizo en 1995, convirtiéndose en el último equipo de nuestra ciudad en dar una vuelta olímpica.
Pasaron muchos años y numerosos intentos en vano, también incontables ilusiones que rápido se esfumaron y son reflejo de la sequía de los clubes esperancinos, esos de tanta tradición.
El certamen “Cirilo Claussen” de Primera División comienza a recorrer la parte decisiva de su camino y San Lorenzo y Juventud se encuentran buscando su lugar en la gran final. Más allá del ganador, de la camiseta que dispute el partido en el que todos quieren estar, la capital de Las Colonias volverá a tener un equipo luchando por el título, algo que no se da desde 1997 cuando Unión obtuvo el subcampeonato tras caer ante Argentino de Franck.
A diferencia de tantas instituciones del Departamento que rozan lo profesional, a San Lorenzo y Juventud los une la misma esencia: sus jugadores juegan por la camiseta. Más allá de mínimos aportes, ellos cumplen sus jornadas laborales y obligaciones de estudio para que al llegar la noche puedan marchar a los clubes a entrenar.
Juan Calza en el norte y Horacio Hümöller en el este son los conductores de los planteles que por más que uno quede en el camino, volverán a casa con la frente en alto por la dignísima labor a lo largo de un año que el resultado de un partido muchas veces no permite reconocer. Con ellos dialogamos.
Nueva experiencia
Lejos en el almanaque quedó aquel comienzo en Sportivo del Norte para recorrer luego un impecable camino profesional. Después de tantos años fuera de casa el “Alemán” regresó a sus orígenes y vaya si lo hizo de manera exitosa. “Volver a Liga Esperancina de Fútbol fue un desafío enorme porque me fui de muy pibe. Descubrí muchas cosas nuevas y por más que hace un año que estoy trabajando no dejan de sorprenderme cuestiones que en el profesionalismo no se acostumbran o uno se olvida que están.
Los dirigentes de San Lorenzo me llamaron a fines de octubre de 2013 para que me haga cargo del primer equipo y después de analizarlo acepté. Recuerdo que fui a ver las finales entre Atlético Pilar y San Martín de Progreso para observar el nivel de juego, los jugadores y el ambiente. Me retiré sorprendido.
Tenía la idea de armar un equipo con chicos del club sin salir a buscar refuerzos, por eso aproveché noviembre y diciembre del año pasado para entrenar fuerte por más que el equipo ya no jugaba, quería conocerlos bien desde lo futbolístico y humano, para así idear el trabajo de la actual temporada.
Fueron semanas de mucho estudio y conversaciones y si bien uno quiere llegar alto ante cada desafío, sinceramente no imaginaba este presente.
El torneo de Liga Esperancina de Fútbol es muy apasionante y cuando estás adentro te atrapa, eso te lleva a querer todos los días un poco más y cuando te ves arriba en la tabla de posiciones y empiezan a hablar de tu equipo uno infla el pecho, se siente orgulloso de los jugadores que dirige.
Todas las mañanas entreno a jugadores categoría 1996 en Unión de Santa Fe, son pibes que dan los últimos pasos antes de saltar a Primera y ya están siendo vistos por el cuerpo técnico de Leonardo Madelón. Ellos son profesionales y su obligación laboral es ser jugador de fútbol. A la tarde llego a Esperanza y encuentro a chicos que trabajaron o estudia-ron todo el día o algunos que durmieron porque de noche tienen turno en la fábrica, pero sin embargo están ahí parados esperan-do recibir órdenes para comenzar a trabajar y no paran.
San Lorenzo posee un plantel que juega por la camiseta, por amor al club, si alguno de ellos recibe algo de dinero a fin de mes es un monto simbólico. Se matan porque tienen hambre de gloria y los domingos en vez de estar con la familia arman el bolsito y se van a defender esos colores que llevan en el corazón desde siempre. Esas son las cosas que me llenan, las cuestiones lindas del fútbol, las que te dicen que hoy valió la pena ponerse el buzo de técnico y salir al campo de juego.
Después de los resultados y cuando se conoció que San Lorenzo y Juventud se cruzaban en semifinales en el ambiente se comenzó a hablar mucho del tema y todos los días alguien te hace un comentario. Lo importante, más allá del resultado, es que la ciudad otra vez tendrá un equipo jugando la final.
Cristian Favre, que hace bastante está en Liga Esperancina de Fútbol, me aclaró de entrada que me iba a encontrar con innumerables cosas a las cuales no estaba acostumbrado y así fue pasando, pero más allá de determinadas cuestiones no tan lindas, principalmente cuando te toca viajar al interior, lo importante es la instancia donde estamos y la posibilidad concreta de jugar una final.
No quiero pecar de soberbio, pero mi ocupación es San Lorenzo y no pensar tanto en Juventud. Si bien me fui interiorizando sobre ellos y miré algunos partidos por televisión, lo más importante pasa por nosotros. Ojalá ganemos y podamos jugar la final, aunque más allá de un resultado deportivo y la alegría de un campeonato o la tristeza de quedar en el camino, cuando transcurra el tiempo y me pregunten por Liga Esperancina de Fútbol diré que me enseñó muchísimo para mi carrera profesional de entrenador, acá la parte humana superó la deportiva y eso es lo más lindo que hay”, explicó Horacio Hümöller, DT del “Santo”, que suma seis títulos a nivel local.
