La imagen es elocuente para entender la coyuntura que atraviesa el sector agropecuario. Sobre el asfalto de la ruta nacional 168 -en Paraná- los productores entrerrianos que se aprestan a protestar en el ingreso a túnel subfluvial desparraman bolsas de soja en el suelo. La indignación evoca el 2008, cuando los chacareros se alzaron contra el proyecto oficial de imponer retenciones móviles a los granos. Sin embargo, aquella vez nadie derramó su producción.
La diferencia entre ambos momentos es sustancial. Siete años atrás las cotizaciones de las commodities volaban en el mercado internacional, aún no existían las trabas al comercio como los permisos de exportación (ROE’s, que presionan aún más los precios internos de las materias primas) y la inflación recién carreteaba, antes de despegar por encima del 20% anual. Hoy, la depreciación de los granos y el incremento de los costos erradicó la rentabilidad en la producción incluso para la soja, el producto mimado que casi no ha tenido trabas.
Que el único resguardo que le quedaba a la agricultura ya no sea negocio explica la situación que atraviesan otras producciones. Por eso en las últimas semanas proliferaron las protestas en varias regiones del país. Primero fueron los productores de fruta del sur; le siguieron los agricultores de la pampa húmeda; y luego los tamberos volvieron a plantarse frente a las industrias.
Fin del negocio
El martes 1 de julio, en la capital entrerriana el reclamo era preciso: “queremos volver a tener rentabilidad y para eso necesitamos que nuestros productos tengan precio; no queremos créditos porque eso es fundirnos más rápido”, bramaban los productores. El volante que repartían a los automovilistas pedía un “plan de salvataje” y explicaba que para comprar un par de zapatillas un triguero debe vender (si encuentra comprador) una tonelada de grano; un tambero, casi 300 litros de leche; un arrocero, 470kg de arroz cáscara; y un citricultor, 2 toneladas de mandarina.
El Movimiento CREA publicó a comienzos de mayo un trabajo técnico que destaca el deterioro del negocio agrícola, incluso a pesar de los buenos rendimiento de esta campaña.
Comparándola con la anterior, remarca el incremento de los rindes de indiferencia para cubrir los costos en soja y maíz, tanto en zona núcleo como en el NOA. Con una baja en el precio de venta del 23% en soja y 20% en maíz, la suba de los costos obliga un incremento en los volúmenes mínimos a cosechar para no perder sobre campo alquilado de 19% en zona núcleo para la soja (38qq contra 32 del año pasado) y de 34% para maíz (124qq versus 92qq en 2014). “Los altos rendimientos de ambos cultivos no alcanzan a compensar el aumento de costos, la baja de los precios y el efecto de las variables macroeconómicas”, concluye el estudio, que advierte: “el cierre de campaña enciende luces de alarma respecto de los resultados agrícolas y, por ende, de la competitividad de las empresas para este ejercicio y comienzo del ciclo 2015/16”.
En Las Colonias, según un resumen de la Sociedad Rural departamental, los rindes de indiferencia son preocupantes para el trigo, que sobre campo propio asciende a 38.7qq y bajo alquiler a 52.3qq. Los márgenes brutos por hectárea en ambos casos son negativos: se pierden u$s100/ha o u$s207, respectivamente, con un rinde de 24.5qq “antes del impuesto a las ganancias”. Sin incluir la soja de primera en el análisis, sólo la soja de segunda tienen un margen positivo (u$s4/hs) bajo arrendamiento, mientras el maíz de primera pierde u$s196, el de segunda-tercera u$s116; u$s97 la colza y u$s69 el girasol alto oleico. Para el presidente de la entidad, José Alonso, se trata de una “gran catástrofe agrícola”.
Impacto en la salud
En el norte de la provincia la gravedad de la situación es tal que impacta en la calidad de vida de los productores. “En los últimos años es muy mala, con gente muy mal anímicamente con muchos problemas de salud, se está viviendo muy mal”, resumió el coordinador regional de los grupos CREA en el centro norte santafesino, Edgardo Dutto, al programa “La Red Rural” de Radio La Red.
El técnico indicó que en la región se acumularon “tres o cuatro años de magras cosechas, con productores endeudados”, por lo que la última campaña fue como “la estocada final”. Recordó que en la anterior “se habían dejado muchísima cantidad de campos y este año se volverán a dejar”, en relación a los campos alquilados. Y, si bien los rendimientos esta vez estuvieron levemente arriba de los promedios, los costos se ubicaron “10qq por arriba, o sea que la pérdida general que hay en el campo en el norte de la provincia de Santa Fe es muy grande, con muchos sistemas en quiebra; se escucha la palabra concurso muy seguido, productores grandes que no pueden terminar de pagar sus deudas y con un nivel de endeudamiento muy grande”.
