Especialistas del INTA Rafaela, Santa Fe, brindan pautas sanitarias y estrategias de manejo para amortiguar el impacto del exceso hídrico en la región. Las intensas precipitaciones registradas durante los últimos meses afectaron a los campos, en especial, aquellos ubicados en el noreste argentino. En este contexto, los especialistas del INTA Rafaela –Santa Fe– adelantan las pautas sanitarias y técnicas de manejo para zonas anegadas por el exceso hídrico que compartirán con los productores afectados el próximo viernes 27 de marzo en la Sociedad Rural de Rafaela.
En cuanto al manejo de la cosecha, Juan Marcos Giordano –técnico del INTA Rafaela– destacó la necesidad de identificar las áreas problemáticas por parte del productor y en caso de tener que cosechar con los suelos saturados de agua, Giordano recomendó utilizar maquinaria adaptada, para hacer un tránsito controlado de la misma.
Para ello, sugirió aumentar la flotabilidad y transitabilidad de las cosechadoras, utilizar equipamiento de doble tracción hidrostática o mecánica sin superar el 50 por ciento de llenado de la tolva durante la cosecha y aumentar el ancho de pisada del tren delantero y trasero de las máquinas de tracción simple.
Además, destacó la necesidad de usar neumáticos tipo Terra Tyre, con banda ancha y de baja presión de inflado o radiales de alta flotabilidad con tacos a 45° o rodados duales o, eventualmente y en lo posible, orugas con banda de caucho.
Por su parte, Eloy Salado –especialista en producción animal del INTA Rafaela– se refirió a la alimentación de los animales y, a fin de optimizar los recursos, recomendó realizar una división de rodeos para lo que sugirió secar las vacas preñadas de lactancia avanzada que produzcan menos y armar dos lotes: de punta y de cola. En el primero, se ubicarán las vacas con mayor producción donde se ubican las de lactancia temprana y vacías; y en el segundo, se ubicarán el resto de los animales.
“El resto de las categorías, podrán ser alimentadas con dietas de mantenimiento en base al suministro de rollos de residuos de cosecha complementados con algo de pastura de potreros degradados –8 a 10 kg de materia seca por vaca por día de forraje fibroso–. Adicionalmente, se deberá suplementar con pequeñas cantidades –0,5 a 1,0 kg de algún concentrado.
“Hasta que mejoren las condiciones –advirtió Salado– continuar con una estrategia de manejo en un potrero extra ubicado en un sector elevado del campo en el que se realizarán franjas de pastoreo amplias y rotativas para evitar el deterioro del suelo y la concentración de animales”, a fin de disminuir al máximo los perjuicios del animal como la baja en la producción, pérdidas de condición corporal, problemas de patas y ubre.
Asimismo, subrayó la necesidad de mantener limpias las cunetas y debajo de las medias sombras para evitar la acumulación de agua, orina y materia fecal de los animales y permitir el normal escurrimiento hacia las pendientes naturales del campo.
“Los animales, en la medida de lo posible, deberán permanecer la mayor cantidad del tiempo en las parcelas de pastoreo para disminuir la concentración de bosta en los corrales y callejones”, indicó Salado.
En este sentido, ponderó la importancia de realizar un abovedado de los callejones existentes con una pendiente lateral o una doble pendiente de 5-8% (10-12 cm de diferencia de nivel) hacia una cuneta o hacia cada cuneta lateral. Además, después de cada lluvia sugirió “usar rabasto”.
Y, por sobre todas las cosas, no realizar rellenos con elementos abrasivos –escombros o ripio– que lastimen las pezuñas y reemplazarlos por tierra colorada seca o mezclada con cal. “Si bien son un paliativo en la coyuntura, resultan perjudiciales a lo largo del tiempo”, explicó el especialista de Rafaela.
Asimismo, Salado sugirió “privilegiar el uso y racionar el pasto para el lote de vacas de punta y medir bien la pastura que se dará diariamente”. Además, agregó que se deberá moler los rollos o desmenuzarlos para minimizar los desperdicios y en cuanto a los granos, suministrarlos bien molidos por mitades en cada turno de ordeño para maximizar su aprovechamiento.
En cuanto a las fuentes de proteína adicional, Salado destacó las combinaciones de expellers de oleaginosas –soja, girasol, algodón o maní– con subproductos –sojilla, semilla de algodón, gluten meal, hez de malta–, o incluso, poroto de soja. Para el caso del “poroto de soja y la sojilla se los debe suministrar molidos sin cocción previa”.
Además, es importante suministrar núcleos vitamínicos y minerales que contengan calcio, fósforo, magnesio y vitaminas A, D, E y K. “Esta suplementación es esencial ante la ausencia o limitaciones de pasto fresco de buena calidad, sobre todo para las vacas de punta”, explicó Salado.
Fuente INTA Informa