Estas tecnologías generan información tan infinita como el espacio que habitan, por lo que resultan imprescindibles para el desarrollo rural de nuestros tiempos. Novedades y desafíos para un sector en auge.
Un satélite con instrumentación apropiada puede ser una de las herramientas científicas más poderosas del siglo XX. Así lo aseguraba un informe del Proyecto RAND de Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos en mayo de 1946. Después de 70 años de innovaciones, estas máquinas espaciales revolucionaron el mundo de las comunicaciones y generan información vital para la vida cotidiana. Los satélites y su relación con la innovación agropecuaria es tema de tapa de la Revista RIA de Abril.
Pero nada de esto sería posible sin la luz. Es así que la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el año 2015 como Año Internacional de la Luz y de las Tecnologías basadas en la Luz. En este sentido, reconoce su importancia en la vida de los ciudadanos del mundo, en el desarrollo de la sociedad y en los retos a los que se enfrenta la Humanidad.
En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) destaca el proceso de transformación que vive la agricultura del siglo XXI en el que el acceso a la información y a las modernas tecnologías de la comunicación resulta una necesidad para los agricultores de todo el mundo, en especial para los de los países en desarrollo.
Involucrado en este contexto mundial, el INTA trabaja en numerosos desarrollos que lo instalan como desarrollador y facilitador para que las poblaciones rurales accedan a distintos servicios de información y comunicación que mejoren su calidad de vida.
Así es que, hoy, resulta posible que un productor visualice desde su celular o tablet lo que sucede en su campo, comande equipos a distancia y acceda a mapas de rindes, aplicación y siembra en tiempo real. O bien acceda a fotografías aéreas y satelitales, mapeos de suelos y sensores de índice verde.
Estos instrumentos colaboran con la toma de decisiones y facilitan las prácticas agrotécnicas. Así lo aseguró Ricardo Bartosik –coordinador nacional del Proyecto de Eficiencia de Poscosecha (Precop)–, quien agregó: “Entendemos el avance de la tecnología y el espacio de nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (NTIC). Hay una gran porción de la sociedad que las usa y demanda conocimientos”.
En esta línea, la FAO advierte sobre las consecuencias de no contar con infraestructura adecuada de acceso: “Esto puede hacer la diferencia para un país o localidad, en cuanto a las oportunidades de desarrollo generadas a partir de las TIC”.
Dime dónde estás y te diré qué hacer
Se necesitan como mínimo 4 satélites para determinar un posicionamiento preciso y absoluto en cualquier punto del globo terrestre. Es que el GPS es un sistema de radionavegación constituido por una red de 24 satélites que, mediante la triangulación, determina una localización, velocidad y altura, las 24 horas del día, bajo cualquier condición atmosférica.
El geoposicionamiento habilitó el desarrollo de novedosas tecnologías en el ámbito agropecuario por parte del INTA que, una vez más, buscan facilitar las tareas y mejorar la calidad de vida de sus usuarios.
Así es como surge SEPA móvil, una aplicación para dispositivos móviles, desarrollada por los técnicos del Instituto de Clima y Agua del INTA, que permite obtener datos sobre el clima, la topografía, los suelos y el estado del cultivo en una determinada campaña de un campo.
Según especificó Carlos Di Bella –director del Instituto de Clima y Agua del INTA e ideólogo de la herramienta junto a Alfredo Campos, investigador del mismo Instituto–, el dispositivo calcula la posición geográfica y obtiene información a través de la red 3G, Wi-Fi, GPS o de una lista predefinida de ubicaciones.
“Entre los datos que pueden consultarse, se destacan la cantidad de precipitaciones registradas en la última semana, mes o semestre, la temperatura, la altura y la pendiente topográfica”, indicó Di Bella quien, además, aseguró que “toda la información utilizada por esta herramienta es de reconocido valor para el ámbito agropecuario”.
Por su parte, los técnicos del INTA Balcarce desarrollaron Airear Granos, una aplicación para celulares y tablets que, mediante el geoposicionamiento, recupera la información del clima sumado al pronóstico de los próximos 10 días y, en función de esos datos, calcula cuál es el mejor momento para prender los ventiladores del silo.
Esta aplicación se logró mediante un trabajo realizado junto con Microsoft. De acuerdo con Alejandro Crisafulli, responsable de Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación del INTA, “Airear granos fue hecha para plataformas Windows Phone Mobile y se puede bajar de manera gratuita desde el mercado de aplicaciones de Windows”.
Por último, existe Silvo INTA. Otra aplicación para dispositivos móviles que permite registrar datos forestales y consultar los resultados acumulados en forma inmediata desde el lugar del relevamiento.
“Esta App, surgió para resolver la necesidad de aplicación de criterios de corta, asistir a la toma de decisiones sobre qué árboles cortar y mejorar el control que se tiene sobre este tratamiento”, explicó el responsable del proyecto, Marcelo Navall –técnico del INTA Santiago del Estero–.
La herramienta funciona como una base de datos que, además de registrar información, permite realizar cálculos útiles para controlar la intensidad de corta y mostrar al instante los resultados para orientar futuras decisiones. “Hasta hoy, no existían herramientas de este tipo para facilitar y hacer más precisa la tarea de cortas sustentables en bosques irregulares”, dijo el investigador.
