Lo aseguró la FAO quien, además, ponderó el potencial mundial de América Latina y el Caribe para las próximas décadas, al generar más alimentos que los demandados por su población. El aporte internacional del INTA.
A un año de la fecha establecida para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio –fijado por los países miembro de las Naciones Unidas–, América Latina y el Caribe logró reducir a la mitad la prevalencia del hambre. Así lo aseguró la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su informe anual.
José Graziano da Silva –director general de la FAO–, destacó que la región priorizó la lucha contra el hambre, lo que les permitió ser la “única región del mundo que logró reducir a menos de la mitad su proporción de personas subalimentadas desde 1990”.
“El hambre es un problema complejo y no existe una receta universal para erradicarlo”, aseguró da Silva quien, además, subrayó el compromiso político de los gobiernos y las sociedades que permitieron reforzar los sistemas de protección social y fortalecer los marcos legales.
De acuerdo con el trabajo Panorama 2014 de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe, la región tiene potencial exportador mundial para las próximas décadas por “generar más alimentos que los necesarios para alimentar a su población, además del nivel de producción y la variedad de los bienes agroalimentarios”.
En este sentido, Brasil y Argentina lideran la producción y exportación de productos agroalimentarios de Latinoamérica y el Caribe, al tiempo que presentan los mayores saldos comerciales –diferencia entre exportaciones e importaciones– en la materia, con valores de USD 39 mil millones para el primer país y de USD 72 mil millones para el segundo.
Asimismo, ambos países se ubican entre los que tienen mayor distancia entre la disponibilidad calórica y los requerimientos mínimos, al superarlos en un 70%. Esto significa que existen mayores posibilidades de mantener dietas más equilibradas desde el punto de vista nutricional.
La agricultura familiar, prioridad en la agenda pública
La agricultura familiar es responsable del 81,3% de las explotaciones agrícolas de Latinoamérica y el Caribe y presenta grandes desafíos que hacen del sector un objetivo prioritario de política pública.
Así lo entendió la FAO en su informe al ponderar su rol y detallar sus necesidades: “Gran parte de los agricultores familiares cuentan con recursos productivos limitados y se encuentran en una situación socioeconómica vulnerable, lo que se traduce en que aun cuando este tipo de explotaciones son mayoritarias en la región, sólo concentran el 23% de la superficie agrícola y su aporte al PIB agrícola en general no supera el 50% en los países de la región”.
En este contexto, en el Congreso Diálogo Global sobre Agricultura Familiar (GDFF, por sus siglas en inglés), realizado en la sede de la FAO en Roma en octubre de 2014, el ministro de Agricultura de la Nación –Carlos Casamiquela– y Francisco Anglesio –presidente del INTA– anticiparon sobre el rol de la agricultura familiar y los procesos de transformación llevados adelante desde 2003, en nuestro país.
La Argentina hoy, de la mano de sus productores familiares, produce el 20% del producto bruto agropecuario, y son ellos el 65% de la mano de obra que genera el campo argentino. Se trata de un sector priorizado en la política institucional del INTA.
Los cultivos hoy y sus brechas de rendimiento
La FAO aseguró, en su informe, que el trigo percibió un aumento de la superficie plantada, principalmente en la Argentina y Brasil, lo que responde a una fuerte demanda regional y a mayores precios. En consecuencia, se espera que una producción de 11,5 en Argentina y 7,8 millones de toneladas en Brasil –un 25% y 36% mayor a la temporada anterior–.
Por su parte, la producción de maíz divisará una reducción tanto en Brasil como en la Argentina debido a un descenso de la superficie plantada y a factores climáticos en el inicio de la temporada. De todos modos, se espera una producción de maíz de 76 millones de toneladas para Brasil y de 27 M de tn para la Argentina –aún por sobre el promedio de los últimos cinco años–.
Por su parte, un trabajo de cooperación internacional del que participaron el INTA y el Conicet, establece que el trigo, el maíz y la soja podrían rendir entre un 32 y un 41 % más.
Es decir, que “en la Argentina, el rendimiento potencial en secano es de 39 quintales por hectárea (qq/ha) para la soja, 52 para el trigo y 116 para el maíz, mientras que el rendimiento promedio obtenido por los productores es de 26, 30 y 68 qq/ha, respectivamente”.
En este sentido, las diferencias resultan en brechas de 13 qq/ha para la soja, 22 para el trigo y 48 para el maíz. Y, medidas como porcentaje del rendimiento potencial, las brechas son mayores en trigo y maíz –con un 41 %– que en soja –con un 32 %–.
Este trabajo es parte de un proyecto internacional para crear un Atlas Mundial de Brechas de Rendimiento del que también participaron las Universidades de Buenos Aires y de San Luis –Argentina–, la de Nebraska –Estados Unidos– y la de Wageningen –Países Bajos–.
Fuente INTA Informa