Con la rojinegra en la sangre
El nombre de Juan Calza sólo queda para los alumnos de la Escuela de Agricultura, Ganadería y Granja, porque para el resto es simplemente “Cacho”, el mismo que como jugador alguna vez tuvo que decir basta por culpa de sus benditas rodillas, aunque rápidamente encontró en la dirección técnica la posibilidad de seguir adelante con su pasión.
Alejado de las canchas por sus tareas como dirigente, después de un descanso regresó al ruedo para hacerlo en el norte, donde alguna vez echó raíces y sueña con una apasionada vuelta olímpica. “Me había alejado de la dirección técnica porque durante varios años me desempeñé en diversos cargos como dirigente de la Liga, donde viví momentos muy lindos y buenas experiencias, pero esa tarea no es sencilla, resulta cansadora, por eso dije basta y luego de un descanso dentro del ambiente volví como entrenador.
En varias ocasiones desde Juventud me habían llamado para hacerme cargo del plantel de Primera y por una cosa u otra no se podía, por eso este presente me pone muy feliz, volví a mi esencia, un campo de juego, el vestuario y largas charlas con mis jugadores donde se mezcla la táctica con cuestiones de la vida.
Sinceramente jamás imaginé llegar a esta instancia, como equipo comenzamos el año más luchando que jugando, hasta que pudimos ensamblarnos y cambiamos. Fue algo lógico que se dio a medida que crecimos, entendiendo lo que uno pedía desde afuera y a medida que cada jugador ganó confianza. Nos hicimos fuertes en defensa y fuimos inteligentes a la hora de suplir las bajas, tema que se sufre en un plantel corto como este.
Nunca pensamos más allá del partido del próximo domingo y fuimos midiéndonos al sortear cada compromiso, eso nos permitió entender que estábamos a la altura de cualquiera.
Llegamos a una instancia donde no hay secretos porque los cuatro equipos semifinalistas son muy parejos y un gol en tu propio arco o en el del rival llega por un mínimo error.
San Lorenzo es un equipo muy rápido que está sólido en cada una de sus líneas y con mucha proyección. Nosotros tenemos varios chicos golpeados que salen a la cancha dejando el corazón en cada jugada, lo que los hace aún más grandes.
Cuando se comenzó a hablar de la posibilidad del cruce de equipos de Esperanza en todo el ambiente se comentó y nosotros nos pusimos contentos. Personalmente me siento feliz porque después de mucho tiempo dos clubes de la ciudad están jugando una semifinal y después de casi dos décadas un equipo de acá estará en la gran final. Esto nos sirve a todos porque la gente vuelve a las canchas y debemos disfrutar este momento por encima de cualquier resultado.
Cuando definimos nuestra llave con Unión Progresista me emocioné porque no podía creer la entrega de los jugadores, supieron hacerse grandes pese a la salida de chicos por lesión y de otros que no daban más. A pesar de todo metieron y no bajaron los brazos. Eso es lo que me llena de orgullo.
Estoy dirigiendo tipos que sudan sangre en cada partido y lo hacen literalmente por el choripán y la coca, ahí entiendo el significado de la frase jugar por la camiseta.
Seguramente por lo hecho en el año San Lorenzo merece estar en la final, pero también nosotros por cada paso que dimos hicimos los méritos para jugarla, pero como el fútbol sólo permite que haya un ganador si nos toca hacerlo celebraremos y saldremos a jugar por el título de la mejor manera posible; en cambio si perdemos quedará la tranquilidad de haber dejado todo. Fuimos merecedores del premio por llegar hasta acá, ahora no vamos a ser más fenómenos o menos por el resultado de un partido, lo que viene es de regalo y como tal hay que disfrutarlo.
Hacía diez años que no volvía a Juventud como entrenador y este regreso es especial, disfruto todo lo que hago, cada paso, cada minuto.
Es un orgullo ser el DT de la Asociación Deportiva Juventud con todo lo que eso significa en mi vida y encima Dios me permitió que lo haga junto a mis hijos, que integran el plantel.
Siempre tuve buena relación con ellos, pero compartir un vestuario y un campo de juego nos unió y fortaleció aún más la relación.
Fue un lindo desafío porque si bien desde hace tiempo ellos son referentes, dentro del equipo debíamos marcar límites y pautas de trabajo porque en el club ya no soy su papá sino el DT, como experiencia fue muy buena.
El domingo comenzaremos a escribir una nueva historia para el fútbol local y más allá del resultado lo importante es que Esperanza después de tanto tiempo otra vez jugará una final”, comentó “Cacho” Calza, entrenador de la “Juve” que suma 13 títulos locales siendo el más ganador en 82 años de historia de Liga Esperancina de Fútbol.
Fuente Edición Uno