Argentina, entre los más tecnificados
Por cantidad de hectáreas y el alto nivel de tecnología aplicada, la Argentina es el segundo país del mundo con mayor adopción en agricultura de precisión. Así, la guía satelital –comprendida en la sumatoria de los banderilleros satelitales y los pilotos automáticos–, los controladores de siembra y el monitoreo de rendimiento en cosechadoras están entre las preferidas por los productores a escala nacional.
“Estamos en niveles muy altos de adopción de tecnología de precisión, apenas detrás de los Estados Unidos”, señaló Andrés Méndez, técnico del INTA Manfredi.
Esta tendencia ya cumplió una década y consolidó un mercado: el de equipos de agricultura de precisión, que sigue creciendo “a paso firme” en la Argentina. Para Méndez, “su correcto uso y el manejo de insumos y cultivos, permite que los productores sean precisos y eficientes”.
En esta línea, destacó el rol del INTA: “Se trata de un organismo líder en la agricultura de precisión que, mediante la extensión, le acerca al productor los resultados de las investigaciones, las tecnologías desarrolladas, las formas de utilizarlas y sus beneficios”.
Trazabilidad de los procesos: el paso más preciso
La generación y el uso de prácticas de AP y la disponibilidad de información georeferenciada, impulsan y facilitan, además, un aspecto que cobra importancia en el comercio internacional: la trazabilidad de los procesos y productos agropecuarios, mediante la gestión de precisión.
“No es lo mismo tener un producto diferenciado desde origen, con certificación en un proceso trazado y con control de calidad y gestión que producir commodities”, advirtió Mario Bragachini, coordinador del Proyecto Agricultura de Precisión y Máquinas Precisas del INTA.
En este contexto, la empresa santafesina Agrotorresi desarrolló el primer producto alimenticio –un paquete de harina de trigo– que cuenta con toda la información referida a su producción almacenada en un código QR disponible en los productos. Así, mediante la implementación de herramientas de agricultura de precisión y el apoyo del INTA, se agrega valor para acceder a nuevos mercados.
Así es que, para la producción de estos paquetes de harina de trigo diferenciados, en Agrotorresi utilizan el geoposicionamiento, los banderilleros satelitales y pilotos automáticos en sus cuatro cosechadoras que, además, cuentan con GPS y permiten elaborar un mapa de rendimiento.
Drones, pequeños grandes socios
La necesidad de contar con datos confiables y en tiempo real hace que la agricultura de precisión avance en el desarrollo de herramientas que ayuden a optimizar y a hacer más eficiente la producción. Ahora, la innovación llegó a los equipos voladores no tripulados, conocidos como drones.
Se trata de equipos voladores no tripulados que permiten realizar en tiempo real el seguimiento y desarrollo de los cultivos, y hasta monitorear el desplazamiento del ganado.
Según el equipamiento, “estos equipos pueden detectar malezas sobre rastrojos, estimar rindes, daños por heladas y pérdidas por granizo, realizar un seguimiento del cultivo a partir de imágenes multiespectrales, detectar enfermedades, insectos, malezas en el cultivo y hasta el desplazamiento del ganado”, señaló Méndez.
Por otro lado, la integración de dispositivos de geoposicionamiento global –GPS– permitió direccionarlos bajo un recorrido preestablecido y no depender de la pericia del piloto que lo maneja desde tierra con un control remoto.
“Existen drones equipados con GPS que pueden salir desde una base, realizar el vuelo con un día y hora prefijado, y una vez terminada la tarea pueden volver a la base para cargar la batería y quedar listos para el próximo vuelo”, indicó el técnico del INTA Manfredi, quien además explicó que “algunos pueden estar sincronizados con los datos de alguna estación meteorológica que habilite el vuelo en tiempo real según las condiciones del clima”.
El clima, monitoreado por satélite
En la estación meteorológica de Castelar –Buenos Aires–, el INTA instaló un módulo satelital desarrollado en la Universidad Nacional de La Plata para la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae). El módulo ya está en pleno funcionamiento y la Estación se encuentra transmitiendo información en resumen diario de todas las variables meteorológicas.
“En el INTA seguimos trabajando para asegurar el acceso a la información meteorológica”, aseguró Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del instituto, para quien “la información climática instantánea es vital para la toma de decisiones por los productores agropecuarios”.
Este módulo se suma a otras herramientas con la que cuenta el Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar como la red de radares, configurada desde hace varios años por el organismo para generar información meteorológica online, cuyo análisis y seguimiento es usado por los productores para el desarrollo de las campañas agrícolas.
Ubicados en el INTA Pergamino –Buenos Aires–, en el de Anguil –La Pampa– y el de Paraná –Entre Ríos–, cada radar tiene un radio de alcance de 240 km alrededor de la antena que, configurados se diseño una red que cubre 46 millones de hectáreas de la región Pampeana, cuyo centro de control y procesamiento se encuentra en el INTA Castelar.
Asimismo, el organismo amplió la red de estaciones agrometeorológicas terrestres mediante el fortalecimiento de la red de observatorios convencionales, se construyeron 150 estaciones automáticas de diseño propio en convenio con la UTN y se adquirieron estaciones comerciales, para disponer de un sistema federal de datos.
Fuente INTA Informa