Todo, con el agravante de que la actividad ganadera sigue con los mismos precios de venta del año pasado pero con aumento de costos, por lo que la rentabilidad se achicó considerablemente. “Los establecimientos mixtos están un poco mejor porque se han endeudado menos, pero el negocio agropecuario en general es de rentabilidad neutra (mixtos) o negativa para la agricultura”.
Sin crédito
Sin precio y con alto endeudamiento, el cóctel letal se corona con la inexistencia de crédito para el sector. La “falta de financiamiento es total”, aseguró Dutto, quien afirmó que “no se compra ningún insumo porque -los productores- no saben qué sembrar”, ya que los números -aún en campo propio- son negativos para trigo, girasol, maíz y hasta para la soja. La situación, dijo, “es mucho más difícil que la sequía de 2008/09 y que la crisis de 2001; no vemos un futuro cercano para nada bueno”. Y agregó: “la gente todavía está shokeada por lo que le está pasando y entonces no tomó real dimensión del problema que se viene para adelante”.
Con casi toda la producción agropecuaria provincial en emergencia o desastre (ver El Dato), las entidades bancarias no ven el negocio de prestarle al sector. Quedó demostrado con la reciente convocatoria del gobierno provincial para ofrecer préstamos con tasa subsidiada a productores afectados, que no sedujo a ningún banco. “No se ha presentado ninguna oferta por parte de entidades financieras invitadas a participar del proceso de selección”, informó el Ministerio de la Producción el 19 de junio. Se trataba de un llamado a entidades bancarias y/o fideicomisos financieros, para participar de un proceso de selección para asignar cupos de crédito con subsidio del 5% de la tasa de interés a cargo del Gobierno de Santa Fe, por un monto total de 100 millones de pesos.
A título personal, el Secretario del Sistema Hídrico, Forestal y Minero, Roberto Tión, reflexionó: “hoy la actividad productiva es de riesgo y entiendo que hoy no seduzca a los bancos a prestar”. También reveló que llegan a la cartera muchos reclamos de productores que tienen “muchísimos problemas” para refinanciar deuda con el Banco Nación. “Se presentan en el banco y el gerente los rechaza automáticamente; interpretan que hoy una persona que presente una planilla de emergencia está diciendo, casi como una declaración jurada, que va a tener problemas serios de rentabilidad”.
El funcionario anticipó que el gobierno insistirá con la convocatoria para implementar créditos a productores en emergencia o desastre. Sería en la segunda quincena de julio cuando volverían a llamar a licitación para créditos tasa subsidiada. Mientras tanto sigue abierta una línea de créditos del CFI (Consejo Federal de Inversiones) para este sector por un monto máximo de $70.000, a cuatro años de plazo con uno de gracia, tasa cero y pago según tipo de producción para quienes tengan su certificado.
Año electoral: “hacer lo menos posible, lo mejor posible”
Edgardo Dutto reveló las expectativas de los productores CREA ante el cambio de gobierno nacional. Veinte días atrás los grupos de la región se encontraron para analizar los posibles escenarios post elecciones. “Después del 10 de diciembre nadie espera ningún cambio profundo en el sector agropecuario”, indicó. “El posicionamiento es hacer lo menos posible, los mejor posible; por lo tanto hay mucho campo marginal que directamente se dejan de arrendar y en los campos propios la idea es trabajar con un solo cultivo, que es soja, porque es el que tiene mayor expectativa de cosecharse a 6 meses del próximo gobierno; y posiblemente estén delineadas algunas cosas distintas”. En cambio, el trigo o girasol se trillarán prácticamente con el gobierno actual, que se supone no hará ningún cambio. En ganadería, si bien el maíz está muy barato, la idea es “disminuir al mínimo la inversión”.
El dato: Desastre y emergencia
Al cierre de esta edición, técnicos de la Subdirección General de Ordenamiento Territorial y Emergencia Agropecuaria del Ministerio de la Producción se encontraban próximos a finalizar el proceso de certificación de las solicitudes de emergencia presentadas en el marco de cuatro decretos provinciales: 0246/15, 0714/15, 1019/15 y 1509/15.
Al 29 de junio, la cantidad de hectáreas afectadas en 14 departamentos ascendía a 505.866. El distrito más perjudicado era Vera con un 21.8 %, seguido por San Cristóbal con un 19.4 %, Castellanos con un 16.2 %, 9 de Julio con un 13.4 % y Gral. Obligado con un 12.3 % del total.
Hasta el momento, se habían expedido 739 certificados de Emergencia y 736 de Desastre.
Roberto Tión, estimó que las certificaciones llegarían a totalizar unas 2.200, lo que consideró un hecho inédito en su gestión. “Nunca habíamos superado las 1.100/200”, afirmó.
Fuente El Litoral