Desde la Unidad Integrada del INTA en Balcarce, Buenos Aires, los técnicos dan recomendaciones de manejo para minimizar las pérdidas de terneros y garantizar la productividad del rodeo.

Los valores extremos históricos de precipitación registrados en las últimas semanas en varias localidades de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba ocasionaron anegamientos en muchos establecimientos agropecuarios que complican la época de parición. En este contexto, los técnicos la Unidad Integrada del INTA en Balcarce, Buenos Aires, dan recomendaciones de manejo para minimizar las pérdidas de terneros.

Para Patricia Menchón –docente de la Facultad de Ciencias Agrarias–, ante los anegamientos causados por el exceso hídrico, resulta “fundamental” un manejo especializado del rodeo próximo a parir a fin de minimizar las pérdidas.

Como primera medida, Menchón recomendó “identificar las zonas altas del potrero y priorizarlos para los vientres a punto de parir”. En este sentido, se debe aumentar la frecuencia de recorridas para identificar vientres próximos a parir y trasladarlos a zonas no inundadas, con especial atención a posibles problemas debido al hacinamiento de los animales.

Una vez resuelto esto, se debe recalcular la cantidad de forraje disponible y disponer de su uso racional.
Además, se debe controlar la condición corporal de los vientres y quincena de parición. “Disponer de esta información es útil y necesaria ante la decisión de aplicar cualquier herramienta de manejo de lactancia”, detalló Menchón.

De acuerdo con Julián Jaeschke, veterinario del INTA Balcarce, se debe priorizar y preservar aquellos vientres que tengan mejores posibilidades de sostener o volver rápidamente a los niveles de producción previos. Para esto, sugirió, en los casos que lo requieran, “adecuar la carga del establecimiento mediante la salida de las categorías menos productivas”.

Asimismo, destacó la importancia de estar al día con el calendario sanitario recomendado por el veterinario: “Tolerar las condiciones ambientales, los traslados y las deficiencias nutricionales predisponen a los vientres a padecer estrés, lo que aumenta la probabilidad de la aparición de enfermedades infecciosas, parasitarias y metabólicas”.

Fuente INTA Informa