La situación de tamberos ilustra lo que pasa en esta zona con los tambos. Los que siguen funcionando lo hacen a costa de endeudarse cada vez más. Desde 2007, en el departamento Las Colonias, el segundo en materia en producción lechera en Santa Fe, cerraron 151 tambos. Casi 800 familias se desvincularon de la actividad. Compartimos una nota realizada por Diario La Nación.
Los hermanos Jorge y René Neder se criaron debajo de las vacas del tambo. Lo recordó René, parado en la fosa, el lugar por donde se mueve el encargado de las tareas del ordeñe. “A los seis años ya ayudábamos arrimando las vacas”, dijo.
Después de varias décadas de trabajar en el establecimiento que abrió su abuelo, hace tres meses evaluaron cerrarlo. Tiene 110 vacas en ordeñe que producen 2200 litros diarios, una explotación chica. “Esto no va más; vendamos”, propuso René, de 55 años. “No quiero”, contestó Jorge, de 56. Se opuso porque quiere ver si con el próximo gobierno cambian las políticas para la producción. La actividad enfrenta una pérdida de rentabilidad con precios que no cubren los costos, además del desánimo generado por el Gobierno en los últimos años.
“Estamos esperando ver quién entra”, dijo Jorge. Es una espera que pende de un hilo: tienen una deuda que ya equivale a tres meses de producción y amenaza crecer aun más de aquí a que llegue el próximo gobierno. Hoy son unos $ 600.000.
“¿Llegan a diciembre?”, preguntó LA NACION. “No sé”, respondió Jorge.
Su situación ilustra lo que pasa en esta zona con los tambos. Los que siguen funcionando lo hacen a costa de endeudarse cada vez más. Desde 2007, en el departamento Las Colonias -Esperanza es cabecera-, el segundo en materia en producción lechera en Santa Fe, cerraron 151 tambos. Había 1145, ahora quedan 994. Casi 800 familias se desvincularon de la actividad.
En Esperanza, donde se asentó en 1856 la primera colonia agrícola organizada del país, con familias de suizos-franceses y suizos-alemanes que recibieron 33 hectáreas cada una, el paisaje está poblado de campos donde ya no viven familias y se cerraron tambos.
“Desde hace un año nos endeudamos para poder seguir produciendo”, relató Jorge. Toman deuda para la alimentación de los animales -perdieron pasturas con las últimas inundaciones-, sostener la estructura del establecimiento y pagar el empleado del tambo, que se lleva 12% de los ingresos de la producción.
De nuevas inversiones no hablan. Hace tres años no invierten en maquinaria, la última vez que ampliaron la cantidad de puestos para el ordeñe fue hace cinco años y la camioneta que usan es una Ford vieja de 1998.
Como la necesidad financiera apremia, la semana pasada comercializaron unas vacas y vendieron el cheque en un banco para hacerse lo más rápido posible del efectivo. “Nunca habíamos vendido un cheque”, expresó René.
Llegar a fin de mes
Guillermo Eberhardt maneja un tambo con 240 vacas en ordeñe, 60 de ellas alquiladas a un tercero. Además, arrienda 200 hectáreas que demanda un gasto de unos $ 52.000 por mes. Tiene dos meses de producción como deuda, “porque no hay renta”, dijo, y teme que se amplíe. “Hoy no llego al mes a cubrir los costos. Antes aguantaba hasta el día del cobro de la leche, pero ahora negocio 10 a 15 días antes la venta del cheque”, indicó.
El otro temor de los tamberos que corre como frío por la espalda es una nueva baja de los precios por parte de las industrias. “Si pasa eso, nos matan”, afirmó el productor.
“Tenemos que juntarnos si eso pasa”, advirtió Ricardo Perrig, vicepresidente de la Sociedad Rural de Las Colonias.
Ni la soja los ayuda. En los últimos años, muchos tamberos achicaron la superficie de su actividad y comenzaron a sembrar la oleaginosa. Con ella sostenían el tambo, pero su precio se derrumbó. “La agricultura fue como un subsidio, pero ahora no da y estamos mal porque hace ocho meses no aumenta la leche”, explicó Mauricio Minetti, productor.
No se ven tambos nuevos. Poner uno demanda una inversión enorme. Según cálculos de José Alonso, presidente de la Sociedad Rural de Las Colonias, para 100 hectáreas requiere entre 700.000 y 900.000 dólares. Paradójicamente, esa plata necesita una escala que “tiende a desaparecer”.
Los que siguen lo hacen endeudándose más y con la expectativa de un cambio de políticas. Su meta es diciembre. Otra vez la pregunta. ¿Llegan? “Van a llegar en la medida que no les corten el crédito”, alertó Gustavo Vionnet, coordinador de lechería de la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (Carsfe).
CRA denuncia bajas de precios
Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) denunció ayer que las industrias lácteas decidieron reducir en junio “drásticamente” el precio a los tamberos. Según un relevamiento realizado por la entidad en las cuencas lecheras del oeste de Buenos Aires, Villa María, Canals, San Francisco (Córdoba) y Rafaela y Esperanza (Santa Fe), las bajas superan el 3%.
Fuente La Nación / Fernando Bertello.